En las últimas horas y dado el rápido avance de las fuerzas rusas al interior del territorio ucraniano, la planta de energía nuclear Chernobyl pasó a estar bajo control de Rusia. El lugar donde en 1986 se desató el peor desastre atómico en el mundo y cuya tragedia cumplió 35 años en 2021, está siendo testigo de una nueva ofensiva militar y la comunidad internacional advierte sobre las catastróficas consecuencias que podría desencadenar un bombardeo en la zona estratégica, que almacena un número desconocido de desechos nucleares que podrían generar una emergencia ambiental en Europa.
A tan solo 16 kilómetros de distancia de la frontera de uno de los aliados rusos, Bielorrusia, está ubicada la ciudad abandonada Pripyat, que alberga los restos de la Planta de Energía Nuclear Vladimir Lenin o también conocida como Chernobyl. Siendo una de las vías más rápidas para llegar hasta Kiev, los soldados rusos avanzaron desde el norte y cruzaron la zona inhabitada por la radiación, que desde hace dos meses tenía una guardia adicional enviada por Ucrania.
Para poder transitar por este territorio, los soldados ucranianos hasta ahora debían llevar junto a sus armas una serie de equipos para detectar la exposición a energía nuclear y evitar posibles incidentes. Según el diario escocés The Scotsman, el desastre nuclear desatado al interior de la planta generó que al menos un 5% del reactor radiactivo tomó contacto con el exterior, lo que a largo plazo les costó la vida a entre cuatro mil y 60 mil personas.
Ante el peligro constante de que un desastre natural pueda generar una grieta en la denominada Zona de Exclusión, en los últimos años las autoridades ucranianas instalaron un nuevo refugio de acero para proteger al reactor número 4 con más de 22 mil mezclas de combustible nuclear, pero un posible ataque genera incertidumbre ante los altos niveles de contaminación radiactiva que podrían escapar de Chernobyl para llegar al “aire, suelo y agua” del mundo.
“Las fuerzas de ocupación rusas están tratando de apoderarse de la planta de Chernobyl. Nuestros defensores están dando la vida para que no se repita la tragedia de 1986. Si el depósito fuera destruido por ataques de artillería del adversario, el polvo radiactivo cubriría Ucrania, Bielorrusia y los países de la Unión Europea″, señaló ayer el Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, tras confirmar que algunos combates son en las cercanías a los depósitos de energía nuclear.
No obstante, no es la única preocupación atómica, considerando que el martes, la central térmica de Shchastya, cercana a Lungask, se incendió ante la caída de bombas, lo que dejó a 40 mil personas sin suministro eléctrico. Según el diario The Guardian, Ucrania tiene 15 reactores nucleares en cuatro plantas de energía distribuidas en el país, en el norteste está Khelnitsjy y Rivne, mientras que en el norte está Zaporizhzhia, a solo 240 kilómetros del frente en Donetsk, y a más de 200 kilómetros está la fábrica del sur, que en conjunto proporcionan el 52% de la electricidad a la población.
Armas nucleares rusas
Después del colapso de la Unión Soviética en 1991 tras la Guerra Fría, Ucrania tras independizarse se transformó por un breve lapsus en la tercera potencia nuclear más grande del mundo debido a las alrededor de cinco mil armas atómicas que los rusos dejaron en el territorio ucraniano.
Al interior de subterráneos convertidos en bases militares se registraron misiles de largo alcance con hasta 10 ojivas termonucleares, capaces de superar la explosión de Hiroshima. Sin embargo, tres años después y en un intento por avanzar en la pacificación del mundo, el gobierno ucraniano ordenó la destrucción del armamento atómico y se integró al Tratado sobre la no Proliferación de las Armas Nucleares (TNP). Para 1996, la última arma nuclear rusa había sido repatriada.
Según The New York Times, en ese momento la desnuclearización ucraniana generó discordia ante los reclamos de desprotección en la que quedaría Ucrania, y en respuesta Rusia, Ucrania, Reino Unido y EE.UU. firman el Acuerdo de Budapest sobre las garantías de seguridad prometidas por Occidente, mismo tratado que Putin dejó sin efecto tras la invasión a Crimea en 2014. En la actualidad, Kiev tiene un difícil camino para producir o adquirir materiales para construir una bomba.
Por el contrario, Rusia siguió incrementando su arsenal y es catalogado como el país con mayor poderío nuclear en el mundo. El más reciente recuento del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) y la Arms Control Association calcula en al menos 6.257 las armas atómicas rusas, y Estados Unidos tiene 5.550, por lo que ambos países concentran el 90% del total.
De acuerdo al informe de SIPRI, Moscú y Washington tienen alrededor de 1.500 ojivas nucleares, cada una desplegada en diferentes armas, como misiles de medio alcance o submarinos. Justamente, a inicios de febrero -antes del lanzamiento de la ofensiva rusa contra Ucrania- y dos días antes que el plazo oficial expirara, el 5 de febrero, Estados Unidos y Rusia renovaron por otros cinco años más el Tratado de Armas Nucleares New START, que entre sus lineamientos establece un límite de 1.550 ojivas nucleares y 700 sistemas balísticos de tierra, aéreo y mar.
Actualmente, START es considerado el último acuerdo nuclear vigente entre ambos países, debido a la salida de Washington del Tratado de Eliminación de Misiles de Corto y Medio alcance (INF), en 2019, bajo el mandato de Donald Trump.
A lo largo del territorio ruso habría 20 bases de misiles, incluido un centro de pruebas en Yapustin Yar y la de misiles en Dambarovksy. La OTAN reveló que entre las armas que cuenta Rusia están las terrestres, que incluyen misiles balísticos de corto alcance, misiles de planeo hipersónicos, misiles antibalísticos, misiles antiaéreos, misiles tierra-aire, artillería y minas terrestres, mientras que el Kremlin tenía en desarrollo misiles de energía nuclear y misiles balísticos intercontinentales (ICBM), de este último tipo tienen 527. En armas marítimas aparecen torpedos, cohetes antibarcos, cargas de profundidad, y en las aéreas, armas de gravedad y misiles balísticos aéreos.
“Sabemos que ya ha habido informes de que Ucrania quiere fabricar sus propias armas nucleares. Esto no es un alarde vacío. Ucrania, de hecho, todavía tiene tecnología nuclear soviética y sistemas de lanzamiento para tales armas”, sostuvo el Presidente ruso, Vladimir Putin, a inicios de semana.
Analistas internacionales apuntan a que las vías nucleares representan el arma más drástica en los arsenales de las superpotencias y la decisión de utilizarla va acompañada de una serie de consecuencias graves. Por esto, la posibilidad de que se use armamento atómico en el conflicto Rusia-Ucrania sigue siendo lejano. Según la revista Politico, hasta ahora en el mundo ningún país u organización internacional cuenta con la capacidad de atención médica o de respuesta para resolver este tipo de emergencia.