La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) negó este jueves su responsabilidad en un ataque con un carro bomba contra una unidad militar en el noroeste de Colombia que dejó 36 personas heridas, incluidos dos soldados estadounidenses que asesoran la lucha contra en el narcotráfico.
El ataque ocurrió el martes en las instalaciones de la brigada 30, ubicada en la ciudad de Cúcuta, desde donde se coordinan operaciones militares contra la guerrilla, bandas criminales y el narcotráfico con el apoyo de Estados Unidos, el principal aliado de Colombia en la lucha contra las drogas.
“Ninguna estructura del Ejército de Liberación Nacional tiene que ver con el ataque que se presentó el martes 15 de junio en la brigada 30 en la ciudad de Cúcuta, Norte de Santander”, dijo un comunicado difundido por el grupo rebelde.
Las autoridades militares de Colombia aseguraron que la principal hipótesis apuntaba al ELN como responsable del ataque en Cúcuta, ciudad ubicada en la frontera con Venezuela, pero el fiscal general, Francisco Barbosa, dijo que no se puede descartar a las disidencias de las FARC que rechazaron un acuerdo de paz firmado en 2016.
El pacto permitió la reincorporación a la vida civil de unos 13.000 integrantes del otrora grupo guerrillero que se transformó en un partido político y que tiene 10 escaños en el Congreso. Sin embargo, varios líderes e integrantes de la desmovilizada guerrilla decidieron regresar a la lucha armada.
El ELN, conformado por unos 2.500 combatientes y considerado como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, surgió en 1964 inspirado en la revolución cubana con el apoyo de sacerdotes católicos radicales.
El grupo rebelde, acusado de financiarse del secuestro, la extorsión, el narcotráfico y la minería ilegal, ha fracasado en la búsqueda de un acuerdo de paz para acabar con una confrontación que ha dejado 260.000 muertos, debido a sus posiciones radicales, una cadena de mando difusa y disenso entre sus filas.
En enero de 2019 un carro bomba explotó al interior de la Escuela de Cadetes de la Policía Nacional en Bogotá, en un ataque de la guerrilla del ELN que dejó 22 muertos y que frustró las posibilidades de un diálogo de paz del Gobierno del presidente Iván Duque y ese grupo rebelde.
Algunos de los líderes de esa guerrilla permanecen en Cuba pese a que el gobierno de Bogotá ha pedido en varias ocasiones a La Habana su extradición para que respondan ante la justicia colombiana por múltiples delitos.