Comprometido con el activismo social desde su adolescencia, Guilherme Boulos es miembro de la coordinación nacional del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST). Pero Boulos no es propiamente un sin techo. Su padre es uno de los más renombrados infectólogos de Brasil y él mismo es graduado en Filosofía y tiene un master en Psiquiatría de la Universidad de Sao Paulo. A pesar de eso, demuestra coherencia con la opción de vida que tomó. A los 19 años salió de su casa para vivir en un campamento de los sin techo y actualmente reside con su pareja e hijas en un barrio de la periferia de Sao Paulo.
Hoy, con 36 años, Boulos es el aspirante más joven para las elecciones presidenciales. Candidato de un frente liderado por el izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL), tiene por compañera de fórmula a Sonia Guajajara, líder indígena de la región amazónica. Además, Boulos cuenta con la bendición política de Lula. Cuando el expresidente se atrincheró en la sede del Sindicato de Metalúrgicos antes de entregarse a la policía en abril, el petista arengó a sus fieles: "Guilherme es un compañero de toda confianza. Tienen que tomarlo en serio. Tú tienes futuro, hijo, es solo cuestión de no desistir". En esta entrevista con La Tercera, Boulos se refiere a su candidatura y sus propuestas.
¿Por qué considera que puede ser Presidente de Brasil? ¿Cuáles son sus principales propuestas?
Nuestra candidatura nace a partir de las luchas de resistencia que vienen siendo bloqueadas en los últimos años en Brasil y que decidieron construir colectivamente salidas políticas para la crisis. Entendemos que, más que propuestas de gobierno, debemos ofrecer a la población estrategias de enfrentamiento a los retrocesos y acciones de combate real a la desigualdad. La alianza inédita entre el PSOL, PCB, MTST y otros movimientos sociales para las elecciones tiene como uno de sus objetivos definir un campo político que asuma los intereses de los de abajo y no tenga miedo de enfrentarse a los privilegios. De nada sirve ganar la Presidencia si es para gobernar con los de siempre. Queremos distancia de alianzas con partidos tradicionales de la derecha, grandes responsables de la crisis de legitimidad de la política brasileña. Nuestra alianza será con el pueblo, que debe hacer escuchar su voz por medio de plebiscitos, referendos y consejos populares. A lo largo de los últimos 17 años me dediqué a la lucha por una vivienda digna y percibo que cada vez tenemos más dificultad para sensibilizarnos con las injusticias. Desafortunadamente, la gente se acostumbró a ver a un niño pidiendo limosna en un semáforo y cerrar el vidrio del auto; a clasificar como "invasores" a una familia sin techo ocupando un terreno improductivo y abandonado. La verdad es que necesitamos recuperar la capacidad de indignarnos y construir colectivamente caminos hacia la crisis de destino que vivimos.
¿Qué opina de Jair Bolsonaro?
Sabemos que existe una apuesta por el sentimiento de inseguridad para paralizar y vaciar de sueños a la población. Con el pueblo aterrorizado, el estado represivo y de control actúa con más facilidad e impunidad. Es justamente en ese caldo que Jair Bolsonaro se alza. Él se alimenta del miedo. Hace apología a la violación, defiende la tortura en medio del Congreso, hace discursos racistas y homofóbicos. En realidad, si el Código Penal se tomara en serio, Bolsonaro estaría preso y no sería candidato a Presidente. Por representar posiciones tan retrógradas, él claramente representa una amenaza a la democracia brasileña. Recientemente, después del ataque con cuchillo que sufrió -resultado directo del clima de odio instaurado en el país-, él dijo que el PT podría hacer fraude en las elecciones. Es decir, apuesta a la deslegitimación de los comicios, se ríe de las instituciones y manipula a sus seguidores para querer ganar. Más peligroso aún es el hecho de que representantes de las Fuerzas Armadas estén burlando la Constitución y se pronuncien sobre los rumbos políticos del país. Falta control sobre todo dentro de la candidatura.
Usted es amigo personal de Lula. ¿Cree que él debería haber sido candidato presidencial?
Tanto yo como el PSOL siempre hemos defendido que Lula debería tener su derecho a la candidatura garantizada. La condena en segunda instancia, lo que es contrario a la Constitución y su arresto, en abril, fueron el resultado de un proceso injusto. Ninguna prueba concreta fue presentada, sólo una delación sospechosa. Tenemos divergencias con las posiciones e ideas del PT y de Lula, pero nos unimos en la defensa de la democracia. Lula y Dilma fueron víctimas del fenómeno de la judicialización de la política, cuando la casta más privilegiada de los poderes brasileños, el Judicial, decidió aprovecharse de la desmoralización del sistema político para hacer política. Nadie está por encima de la ley. Ni los jueces de la Lava Jato. Para mí es evidente que la Lava Jato se sedujo por la política, por los focos de los medios y pasó a hacer política partidista dentro de los tribunales.
Usted dijo que si es elegido Presidente va a indultar a Lula. ¿No cree que eso puede ser contraproducente?
El indulto, así como la gracia, son prerrogativas que se atribuyen al Presidente de la República para corregir errores judiciales. Habiendo condenas injustas, en un gobierno mío eso no será mantenido. Por eso, sí daría el indulto a Lula. Ninguna institución es infalible. Yo no creo que el juez es Dios, como algunos creen en Brasil. Creo que las instituciones pueden fallar y deben tener su sistema de corrección.
¿Por quién va a pedirle a sus electores que voten en segunda vuelta?
Hay votantes que desean elegir nuestra candidatura, pero están temerosos con una victoria de Bolsonaro ya en la primera vuelta o quieren fortalecer a candidatos que tienen posibilidades de batirlo en el balotaje. Lo que vengo diciendo es: no debemos sucumbir al clima de miedo y mucho menos bajar nuestras banderas fundamentales, sobre todo en ese momento. En la primera vuelta, la gente vota en el proyecto en el que cree. En la segunda, estamos seguros que el apoyo estará con el representante del campo democrático.