Un día después de que Irán, que respalda a Hezbolá, lanzara al menos 180 misiles contra Israel, el Ejército de este último país desplegó este miércoles más unidades de infantería y blindadas en el sur de Líbano y aseguró que estas se suman a lo que ha denominado en los últimos días “incursiones localizadas” contra objetivos de la milicia chiita. Operaciones que ya cobraron la vida de ocho soldados israelíes durante una operación en el vecino país. Así, en medio de la mayor escalada de enfrentamientos en años, la incógnita es si habrá represalia por parte del gobierno de Benjamin Netanyahu y cuándo y cómo se materializará.
El miércoles, un gabinete de seguridad israelí convocado por Netanyahu acordó que responderá con fuerza el ataque con misiles de Irán el martes, según los medios israelíes. Una imagen compartida por la oficina del primer ministro israelí mostró a Netanyahu reunido con el director del Shin Bet, Ronen Bar; el director del Mossad, David Barnea; el jefe del Estado Mayor de Israel, el mayor general Herzi Halevi, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant.
La respuesta de Israel al ataque con misiles de Irán tendrá como objetivo causar “daños financieros significativos”, informó el diario Times of Israel, citando a una fuente israelí. La sensación es que la respuesta “debe ser significativa y debe llegar pronto”, dijo la fuente.
“Responderemos. Podemos localizar objetivos importantes y podemos atacarlos con precisión y potencia (...) Tenemos la capacidad de llegar y atacar cualquier lugar de Medio Oriente, y aquellos de nuestros enemigos que aún no lo han entendido, lo entenderán pronto”, sostuvo el jefe del Estado Mayor de Israel, el general Herzi Halevi, en un video desde una base de la Fuerza Aérea en el centro de su país.
Alrededor del 68% de los israelíes apoya un ataque directo contra Irán si su representante libanés Hezbolá continúa lanzando cohetes contra Israel, según una encuesta publicada por el Centro de Asuntos Públicos de Jerusalén el miércoles. Según el think tank, el 37% de los encuestados dijo que apoyaría un ataque de ese tipo solo si se coordina con Estados Unidos, incluido el 39% de los encuestados judíos y el 29% de los árabes, y el 31% -incluido el 33% de los judíos y el 18% de los árabes- dijo que apoyaría un ataque incluso sin esa coordinación.
Al respecto, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo el miércoles que no es partidario de atacar las instalaciones nucleares de Irán en respuesta a los misiles que Teherán disparó contra Israel. “Discutiremos con los israelíes lo que van a hacer, pero los siete países del G-7 estamos de acuerdo en que tienen derecho a responder, pero deben hacerlo de forma proporcional”, señaló Biden a la prensa antes de embarcar en el Air Force One.
Algunos analistas dijeron que la respuesta de Israel sería probablemente más aguda esta vez, sugiriendo que podría tener como objetivo las instalaciones nucleares o petrolíferas de Irán. Biden dijo a los periodistas que se impondrían más sanciones a Irán y afirmó que hablaría pronto con Netanyahu. “Obviamente, Irán está muy descarriado”, aseguró.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió el miércoles para discutir el empeoramiento del conflicto, y el secretario general, António Guterres, advirtió que “el tiempo se acaba” y que “el ciclo mortal de violencia de ojo por ojo debe terminar”.
Irán justificó su ataque como legítima defensa en una carta al Consejo de Seguridad, diciendo que “en pleno cumplimiento del principio de distinción bajo el derecho internacional humanitario, solo se han atacado las instalaciones militares y de seguridad del régimen con sus ataques con misiles defensivos”.
El embajador de Israel ante la ONU, Danny Danon, rechazó esa afirmación y describió el ataque con misiles de Irán como “un ataque calculado contra una población civil”. “Israel se defenderá. Actuaremos. Y permítanme asegurarles que las consecuencias a las que se enfrentará Irán por sus acciones serán mucho mayores de lo que jamás podría haber imaginado”, advirtió el diplomático.
En tanto, el emir de Qatar, en una conferencia de prensa conjunta el miércoles con el Presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, dijo que Doha había advertido sobre la escalada en Líbano desde el comienzo de la guerra en Gaza.
Pezeshkian insistió en que Irán “no está buscando la guerra”, pero prometió una respuesta más fuerte si Israel toma represalias por su ataque con misiles. “Si (Israel) quiere reaccionar, tendremos una respuesta más fuerte, a eso se ha comprometido la República Islámica. No estamos buscando la guerra, es Israel el que nos obliga a reaccionar”, afirmó.
Según The Wall Street Journal, pocos esperan que la respuesta de Israel sea tan limitada esta vez, lo que plantea una nueva prueba en momentos en que la administración Biden busca evitar una nueva espiral de escalada. “Estados Unidos ya carece de suficiente influencia diplomática para obligar a un alto el fuego en Gaza y Líbano”, dijo Jonathan Panikoff, exoficial de inteligencia estadounidense que ahora trabaja en el Atlantic Council, un think tank con sede en Washington.
Un ataque israelí contra las instalaciones nucleares o la infraestructura petrolera de Irán, según algunos analistas citados por el periódico estadounidense, aumentaría enormemente las apuestas. Un ataque aéreo de ese tipo podría provocar que Teherán lanzara una andanada de misiles más grande, orquestara ataques terroristas contra los intereses israelíes en el extranjero e intensificara su programa nuclear, acelerando el camino de Irán hacia una bomba.
“Israel buscará reforzar la idea de que su superioridad tecnológica y habilidad militar le permiten atacar cualquier objetivo en Irán”, dijo Norman Roule, quien se desempeñó como el principal oficial de inteligencia estadounidense sobre Irán de 2008 a 2017.
Pero es probable que Israel evite atacar objetivos que podrían desencadenar una guerra a gran escala con Irán, comentó Roule al Journal. “Una guerra con Irán requeriría el apoyo político, económico y militar, si no la participación, de Estados Unidos”, agregó. “Israel sin duda reconoce que Washington no tiene interés en involucrarse en un conflicto de ese tipo”.
En todo caso, el subsecretario de Estado norteamericano, Kurt Campbell, señaló que en los próximos días Estados Unidos centrará sus contactos con Israel para tratar de alinear sus perspectivas sobre cualquier posible respuesta al ataque iraní. “Creo que reconocemos que, por importante que deba ser una respuesta de algún tipo, hay un reconocimiento de que la región está realmente al borde del abismo y hay preocupaciones reales sobre una escalada aun más amplia o continua”, indicó Campbell.
Combates cuerpo a cuerpo
Mientras Israel calibra su respuesta, su Ejército envió tropas adicionales para reforzar sus fuerzas en el sur del Líbano mientras se involucraba en combates cuerpo a cuerpo con Hezbolá, mientras que el aumento de bajas profundiza la crisis y resalta los riesgos para Israel, destacó el Journal.
El miércoles, Hezbolá dijo por primera vez que estaba combatiendo a las fuerzas israelíes en Líbano. De pie frente a un edificio en los suburbios del sur de Beirut que había sido destruido a principios de esta semana en un ataque aéreo israelí, el portavoz de la milicia chiita, Mohammed Afif, dijo que los combatientes del grupo estaban resistiendo la ofensiva israelí. “Nos mantenemos firmes”, aseguró. “Este es el comienzo de una larga batalla”.
Afif, en una de las primeras apariciones públicas de un alto funcionario de Hezbolá desde que el líder de la milicia, Hassan Nasrallah, muriera en un ataque aéreo israelí en Beirut la semana pasada, dijo a los periodistas que las capacidades militares del grupo, incluido el mando y el control, seguían intactas. “Nuestras fuerzas están preparadas”, afirmó. “Tenemos suficientes combatientes, tenemos suficientes armas, tenemos suficiente munición para enfrentar al enemigo”.
El Ejército israelí anunció el miércoles las primeras muertes en la guerra en Líbano, y mencionó a ocho soldados que perdieron la vida en combate. Los decesos ponen de manifiesto los peligros de la operación terrestre de Israel en Líbano, donde ahora se enfrenta a Hezbolá en un terreno en el que el grupo miliciano ha luchado dos veces contra el Ejército israelí hasta llegar a un punto muerto en las últimas décadas, recordó el Journal.