Heinz Klug es profesor de Derecho en la Universidad de Wisconsin. Nació en Sudáfrica y participó en la lucha contra el apartheid, lo que le significó 11 años de exilio, hasta que regresó en 1990. Como presidente del Comité Constitucional del partido Congreso Nacional Africano (ANC), al que pertenecía Nelson Mandela, es un experto del proceso constitucional de ese país y que entró en vigor en 1997. Estuvo el lunes en un webinar organizado por las facultades de Derecho y la de Economía y Negocios de la U. de Chile, en el marco de una serie de seminarios donde se analizan procesos constituyentes de otros países. En conversación vía Zoom con La Tercera da su visión sobre la creación de la Carta Magna de la que fue partícipe.

El panorama previo al proceso constitucional en Sudáfrica era de mucha violencia. ¿Qué recuerda de cuando se comenzó a escribir el texto?

Lo que acordamos fue tener un proceso de dos etapas. El primer paso, fue la construcción de una Constitución interina, que establecía que dos años después de las primeras elecciones habría una nueva Constitución durante esos dos años, el cuerpo elegido como legislatura tendrá dos cámaras, una Asamblea General y un Senado, que sería elegido regionalmente. Entonces el Senado y la Asamblea serían la Asamblea Constituyente. Todos los partidos políticos podían ser parte de esta Asamblea de la forma más proporcional de representación, con el mismo sistema electoral que en Chile. Por supuesto, para el régimen era difícil estar de acuerdo con este proceso, porque cuando tuvimos una Asamblea Constituyente elegida la gran mayoría ahí era del ANC. Entonces de pronto, el viejo régimen era una minoría.

¿Qué lecciones saca del proceso?

Se establecieron comités para discutir partes diferentes de la Constitución, entonces había un comité sobre derechos fundamentales, sobre regiones, instituciones especiales y cada comité tenía a personas de diferentes partidos y ellos tenían que discutir. Y usaban la Constitución interina como base para comenzar la discusión, pero también usaban propuestas de distintos sectores. Los comités hacían conferencias, talleres, donde llevaban a expertos, a las personas, a las ONG. Tenían conferencias de un día en el Parlamento y otros miembros de la Asamblea iban como oyentes. Lo interesante es que comenzaron como grupo a encontrar puntos en común: dónde podían llegar a un acuerdo, pese a ser de distintos partidos. Lo segundo, la Asamblea organizó la participación de las personas en distintos niveles, un nivel fue que sacaron a los miembros de la Asamblea a diferentes partes del país, donde se sentaban y escuchaban a las personas y les explicaban ‘estamos en esta parte del proceso, de esto es lo que estamos hablando, eso es lo que negociamos’.

En otros procesos constituyentes de A. Latina, hay un partido dominante. ¿Ocurrió eso en Sudáfrica?

Si un partido tiene los votos suficientes para hacerlo por sí mismo y si tienes esa situación no puedes tener un acuerdo. Y eso no resuelve el problema. Aun cuando el ANC tenía un gran número de personas, entendía que el proceso requería encontrar la forma que permitiera que otras personas sintieran que la Constitución les pertenecía. Creo que eso es clave para hacer una Constitución, es que al final, al menos la gran mayoría de personas, sienta que es algo para ellos. No pueden sentir que fui excluido y perdí. Porque eso no te lleva a ningún lado. Hacer una Constitución es el proyecto de construir esperanza. Si no puedes crear esperanza en ese proceso, no te molestes.

¿Qué cambios trae tener una Constitución, porque en Chile hay sectores que dicen que es mejor reformar lo que se tiene?

Para Sudáfrica es bastante obvio, porque hizo que una mayoría participara. Pero lo puedes ver de otra forma. Si la mayoría de chilenos no se siente representado con la que tienen es lo mismo. No se trata de que un nuevo documento haga algo nuevo para ti. Sino que se trata es si este documento tiene el respaldo de la mayoría de las personas en el país. Esa es la diferencia. Así que puede entregar muchas cosas interesantes. La nueva Constitución sudafricana entrega una serie de nuevas instituciones que no existían antes. Hay un protector del pueblo, hay una comisión de derechos humanos. Esas hacen una diferencia y juegan un rol en la democracia. Hay procesos para elegir a los jueces, para elegir a los gobiernos locales, todo eso está ahora en la Constitución. Eso hace un cambio.