La exprimera ministra de Nueva Zelanda por tres periodos consecutivos (1999-2008) y primera mujer en administrar el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Helen Clark, está en Chile participando del seminario "Mujeres en liderazgo por una sociedad más inclusiva", de la Universidad Autónoma. Y es que Clark, que acaba de lanzar el libro Women, Equality, Power, ha asumido un fuerte rol frente a la igualdad de género y la lucha por la integración de la mujer en altos cargos. En conversación con La Tercera, asegura que al entrar en política se dio cuenta de las barreras a las que se enfrentan las mujeres, y cree que la figura de la actual premier neozelandesa Jacinda Ardern, quien fue mamá recientemente, ha roto con esos esquemas. Es un aliento "para las mujeres jóvenes que se preguntan si pueden hacerlo también, y el mensaje es que sí pueden", manifiesta.
¿Cómo podría describir su trayecto para convertirse en primera ministra de Nueva Zelanda, y hacerse un espacio en la política?
Construyendo apoyos, porque cuando me convertí en líder de la oposición por seis años, durante los primeros cuatro no se sabía mucho cómo debía ser una líder mujer. Luego durante mis últimos años como líder de la oposición, el gobierno conservador reemplazó a su líder hombre por una mujer y eso me ayudó, porque demostró que la mayoría de los partidos importantes eran dirigidos por mujeres: la líder de la oposición era mujer, la líder del gobierno también. Eso normalizó la situación, y en ese momento las barreras para que yo pudiera avanzar empezaron a desaparecer, y cuando me convertí en premier no tuve que lidiar con críticas basadas en el género.
En el último tiempo, el feminismo se ha levantado en diferentes partes del mundo. ¿Cree que el movimiento MeToo ha incidido en esto?
Creo que el movimiento MeToo es muy importante y, en mi opinión, ha conducido a un nuevo nivel de conciencia sobre el problema de la violencia basada en el género. También he visto a MeToo ejerciendo influencia en muchos países, por ejemplo en China. Las mujeres se han estado expresando y ha empezado un movimiento significativo.
¿Qué recomendación le daría a los gobiernos para que el debate sobre la mujer no quede solo en palabras?
Creo que la representación parlamentaria ha crecido lentamente y los Congresos debieran considerar cuotas de género. Los partidos políticos debieran tener cuotas, porque eso aceleraría el tema. De manera similar, creo que todos los países debieran estar revisando sus leyes y políticas para que éstas no discriminen directa o indirectamente a las mujeres. Por ejemplo, cuando miras políticas como la de la educación de la primera infancia o la sobre postnatal, y éstas no son accesibles y asequibles. Son políticas muy importantes. Pero hay buenas medidas allí afuera, nadie tiene que reinventar la rueda, sino que hay que ver qué hacen las sociedades que lideran en igualdad de género.
Sobre el rol de la mujer en la política, ¿cree que la actual primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, que acaba de ser mamá, ha revolucionado y renovado este rol?
Sí, ella está rompiendo nuevas barreras. Es una líder joven, llegó al cargo a los 37, tuvo un bebé mientras era primera ministra. Esto solo ha pasado una vez antes, en Pakistán en 1990. Y su pareja se tomó el año libre para poder cuidar al bebé. Hay una serie de nuevos patrones que se han instalado y creo que es alentador para las mujeres jóvenes que se preguntan si pueden hacerlo también, y el mensaje es que sí pueden.