Hezbolá admite que conflicto con Israel ahora es una “batalla de ajuste de cuentas abierta”
El secretario general adjunto del grupo chiita libanés, el jeque Naim Qassem, condenó a Israel por “cometer tres crímenes de guerra dolorosos, como manifestación de extrema brutalidad”. Mientras que el primer ministro israelí, Netanyahu, dijo el domingo que Israel tomaría “cualquier acción que sea necesaria” para disminuir la amenaza que representa Hezbolá.
El enfrentamiento entre Israel y Hezbolá alcanzó un punto de inflexión y se encuentra al borde de que se desate una guerra a gran escala luego de que ambas partes aceleraran sus ataques transfronterizos durante la noche del domingo.
Decenas de aviones de guerra atacaron el sur del Líbano el sábado por la noche y la mañana del domingo, según informó el Ejército israelí, en lo que llamó un ataque preventivo contra posiciones de lanzamiento de cohetes destinadas a un ataque más amplio el domingo por la mañana. Los residentes de la zona dijeron que fue uno de los bombardeos más intensos del sur del Líbano que recordaban desde que comenzó el conflicto.
El domingo por la mañana Hezbolá lanzó 115 proyectiles desde el Líbano hacia Israel, según informó el Ejército israelí. La mayoría fueron interceptados o cayeron en zonas abiertas, pero Hezbolá hizo tres impactos directos en comunidades israelíes, incluidos dos en edificios residenciales de la ciudad de Kiryat Bialik, al norte de Haifa según la radio del Ejército, propiedad del Estado. Además, señaló que había atacado a Rafael Advanced Defense Systems de Israel, uno de los desarrolladores de su sistema de defensa aérea Iron Dome, como parte de la respuesta inicial del grupo a la explosión de miles de sus dispositivos de comunicación, un ataque atribuido a Israel que mató a más de 30 personas, incluidos varios civiles. La empresa está ubicada cerca de Haifa, a unos 24 kilómetros de la frontera entre Israel y el Líbano.
El Ejército israelí dijo que la mayoría de los misiles fueron interceptados por las defensas aéreas. Tras los ataques se endurecieron las restricciones a las reuniones públicas en zonas como los Altos del Golán y Galilea.
El grupo militante con base en el Líbano también dijo que había atacado la base aérea israelí Ramat David, también cerca de Haifa, con cohetes que fabricó en Siria. El Ejército israelí no confirmó los objetivos de los ataques, pero dijo que Hezbolá había atacado más profundamente de lo habitual en territorio israelí.
Así, el secretario general adjunto del grupo chiita libanés, el jeque Naim Qassem, declaró una nueva fase de la batalla con Israel, descrita como una “batalla de ajuste de cuentas abierta”, donde el grupo continuará participando en la resistencia y los enfrentamientos de formas inesperadas, “atacando al enemigo cuando menos se lo espera”.
Qassem, condenó a Israel por “cometer tres crímenes de guerra dolorosos, como manifestación de extrema brutalidad”. Afirmó que “Israel ha atacado no sólo a los combatientes, sino también a niños, paramédicos, farmacias, hogares y todas las vidas inocentes. Tales acciones no pueden justificarse”.
Las declaraciones de Qassem se produjeron durante el funeral del líder de Hezbolá Ibrahim Aqil y del miembro del partido Mahmoud Hamad en los suburbios del sur de Beirut, ambos muertos en ataques aéreos israelíes en la zona de al-Qaem.
Por su parte, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, dijo el domingo que Israel tomaría “cualquier acción que sea necesaria” para disminuir la amenaza que representa Hezbolá.
“Si Hezbolá no entendió el mensaje, les prometo que lo entenderá”, dijo en una declaración grabada, añadiendo que Israel estaba decidido a devolver a los israelíes desplazados por la violencia transfronteriza a sus hogares en el norte.
El jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, el teniente general Herzi Halevi, fue más específico: “Nuestros ataques se intensificarán”, dijo en una declaración que condenaba el ataque nocturno de Hezbolá.
El domingo, las autoridades libanesas dijeron que el número de muertos había aumentado a al menos 45, incluidos mujeres y niños, a causa de un ataque aéreo israelí el viernes en Beirut.
Según el diario Haaretz, los funcionarios estadounidenses están cada vez más escépticos sobre su capacidad para evitar una guerra total entre Israel y Hezbolá, pero insisten en que la vía diplomática sigue siendo viable y es la única vía hacia la desescalada.
El estado de ánimo actual en Washington aparentemente se puede atribuir a dos cuestiones: el estancamiento de las conversaciones de alto el fuego en Gaza, que los estadounidenses siempre han presentado como la mejor y quizás única salida a una guerra total; y la situación que se ha intensificado rápidamente desde las explosiones de buscapersonas de la semana pasada en todo el Líbano, añadió el periódico.
Los funcionarios estadounidenses parecen estar cambiando de postura. En lugar de vincular el conflicto fronterizo entre Israel y el Líbano con Gaza, están intentando restar importancia a la correlación entre ambos, subrayando que los conflictos de Hezbolá y Hamás siguen dos caminos distintos. El cambio se produce en un momento en que la Casa Blanca está cada vez más alarmada de que el punto de inflexión pueda estar acercándose rápidamente, a pesar de que ambos lados lograron reducir las llamas durante rondas de combates anteriores que casi estallaron, sostuvo Haaretz.
“El riesgo de escalada es real; ha estado desde el 7 de octubre”, dijo el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, a los periodistas en el marco de la cumbre del Quad en Delaware el sábado. “Hay momentos en los que es más agudo que otros. Creo que estamos en uno de esos momentos en los que es más agudo”.
El plan de Netanyahu
La mayoría de los proyectiles lanzados por Hezbolá durante la noche fueron interceptados por el sistema de defensa antimisiles de Israel, pero al menos uno de ellos impactó en un barrio residencial de la ciudad de Kiryat Bialik a primera hora de la mañana del domingo, incendiando automóviles, causando graves daños a media docena de casas, destrozando ventanas y ampliando la zona del país que se considera atacada por Hezbolá en el Líbano, indicó el diario The New York Times.
El periódico señaló que aproximadamente 45.000 personas viven en Kiryat Bialik, “una comunidad con árboles de mandarina repletos de fruta en los suburbios del norte de Haifa, la tercera ciudad más grande de Israel. Los residentes de la zona se sentían vulnerables incluso antes del ataque del domingo, ya que los ataques entre combatientes de Hezbolá y el ejército israelí se intensificaron recientemente”.
Pero, después del ataque aéreo israelí del viernes en el sur de Beirut, que mató a varios comandantes de alto rango de Hezbolá, parecía sólo cuestión de tiempo antes de que su ciudad fuera atacada, dijeron varias personas al diario.
Debido a las sirenas de advertencia, la mayoría de los residentes lograron llegar a refugios subterráneos o habitaciones seguras y sólo tres personas necesitaron tratamiento hospitalario, según un portavoz del Hospital Rambam en Haifa.
Ese hospital empezó a trasladar a los pacientes, equipos médicos y personal al Hospital de Emergencia Subterráneo Fortificado Sammy Ofer, el director del Rambam, Miki Halberthal, aseguró en una declaración, que “la operación durará varias horas e involucrará a cientos de pacientes”.
El profesor Halberthal agregó que “se suspenderá la actividad electiva del hospital para facilitar la transferencia de los pacientes. Además aquellos que puedan ser dados de alta serán liberados. Aunque el proceso es complejo, el hospital está plenamente preparado”.
El hospital subterráneo, único en su naturaleza, que se levanta en el estacionamiento del Hospital Rambam, cuenta 60 mil metros cuadrados y una capacidad para ocho mil enfermos heridos.
Para algunos residentes, indicó The New York Times, el ataque fue un preocupante recordatorio de la guerra de 2006 entre Hezbolá e Israel, en la que Haifa y sus alrededores fueron blanco de ataques. Durante ese conflicto, 43 civiles israelíes murieron a causa de los disparos de cohetes de Hezbolá, según un informe de Human Rights Watch basado en información de la policía israelí. Trece personas murieron sólo en Haifa y más de 250 resultaron heridas allí.
En el Líbano, más de 1.100 civiles murieron y miles más resultaron heridos por ataques israelíes durante el conflicto, según un informe separado de Human Rights Watch.
La oleada de ataques contra Hezbolá en el Líbano la semana pasada ha alimentado los temores de que el ejército israelí esté desviando su foco de atención de Hamás en Gaza hacia Hezbolá. Y el domingo, el ejército israelí dijo que había interceptado fuego que provenía de la dirección de Irak, donde otro grupo respaldado por Irán afirmó haber disparado drones contra Israel.
La Defensa Civil Palestina dijo el domingo que siete personas murieron y varias más resultaron heridas en un ataque israelí contra un edificio escolar que albergaba a personas desplazadas en la Ciudad de Gaza. El Ejército israelí dijo en un comunicado que llevó a cabo “un ataque preciso” contra militantes de Hamas que operaban desde la escuela convertida en refugio y que había tomado “numerosas medidas” para mitigar los daños a los civiles.
Según CNN, Netanyahu está considerando un plan para obligar a todos los civiles palestinos a abandonar el norte de Gaza, incluida la ciudad de Gaza, para sitiar a Hamas y forzar la liberación de rehenes. No está claro cuántos palestinos quedan al norte del llamado Corredor Netzarim, que divide Gaza en dos, pero se estima que son cientos de miles. El plan no menciona si se permitirá el regreso de los civiles al norte de Gaza, ni cuándo ni cómo, indicó la cadena.
La idea surgió de un grupo de generales israelíes retirados, que la presentaron formalmente al gabinete israelí y a un poderoso comité parlamentario. El objetivo, dicen, es utilizar tácticas de asedio para matar de hambre a los combatientes de Hamas y obligarlos a liberar a 101 rehenes que aún se encuentran retenidos en el territorio.
Por otro lado, Israel investiga qué ha ocurrido con el líder de Hamas, Yahya Sinwar, ya que no ha tenido contacto con nadie fuera de su organización durante un largo período. Sinwar se ha estado escondiendo en los túneles de Gaza desde la masacre del 7 de octubre en el sur de Israel, tratando de evadir la persecución israelí.
Durante casi 11 meses, Sinwar mantuvo comunicación con sus agentes fuera de los túneles e, indirectamente, con los países que mediaban en un acuerdo de rehenes con Israel, generalmente a través de intermediarios.
Sin embargo, recientemente se ha cortado la comunicación entre Sinwar y el mundo exterior, lo que ha complicado aún más las ya difíciles negociaciones debido a las importantes diferencias entre las posiciones de las partes.
El sistema de seguridad de Israel está investigando si Sinwar resultó herido en uno de los fuertes ataques aéreos contra los sistemas de túneles de Gaza, o si cortó deliberadamente el contacto para reducir sus posibilidades de ser atacado.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.