Atrás parecían quedar los días en que los colombianos sufrían uno de los períodos más violentos de su historia, producto de un largo conflicto armado entre la guerrilla de las FARC y el Ejército, que dejó 262 mil muertos. La firma de la paz en 2016 visibilizó el fin de aquella era de enfrentamientos, pero tres años después no todo ha quedado resuelto en materia de seguridad y violencia.

Tras casi una década de sostenida baja en el número de homicidios en Colombia, en 2018 por primera vez se reflejó un incremento en esta tasa. "Después de ocho años de reportar cómo venía descendiendo la violencia letal en el territorio nacional, debemos hacer aquí un llamado de alerta pues el 2018 marcó el fin de esta tendencia", advierte el informe del Instituto de Medicina Legal de Colombia, publicado el martes.

El incremento en los asesinatos alcanzó un 6,7%, con 12.130 casos en un universo de 45 millones de colombianos, 757 casos más que en 2017. Así, las cifras indican que 33 personas murieron al día el año pasado en ese país.

De todas formas, este número es ampliamente superado en otros países de la región, como México, que en tan solo en lo que va de 2019 ya registra 14.133 homicidios, o Venezuela, que en 2018 acumuló 23.047 casos.

La guerra territorial

Pese a que el acuerdo de paz era promisorio, las causas del alto número de homicidios no se alejan demasiado de uno de los puntos grises del pacto: el aumento de las disidencias de la guerrilla -quienes no se sumaron al proceso de paz o reincidieron-, sumado a las acciones de otros grupos armados y asociados al narcotráfico.

De hecho, las zonas con mayor incremento en la tasa de asesinatos coinciden con los departamentos donde actualmente operan el Clan del Golfo -la mayor banda de narcotráfico del país-, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y los disidentes de las FARC.

En estas zonas, "la violencia ha reaparecido con toda fuerza", señaló el informe. Se trata de departamentos como Arauca, Valle del Cauca, Putumayo, Caquetá y Norte de Santander, que concentran las tasas más altas de homicidio.

"Estos son los departamentos donde hoy hay mayor presencia de grupos armados. Es la reconfiguración del conflicto en términos de que estos grupos ya no están peleando por un tema ideológico y político, sino que están peleando por economías ilegales. Entonces, donde están estos grupos es donde están esos recursos estratégicos, y ahí es donde hay mayor aumento de homicidios", explicó a La Tercera el director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz de Colombia, Néstor Rosanía.

Este experto asegura que "la forma de ejercer control territorial en esas zonas es a través de la violencia y a través del homicidio. Entonces hay una descentralización del conflicto y una descentralización de la violencia por parte de estos grupos".

Exguerrilleros

En el marco de los crecientes homicidios, también ha causado controversia e indignación el creciente número de excombatientes desarmados que han sido asesinados. El líder del partido FARC, Timochenko, denunció en un video esta semana un "negacionismo" por parte del Ejecutivo frente a una sistematicidad en los asesinatos a sus miembros, que ya van en 131 casos.

Además, a este número se suma también la alta cifra de líderes sociales asesinados en el último tiempo. Según un informe del Programa Somos Defensores, el año pasado fue el más violento para los líderes sociales, marcando un récord en la cifra de asesinados, con 155 casos. Desde la firma de los acuerdos en 2016, se calcula que el total asciende a 700 activistas sociales fallecidos.

Para hacer frente a esta realidad, "es fundamental la creación de políticas preventivas", sostiene Rosanía. Sin embargo, en términos de políticas reactivas, es necesario "un fortalecimiento de la presencia estatal en los territorios que ha sido el diagnóstico eterno. Hay economía ilegales y los grupos armados hacen presencia y finalmente son muy rentables y dan estabilidad económica a lugares y regiones donde el Estado no ha llegado", advierte.

De todas formas, el informe del Instituto de Medicina Legal también expone una nueva y preocupante situación en Colombia: el aumento de la violencia urbana, intrafamiliar, femicidios y por intolerancia.

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