"No estoy de acuerdo con la violencia. Pero el gobierno no nos da alternativa. No nos queda otra que luchar", explica, a la agencia France Presse, Cheung, una publicista de 24 años, quien este lunes participó en las protestas en Hong Kong. La tensión escaló con violentas manifestaciones sin precedentes en la ciudad, en las que cientos de jóvenes entraron por la fuerza en el Parlamento de la ciudad.

Tras quince días de relativa calma y justo en el 22 aniversario de la retrocesión de Hong Kong a China el 1 de julio de 1997, miles de personas salieron a las calles a protestar, como cada año, reformas democráticas. Las manifestaciones fueron interpretadas por los analistas como un claro desafío al Presidente chino, Xi Jinping.

La protesta, eso sí, no superó a los más de un millón de ciudadanos que ocuparon las calles de la ciudad el domingo 16 de junio, pidiendo la retirada de un proyecto de ley de extradición a China. La iniciativa ha aumentado los temores de erosión de libertades en el territorio. El debate sobre el proyecto ha sido suspendido indefinidamente. Los manifestantes quieren que la medida sea retirada formalmente y piden la renuncia de la gobernante de Hong Kong, Carrie Lam.

Con autos de hierro repletos de objetos diversos, barras metálicas, tenazas gigantescas, explica la agencia France Presse, los manifestantes usaron todo lo que tenían a su alcance para derribar las puertas de vidrio del edificio e irrumpir en el recinto principal del Parlamento. Allí desplegaron la bandera de la expotencia colonial británica, arrancaron los retratos de los dirigentes de la ciudad y pintaron grafitis con pintura negra en los muros. "Hong Kong no es China", proclamaba una de las consignas.

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Hong Kong

Manifestantes rayan la sede del Parlamento en Hong Kong. Foto: AP[/caption]

La policía llegó en buses y dispararon varias rondas de gases lacrimógenos, mientras los manifestantes se parapetaron tras paraguas para protegerse o escaparon.

El gobierno de Lam pidió el fin inmediato de la violencia, asegurando que detuvo los trabajos relacionados con las enmiendas a la suspendida ley de extradición y que la legislación expirará de forma automática en julio de 2020. La jefa del gobierno condenó "el uso extremo de la violencia y el vandalismo" por parte de los manifestantes.

El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, manifestó que los manifestantes "buscan la democracia y creo que la mayoría de la gente quiere la democracia". "Desafortunadamente, algunos gobiernos no quieren la democracia", dijo el Mandatario.

Desafío a China

El diputado independiente y activista Eddie Chu señaló a la agencia EFE que se encuentran "en la crisis política más grave desde el traspaso de la soberanía a China, es una situación sin retorno". El político expresó su temor a una intervención del Ejército chino en Hong Kong si Lam no es capaz de resolver la crisis políticamente.

Lam, que es respaldada por Beijing, se ha negado a renunciar para finalizar la crisis que ya se ha convertido en el mayor desafío popular a Xi Jinping, desde que llegó al poder en 2012.

"Esto es un desafío para Xi porque pone en cuestionamiento completamente la política de 'un país- dos sistemas' para Hong Kong y Taiwán. Pero el liderazgo chino parece haberse convencido de que Estados Unidos es la mano oculta detrás de las manifestaciones (y no lo es), lo que solo justifica medidas más duras". "El problema de los manifestantes es que están fortaleciendo la mano de los duros en Beijing", explicó a La Tercera Richard Bush, analista de The Brookings Institution.

Para el sinólogo español autor de La China de Xi Jinping, Xulio Ríos, "las protestas evidencian que en Hong Kong, que es parte de China, un segmento muy importante de la población no comparte el 'sueño' de Xi y pone de manifiesto las fragilidades de la arquitectura territorial del sistema político chino". "Además, que las movilizaciones se hayan producido el mismo día en que el PCCh (Partido Comunista Chino) celebra su 98 aniversario suponen una grave afrenta. Esto puede tener consecuencias políticas al más alto nivel, en las instancias centrales que gestionan las áreas de Hong Kong y Taiwán (al cuidado de Wang Yang), que presentan un balance bastante negativo para el PCCh", dijo a La Tercera.