Fue la primera jornada de un total de 36 que tendrán lugar durante los próximos tres meses en Francia. Se trata de la huelga del sector ferroviario en contra de la reforma para el sector anunciada por el Presidente Emmanuel Macron que, dentro de sus puntos más polémicos, pone fin al estatuto con el que cuentan actualmente los trabajadores de la compañía estatal de ferrocarriles, SNCF. Una movilización que se suma a varias que ha tenido que enfrentar el mandatario galo, como la laboral y la del servicio público.

Los cuatro grandes sindicatos del sector ya habían anunciado una modalidad de protesta de 48 horas de paro consecutivo cada cinco días, hasta junio, contra una ley que consideran "tiene como objetivo destruir el servicio público ferroviario por puro dogmatismo ideológico".

Ante el masivo paro de esta jornada, que continuará mañana, el tráfico se vio extremadamente perturbado en toda la red ferroviaria. Solo uno de cada ocho trenes de alta velocidad circuló, y en los trenes regionales solo funcionó uno de cada cinco. Los trenes internacionales no se vieron mayormente afectados, puesto que circularon tres de cada cuatro. Debido a esta alteración del servicio ferroviario, los franceses -que de forma precautoria prefirieron tomar su auto- tuvieron que enfrentarse a grandes congestiones vehiculares en los accesos a las principales ciudades.

La tasa de adhesión a la huelga fue de 33,9%, según el grupo ferroviario. Al paro también se unieron los recolectores de basura y los trabajadores del sector energético para exigir un servicio público nacional. Además, los trabajadores de la aerolínea Air France llevaron a cabo su cuarta jornada de huelga en un mes, para reclamar un aumento salarial del 6%.

A pesar de la huelga, el gobierno de Macron sigue avanzando en el proyecto de ley, puesto que hoy presentó 16 enmiendas destinadas a reflejar los compromisos del Ministerio de Transporte, según señaló Le Figaro.