Humberto Ortega, el hermano que se volvió incómodo para el presidente de Nicaragua
General en retiro y revolucionario sandinista, una entrevista le habría valido que su casa fuera cercada por la policía. Una frase en que menciona que su hermano "no tiene sucesores" en el poder, en particular, habría detonado la furia de Rosario Murillo, la vicepresidenta y esposa del mandatario.
Al menos se puede decir que, en Nicaragua, ni el hermano del presidente se salva de la represión. Ya eran las nueve de la noche, el domingo pasado, cuando una serie de policías cercaron la casa de Humberto Ortega Saavedra, el exjefe del Ejército nicaragüense y hermano de Daniel Ortega, el presidente que lleva desde 2007 gobernando el país centroamericano, tras un primer mandato entre 1985 y 1990.
¿Advertencia? ¿Amedrentamiento? Solo unas horas antes, el medio argentino Infobae había publicado una entrevista con Humberto, en la que, como es habitual, se expresaba de manera crítica contra el régimen sandinista, llamándolo dictadura y abogando por elecciones libres en el país.
Los agentes que entraron en la casa del exgeneral le quitaron celulares y computadores, además de llamarlo a que el lunes apareciera en la sede de la Policía Nacional. El estatus de Humberto, de todos modos, no era claro: “No está detenido, ni en casa por cárcel, pero debe comunicar cualquier movimiento que vaya a realizar”.
El asedio ocurrió unas pocas horas después de que el portal Infobae publicara la entrevista, y según indican otras fuentes, varios trabajadores cercanos a Humberto Ortega también recibieron visitas de la policía.
La entrevista, desde luego, no fue del gusto del sandinismo. Publicada el domingo en Infobae, mostraba a un Humberto Ortega que, a pesar de no tomar una total oposición respecto de su hermano, sí le criticaba muchas cosas al régimen. Un tema clave fue la “sucesión dinástica” que se espera, en caso de que Daniel Ortega muera: que el hijo suyo con Rosario Murillo, Laureano Ortega Murillo, asuma el liderazgo en el sandinismo.
“Cuando hay un poder de tipo autoritario, dictatorial como el actual, que depende muchísimo de la figura de un líder que ejerce la presidencia, ante la ausencia de este, es muy difícil que haya una continuidad del grupo de poder inmediato. La misma tendencia autoritaria, personalista, verticalista de mandar, que ha castrado las correas de transmisión del partido. El partido actualmente no tiene repuesto. Están ahí, no por una mística, sino por estar ahí como funcionarios, muchos queriendo hacer bien, pero más que todo, teniendo beneficios de esa participación gubernamental y política. Si falta Daniel Ortega, para mí, Humberto Ortega, no hay posibilidad de que nadie de ese grupo de poder pueda ejercer la influencia frente a un proceso”, se explayó el entrevistado.
De ahí, el periodista preguntó particularmente por Rosario Murillo, la vicepresidenta y esposa de Daniel Ortega, y que controla instituciones como la Policía Nacional y el Poder Judicial. “Nadie. Nadie”, respondió sin embargo Humberto, asegurando que no podría “heredar” el poder del presidente.
En la entrevista, el general en retiro también habla de la tensa relación familiar, afirma que hay miembros del régimen que han querido asesinarlo y que, si las fuerzas políticas en Nicaragua no entran en una negociación pronto, “el país va al desastre”.
De 77 años, Humberto Ortega es un año menor que el presidente, y ambos entraron a la guerrilla en su adolescencia, luchando contra la dictadura de Anastasio Somoza. Cuando el FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) triunfó en Managua, en 1979, ambos hermanos tomaron parte en los gobiernos que dirigieron el país en los 80: Daniel como presidente; Humberto, como jefe del Ejército.
La fractura de este grupo vino en los 90, cuando Daniel dejó la presidencia y Humberto se quedó como líder del Ejército en el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro. Ahí, el expresidente encabezó una oposición radical, mientras las posturas de Humberto llamaban más al “acuerdo nacional”.
Después de salir del Ejército, en 1995, Humberto Ortega se dedicó a escribir libros de historia y promover el “centrismo humanista”, su manera de acercar posiciones en desmedro de la posición más confrontaste de su hermano. En la misma entrevista a Infobae, Humberto señala: “No estoy ni en favor ni en contra del gobierno del presidente Daniel Ortega, ni en contra ni en favor de las fuerzas opositoras, estoy en los esfuerzos por mis ideales para una Nicaragua democrática y en paz. Mi ética y moral de un antiguo luchador de nobles utopías me obliga en el esfuerzo por ayudar a mi patria a salir de la profunda crisis política que nos agobia, y que retrasa el desarrollo más potente del país”.
“Por tal motivo desde la lucha contra Somoza impulsé el pluralismo político, la economía mixta y el no alineamiento internacional. Elaboré la estrategia insurreccional que se ven obligados a aceptar las tendencias radicales del FSLN, y que aseguró el triunfo de la revolución, y el fruto más preciado de la misma: la nueva democracia, hoy en grave estancamiento. Me esmero en predicar el centrismo político humanista, que resuelva el conflicto generando justos acuerdos nacionales”, indicó al medio argentino Humberto Ortega.
“Los hermanos Ortega no son antagónicos, sino que tienen distintas visiones de cómo administrar el poder. Él dice no ser enemigo del régimen nicaragüense ni de la oposición, ‘aunque tengo puntos de vista encontrados con ellos’”, sostuvo Fabián Medina, periodista nicaragüense en el exilio que entrevistó a Humberto Ortega para Infobae.
Para el diario El País, fuentes provenientes del sandinismo aseguraron que fue la misma Rosario Murillo la que ordenó el cercamiento policial de Humberto. Manuel Orozco, investigador de Diálogo Interamericano, coincide con eso: “Esa respuesta de ella refleja dos cosas: Primero, que ella entendió muy bien el mensaje que Humberto Ortega dio en su entrevista a Infobae, básicamente diciendo que tras la muerte de su hermano, si se quiere una transición democrática, la oportunidad se presenta de montar elecciones libres y objetivas… Pero la respuesta que ella le da no es de molestia simplemente, sino básicamente de decir aquí la que manda soy yo. Y se hace lo que yo digo. Esta es la cultura del miedo que imponen en el país”.
Por su parte, la exguerrillera y desterrada Dora María Téllez indicó al medio español: “Ortega y Murillo han visto en Humberto a un competidor, alguien molesto, que no se somete a su control, que no está sujeto a ellos. Él puede decir cualquier cosa, como lo ha hecho. Entonces ese asedio hacia Humberto, el mismo hacia miles de nicaragüenses, es para callarlo. Humberto es una voz fuera del país que se le salió de las manos. Todo eso que dice Humberto, y que parece obvio, a los oídos de Rosario, Daniel y la familia es una cosa dramática… ellos están pensando que eso lo está escuchando la militancia sandinista, los empleados públicos y sus adversarios. Eso los debilita profundamente”.
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