La Iglesia católica de Bolivia reconoció que ha sido “sorda a los sufrimientos” de las víctimas de abuso sexual cometidos por sacerdotes en el país y se comprometió a “buscar la reparación de las víctimas” y colaborar con la justicia que abrió causa tras salir a luz pública el mayor escándalo de pederastia.
Así lo expresaron los obispos bolivianos en un comunicado que se conoció el miércoles, un día después del arribo a Bolivia del enviado del Papa Francisco, Jordi Bertemeu, uno de los principales investigadores del Vaticano sobre delitos sexuales.
“Como Iglesia estamos enfrentando un momento doloroso… porque tenemos la certeza de haber sido parte directa o indirecta de un dolor profundo causado a personas inocentes víctimas de abuso sexual”, señala el comunicado leído por Giovani Arana, secretario general de la Conferencia Episcopal de Bolivia.
La llegada de Bertemeu tiene lugar después del estallido del caso del jesuita español Alfonso Pedrajas quien, según un diario íntimo al que tuvo acceso el periódico español El País, habría abusado de unos 85 menores en internados católicos de Bolivia en las décadas del 70 y 80. Pedrajas falleció de cáncer en 2009.
La Fiscalía inició una investigación -que se mantiene en reserva- y ha convocado a las víctimas a presentar querellas. Tras la denuncia la Compañía de Jesús en Bolivia pidió perdón a las víctimas y se ha comprometido a apoyar la investigación, al tiempo que ha denunciado ante la policía a los superiores de Pedrajas -muchos de los cuales ya no están en funciones o han fallecido- por su presunto encubrimiento.
El caso Pedrajas ha destapado otros casos de abusos sexuales cometidos por religiosos. Un expárroco fue enviado a prisión preventiva la semana pasada acusado de haber supuestamente abusado sexualmente de un seminarista.
Por su parte, el presidente Luis Arce envió hace dos días una carta al papa Francisco en la que pide a los obispos la apertura de archivos sobre abusos sexuales, así como la revisión de antecedentes de los religiosos extranjeros.
“Nadie con antecedentes debe permanecer como educador o guía espiritual”, dice la carta de Arce al pontífice y pide a la jerarquía eclesiástica boliviana “pasar de los pronunciamientos a las acciones concretas para evitar la impunidad”.
En su comunicado, los obispos bolivianos anuncian la creación de comisiones para “determinar responsabilidades” y anunciaron que informarán de los avances y han prometido “coadyuvar con una investigación transparente” de parte de la justicia.