El camino hacia la reelección del socialista Pedro Sánchez como presidente del gobierno español la próxima semana parecía empezar a despejarse ayer, cuando el jefe de la izquierda de Podemos aceptó que su nombre no esté en un Ejecutivo de coalición. Sánchez había dado un puñetazo en la mesa el jueves, al vetar la entrada en su futuro gobierno de Pablo Iglesias, calificándolo del "principal escollo" para un acuerdo.
"No debo ser la excusa del PSOE para que no haya un gobierno de coalición de izquierdas. Estar o no en el Consejo de Ministros no será un problema siempre y cuando no haya más vetos y la presencia de Podemos en el gobierno sea proporcional a los votos", dijo Iglesias en un video subido en las redes sociales.
Sin embargo, Iglesias a cambio exigió que "la presencia de Podemos debe ser proporcional a los votos" y que ellos puedan escoger los integrantes de su partido en el futuro Ejecutivo, en momentos en que el nombre de su pareja y número dos del partido, Irene Montero, suena con fuerza para formar parte de él.
Poco después, en un comunicado remitido por el Partido Obrero Socialista Español, Sánchez aseguró que escuchará las propuestas de Podemos, pero pidió que no haya "vetos ni imposiciones" y que las conversaciones empiecen por los "contenidos", además de recordar que será él el que "decidirá el equipo". El líder del PSOE había alegado "desavenencias muy importantes" con Iglesias, principalmente en el tema de Cataluña, región donde una tentativa de secesión en 2017 generó una de las peores crisis políticas en España, todavía sin superarse.
Para el consultor político español Antoni Gutiérrez-Rubí, el pronunciamiento de Iglesias "abre las opciones" para la conformación de un gobierno de izquierda, según, explica a La Tercera. Si bien advierte que "no es un hecho, todavía", reconocer que el gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos "es la opción favorita de los ciudadanos". "No hay alternativa a esta fórmula y la repetición de las elecciones no alteraría -probablemente- el resultado actual", dice.
El proceso de investidura comenzará el lunes, con el discurso de Sánchez, y la primera votación tendrá lugar un día después. Si el candidato no obtiene mayoría absoluta, habrá una segunda votación el jueves en la que le bastaría tener una mayoría simple.
Sánchez ganó las elecciones, pero, sin mayoría absoluta, con 123 de los 350 escaños de la Cámara Baja. Por eso, necesita los 42 diputados de Podemos para continuar al frente del Ejecutivo. Igualmente necesitará los de varios partidos regionales.