Los bomberos trataban de controlar un incendio el viernes al suroeste de Berlí­n, pero tení­an que maniobrar cuidadosamente porque el siniestro detonó municiones de la Segunda Guerra Mundial que estaban enterradas en los bosques de los alrededores de la capital alemana.

El incendio causó la evacuación de varias aldeas aledañas, así­ como nubes de humo que se dirigí­an a la capital.

El siniestro, que era del tamaño de unos 500 estadios de fútbol, ya ha causado varias detonaciones de viejas municiones, de acuerdo con el legislador local Christian Stein.

"La munición es muy peligrosa, porque uno no puede pararse en el terreno, y por lo tanto no puede acercase al incendio" para apagarlo, dijo el gobernador del estado de Brandenburg, Dietmar Woidke, a la prensa.

El incendio comenzó el jueves por la tarde y se propagó rápidamente por el bosque lleno de pinos secos en la región de Treuenbrietzen, a 50 kilómetros de Berlí­n. Por la noche, las autoridades habí­an evacuado 500 personas de las aldeas de Frohnsdorf, Klausdorf y Tiefenbrunnen.

"Algo así­, no lo tuvimos durante la guerra", dijo Anita Biedermann, de 76 años, dijo a la agencia noticiosa dpa mientras la policí­a le decí­a que tomara su saco, carné de identificación y medicamentos de su casa antes de llevarla a un gimnasio cercano para que pasara allí­ la noche.

En zonas en las que no podí­an entrar, los bomberos estaban tratando de apagar el incendio rociando agua con helicópteros y máquinas hidrantes.

"El siniestro sigue siendo una gran amenaza", dijo Woidke. "Pero haremos todo lo posible para proteger las propiedades de la gente".

Por la noche, el viento envió el humo hacia Berlí­n y las autoridades dijeron a la gente de algunos de los vecindarios de la capital que no abrieran sus ventanas. En algunos casos, el olor del humo era tan fuerte que los residentes llamaron a los servicios de emergencia de Berlí­n.