Un hombre fue inculpado en Alemania, a pedido de la justicia portuguesa, por la desaparición en 2007 de la niña británica Madeleine McCann, que conmocionó al mundo, informó este jueves la fiscalía de Portimao (sur de Portugal).
El sospechoso, cuya identidad no fue revelada, fue imputado el miércoles, precisó la fiscalía en un comunicado.
Las autoridades alemanas afirman desde 2020 que disponen de pruebas del asesinato de Maddie, desaparecida en Portugal a la edad de 3 años, y señalan como principal sospechoso a un pedófilo reincidente alemán, identificado como Christian B.
El hombre cumple actualmente pena de prisión por la violación de una estadounidense de 72 años en 2005 en el sur de Portugal.
Madeleine McCann -Maddie- desapareció el 3 de mayo de 2007 poco antes de su cuarto cumpleaños en Praia da Luz, un destino turístico en el sur de Portugal donde se encontraban de vacaciones sus padres con un grupo de amigos.
Su desaparición dio pie a una excepcional campaña internacional para intentar encontrarla. Las fotos de la niña, de pelo castaño y ojos claros, dieron la vuelta al mundo.
Después de 14 meses de controvertidas investigaciones, en las que llegaron a inculpar a los padres, la policía portuguesa archivó el caso en 2008 para reabrirlo cinco años después.
Pero no fue hasta junio de 2020 que el caso se aceleró cuando la fiscalía de Brunswick (Alemania) señaló como responsable a un hombre de 43 años detenido por otro caso y aseguró que la niña estaría muerta.
¿Quién es Christian B?
“Christian B” es un delincuente sexual de 45 años que ya ha sido condenado por abuso de menores en Alemania.
De acuerdo a la prensa británica, el sujeto vivió y trabajó entre 1996 y 2007 en el sur de Portugal, donde habría cometido varios delitos, robos en hoteles y apartamentos y la violación de una anciana estadounidense hace 15 años.
“Christian B” se trasladada durante ese período en una van que fue vista en Praia da Luz, lugar donde estaba la familia McCann de vacaciones cuando desapareció la menor.
En ese sentido, la policía alemana hace unos años había pedido la colaboración de testigos, con la esperanza de resolver la desaparición que mantuvo a Europa en vilo en el verano de 2007.
El sujeto había estado anteriormente entre la lista de 600 sospechosos que manejaba la fiscalía en el marco de la llamada “Operación Grange”, pero no fue hasta 2017 que se encontraron más evidencias en su contra, y luego gracias a la “estrecha cooperación” entre las policías alemana, británica y portuguesa a raíz de una información recibida por Scotland Yard fue posible dar con su paradero.