Las autoridades sanitarias de India han informado este sábado de más de 340.000 nuevos casos de coronavirus, un récord desde el inicio de la pandemia que amenaza con agravar la delicada de situación de los hospitales. En un hospital de Nueva Delhi, una veintena de enfermos han muerto por falta de oxígeno.
India, país en el que viven 1.300 millones de personas, encadena tres días por encima de los 300.000 casos de COVID-19. Este sábado, el balance diario del Ministerio de Sanidad se ha elevado a 346.786 -versus los 332.730 del viernes-, lo que eleva el recuento provisional desde el inicio de la pandemia a 16.610.481.
Más de 2,5 millones de estos casos son considerados activos, mientras que la cifra de fallecidos asciende ya a 189.544, 2.624 más que el viernes, según los datos oficiales. Solo en el estado de Maharashtra se han registrado más de 770 víctimas mortales en el último día.
El primer ministro, Narendra Modi, se reunió el viernes con los jefes de Gobierno de los diez estados más golpeados por la pandemia en busca de un consenso. Entretanto, el Gobierno intenta paliar a duras penas la carencia de oxígeno que se hace ya extrema en algunas zonas y ha importado generadores desde Alemania.
Varios hospitales han pedido públicamente ayuda al Gobierno para atender el repunte de pacientes. Uno de ellos es el Jaipur Golden Hospital de Nueva Delhi, donde al menos 20 personas murieron el jueves por falta de oxígeno, según el director médico del centro, D.K. Baluja.
En declaraciones a la cadena NDTV, ha explicado que las autoridades les habían asignado 3,5 toneladas de suministro que inicialmente iban a llegar a las 17.00 pero terminaron haciéndolo a medianoche. Para entonces, ya era demasiado tarde para esos 20 enfermos, mientras que más de 200 se encuentran en estado crítico.