“El ruido de la explosión fue fuerte y aterrador, vimos la casa de nuestros vecinos completamente destruida, y sentimos pena para ellos. Además, un día cayó un cohete en el medio de la calle. Hizo un gran sonido y todos estaban horrorizados… Mi hermana, que era muy pequeña, se aferró a mí. Me quedé de pie como un pilar, sin moverme, porque estaba aterrado”, relató a la organización humanitaria Save The Children, Yousef, que vive en Ciudad de Gaza.
El testimonio del joven de 14 años refleja la situación que viven los niños y adolescentes en Gaza y, según un estudio de la ONG internacional, el 80% de ellos se encuentra con depresión, dolor y miedo a consecuencia de los 15 años bajo el bloqueo impuesto por las autoridades de Israel al enclave palestino.
El informe de la ONG, titulado Trapped (Atrapados), entrevistó a 488 niños y 168 padres y cuidadores en la Franja de Gaza, dando seguimiento a una investigación similar realizada por la organización en 2018.
Israel impuso un bloqueo terrestre, aéreo y marítimo en la Franja de Gaza tras la toma de ese territorio palestino por Hamas en junio de 2007. El bloqueo incluye estrictas limitaciones al movimiento de viajes para sus residentes. Los cruces entre Gaza e Israel se cierran periódicamente y existen muchas restricciones a la entrada de combustible, electricidad y otros bienes. Los pescadores se limitan a utilizar unas pocas millas náuticas, según informa Al Jazeera. Esto ha afectado especialmente a los niños, que constituyen el 47% de los dos millones de habitantes de Gaza.
Es el caso de Sara, de 16 años, que fue diagnosticada con una afección nerviosa grave en septiembre de 2021 que requirió tratamiento urgente fuera de Gaza. Debido a las restricciones israelíes, sus padres no pudieron acompañarla al hospital en Cisjordania. “Me desperté una mañana sin poder mover todo el lado derecho de mi cuerpo, fuimos al hospital y después de muchos exámenes me diagnosticaron una infección nerviosa severa. El doctor nos dijo que yo necesitaba tratamiento urgente que no estaba disponible en Gaza, pero sí en Cisjordania. Tuvo un efecto realmente negativo en mi estado mental cuando llegué al hospital en Hebrón. Me sentí sin esperanza y deprimida, (tuve que pasar por) exámenes dolorosos en el hospital. Me habían hecho exámenes similares en el hospital en Gaza y también eran dolorosos, pero al menos tenía a mi madre a mi lado, y ella podía consolarme. En Cisjordania estuve sola, así que el dolor que sentí se duplicó”, contó Sara a Save the Children.
El estudio refleja que el número de niños que dice sufrir angustia emocional ha aumentado drásticamente al 80% respecto al 55% de 2018, con un 84% afirmando que siente miedo -frente al 50% de 2018-, un 80% que señala que está nervioso -comparado al 55% de 2018- o un 77% que asegura estar triste o deprimido -en relación al 62% de 2018-. Otro 78% dice sentir dolor, un alza respecto al 55% medido hace cuatro años.
Asimismo, el informe recoge que más de la mitad de los niños y niñas de Gaza, un 55%, se ha planteado el suicidio, mientras que alrededor de tres de cada cinco, un 59%, se autolesiona. Por ello, Save the Children ha reclamado al gobierno de Israel que retire el bloqueo a la Franja y a las autoridades locales -en referencia al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), que controla el enclave-, mientras que ha pedido a la comunidad internacional y los donantes que apoyen el fortalecimiento de los servicios de protección infantil.
“El impacto del asedio en nuestros niños y los jóvenes ha sido significativo. Están privados de movimiento y vida, y hay una falta de oportunidades laborales para los jóvenes, una falta de posibilidades y elementos de una decente vida, y los niños son privados de lugares de entretenimiento y juego”, dijo a la ONG, Mayson, madre de 38 años que vive en el norte de Gaza.
“Los niños y niñas con los que hemos hablado para este informe describen que viven en un estado perpetuo de miedo, preocupación, tristeza y dolor, esperando que estalle la siguiente ronda de violencia y sintiéndose incapaces de dormir o concentrarse”, indicó el director de Save the Children en Cisjordania, Jason Lee, citado por Europa Press.
“Las pruebas físicas de su angustia, como mojar la cama, perder la capacidad de hablar o de realizar tareas básicas, son estremecedoras y deberían servir de llamado de atención a la comunidad internacional”, dijo Lee, quien destacó que “hace cinco años, las personas cuidadoras decían que su capacidad para mantener a sus hijos estaba siendo llevada al límite por el bloqueo, la pobreza crónica y la inseguridad, y que muy probablemente quedaría totalmente destruida en caso de otro conflicto”.
En este sentido, el director de Save the Children en Cisjordania lamentó que el estudio “muestra que las preocupaciones de los cuidadores, tristemente se han hecho realidad”. “Hacemos un llamado a todas las partes para que aborden las causas profundas de este conflicto y tomen medidas para proteger a todos los niños y familias que merecen vivir con seguridad y dignidad”, destacó.
En este sentido, los cuidadores describen un comportamiento preocupante en los menores, con un 79% informando de un aumento de la enuresis nocturna -incontinencia urinaria- y un 78% de los padres afirman que sus hijos rara vez completan sus tareas.
Además, cerca del 59% indicó que aumentó el número de menores con dificultades en el habla, el lenguaje y la comunicación, mientras que un 48% experimenta dificultades para concentrarse, unos comportamientos que tienen un enorme impacto inmediato y a largo plazo en el desarrollo, el aprendizaje y la interacción social de los niños, advirtió la ONG.