La crisis política y económica en Venezuela ha gatillado una emergencia humanitaria que provocó que 3,7 millones de ciudadanos no consumieran a diario la cantidad de alimentos ni nutrientes necesarios para sus actividades entre 2015 y 2017. El cálculo, realizado por Naciones Unidas, en conjunto con la FAO y Unicef, revela el profundo creciente impacto de la debacle económica que enfrenta el gobierno de Nicolás Maduro en esta materia. Entre 2004 y 2006, 2,8 millones de un total de 31,5 millones de venezolanos sufrieron este problema.
La situación es tal, que según el último informe de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, que será publicado este martes, los casos de subalimentación en el resto de países de la región no superan los 2,5 millones en el último período respectivamente, a excepción de Brasil, que producto de la exposición a eventos climáticos más complejos- como la sequía en el Amazonas- alcanzó los 5,2 millones. Más abajo aparece Perú, con 2,8 millones; Bolivia, con 2,2 millones; Argentina, con 1,7 millones; Ecuador, con 1,3 millones y varios puestos detrás, Chile, con apenas 600 mil.
Según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), el peso promedio de los venezolanos fue 11 kilogramos menor en 2017 que un año antes, y en 2016, ocho kilos inferior al de 2015. De acuerdo con Caritas, se estima que 280 mil niños venezolanos podrían morir por desnutrición. El año pasado fallecieron entre cinco a seis niños cada semana por esta causa.
Con todo, desde el mismo Programa Mundial de Alimentos de la ONU, alertaron en una publicación de marzo pasado que "la falta de alimentos y medicina obliga a los venezolanos a emigrar en masa a Colombia". Así, en los últimos dos años ha comenzado un éxodo masivo no sólo a Colombia, sino que también a Ecuador, Perú, Brasil y también Chile.
El Instituto Nacional de Nutrición de Venezuela dejó de publicar cifras oficiales en 2009. Ese año, el 3,2% de los niños venezolanos menores de cinco años registraban un peso inferior al que corresponde por su estatura. El último estudio apunta a que en 2012 esa cifra llegó a 400 mil niños.
En América del Sur, pese a que los niveles de subalimentación se encuentran en rangos relativamente bajos, la situación actual acarrea un deterioro, considerando que la prevalencia pasó de 4,7% en 2014 a 5% en 2017.
"Estas tendencias pueden ser resultado de la persistencia de los precios bajos para la mayoría de los productos básicos exportados, específicamente el crudo, que han mermado los recursos financieros para la importación de alimentos, reduciendo la capacidad de los gobiernos para invertir en la economía", señaló el texto.
En el caso de América Latina y el Caribe, a partir de 2005 se registraron 51,1 de personas subalimentadas por año, pero en 2016 aumentó a 38,9 millones y en 2017 a 39,3 millones.
A nivel mundial, los nuevos datos confirman que en 2017 se produjo un nuevo incremento en la cifra de personas que no reciben la alimentación adecuada, alcanzando los 821 millones de personas subalimentadas, casi el triple de la población de Estados Unidos.
En 2016 esta cifra alcanzó los 815 millones de personas, especialmente en el África subsahariana. A pesar de los esfuerzos y programas realizados por revertir el panorama, unos 151 millones de niños menores de cinco años de todo el mundo, o más del 22%, están afectados por retraso de crecimiento, hasta la medición del año pasado.
En términos generales, el informe apunta a que los conflictos internos y la falta de seguridad son parte de las causas de la mala alimentación. Sin embargo, en esta edición, la ONU consideró asuntos relacionados con las consecuencias de las condiciones externas del clima, como el caso de Brasil.