Estados Unidos comenzó este miércoles tres días de homenajes en la Corte Suprema y el Capitolio para despedir a la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg, cuya muerte dejó una vacante en el máximo tribunal que ha desatado un nuevo choque entre demócratas y republicanos en plena campaña electoral.

Un grupo de 100 empleados judiciales recibieron el féretro de la jueza a las 09.30 hora local formados en las escalinatas vestidos de negro y con la boca tapada por mascarillas negras debido a la pandemia.

Al otro lado de la calle, detrás de una barrera, cientos de personas esperaban para homenajear a la magistrada, cuyo ataúd fue cubierto con la bandera estadounidense.

El jueves, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se desplazará a la Corte Suprema para rendir un homenaje a la jueza informó el secretario de prensa adjunto, Judd Deere.

Ginsburg, fallecida el viernes a los 87 años, se había convertido en un ícono popular por su defensa de la igualdad de las mujeres ante la ley y era el reclamo de mercancía pop e incluso inspiró una película de Hollywood.

La magistrada fue colocada en la base de la Corte donde descansó el ataúd del presidente estadounidense Abraham Lincoln en 1865, delante de un retrato al óleo de ella.

“Hoy nos despedimos de una heroína estadounidense”, dijo la rabina Lauren Holtzblatt después de pronunciar en hebreo el kadish, una breve oración funeraria.

La pandemia marcará todos los homenajes, a los que sólo se podrá acceder con invitación para evitar aglomeraciones, en un momento en que la pandemia deja más de 200 mil fallecidos en Estados Unidos.

Después de una ceremonia privada en el interior de la Corte, el féretro de Ginsburg será colocado debajo de las columnas corintias de la fachada del edificio para que el público pueda despedirse.

Desde que se anunció su fallecimiento, cientos de personas se congregaron espontáneamente en las escalinatas de mármol del tribunal para honrarla, algunos de ellos venidos de estados lejanos.

Los restos de la magistrada se trasladarán el viernes al salón de estatuas del Capitolio, frente a la Corte Suprema.

Ginsburg será enterrada la próxima semana en una ceremonia privada en el cementerio nacional de Arlington, en las afueras de Washington.

Un nombramiento vitalicio antes de las elecciones

La pugna por la vacante -en un momento en el que cinco de los nueve magistrados de la Corte son conservadores- desencadenó un enfrentamiento entre los republicanos que defienden que es el gobierno actual y el Senado controlado por el oficialismo quien debe nombrar a la reemplazante y los demócratas que quieren esperar hasta después de las elecciones del 3 de noviembre.

Los comicios se prevén reñidos. Trump y su rival demócrata, Joe Biden, están codo a codo en las encuestas en estados claves para llegar a la Casa Blanca.

Trump anunciará el sábado a la reemplazante de Ginsburg, un puesto vitalicio para el cual está contemplando varias opciones, como la magistrada conservadora Bárbara Lagoa, una jueza de Miami de origen cubano.

El anuncio desatará una batalla política que se prevé llena de crispación para lograr la designación en el Senado en un tiempo récord.

Pese a que los demócratas no tienen ninguna vía para impedir el procedimiento -que anclaría la mayoría conservadora en el tribunal en 6 contra 3- sí han denunciado un “abuso de poder”.