Ya sea con agresivos –e incluso homicidas– actos, en mensajes anónimos de redes sociales o complejos escenarios sociales en los campus universitarios, miembros de la comunidad musulmana y judía han hecho llamados a enfrentar la islamofobia y el antisemitismo que han visto crecer tras el sorpresivo ataque de Hamas, que mató a cerca de 1.400 israelíes y dejó a otros 240 rehenes, y la respuesta a base de bombas por parte de Israel, que hasta ahora deja un saldo de más de 10.000 personas asesinadas en Gaza, según consigna el Ministerio de Salud del enclave, dirigido por el grupo radical palestino.
Tanto en países europeos como en Estados Unidos, autoridades comunitarias y miembros del gobierno se han pronunciado al respecto, ante la creciente preocupación de que la situación se salga de las manos, como ya ocurrió en Illinois. Allí, a mediados de octubre, un hombre asesinó a un niño palestino-estadounidense de 6 años y falló en matar a su madre, en un ataque que se investiga como posible crimen de odio. Por otro lado, en lugares como Alemania, Francia y Austria se han reportado desde apuñalamientos hasta ataques con bombas molotov a sinagogas.
Preocupación y temor
Tras el ataque el 16 de octubre contra una madre palestina y su hijo, la preocupación en Washington se disparó. Ya estaban en alerta luego de que se desatara la guerra en Medio Oriente el 7 de octubre, cuando Hamas lanzó un inesperado ataque en la frontera entre Israel y Gaza, pero las repercusiones en su propio suelo, que se tradujeron en el ataque de Illinois, aceleró las cosas.
El 1 de noviembre, la Casa Blanca anunció que elaborarían una estrategia nacional para luchar contra la islamofobia y el antisemitismo mediante un esfuerzo conjunto del Consejo de Política Interior y el Consejo de Seguridad Nacional, el que estará enfocado tanto en los musulmanes en sí, como en quienes por su raza, origen nacional y ascendencia son percibidos como tales, detalló el gobierno del Presidente Joe Biden.
Dicho anuncio “es el último paso (...) para establecer un grupo interinstitucional que aumente y coordine mejor los esfuerzos del gobierno estadounidense para contrarrestar la islamofobia, el antisemitismo y las formas relacionadas de prejuicio y discriminación dentro de Estados Unidos”, dijo en un comunicado la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
“El Presidente Biden se presentó a las elecciones para restaurar el alma de nuestra nación. Es inequívoco: En Estados Unidos no hay lugar para el odio contra nadie. Punto”, agregó, según CNN. “Durante demasiado tiempo, los musulmanes de Estados Unidos, y los que se consideran musulmanes, como los árabes y los sijs, han sufrido un número desproporcionado de ataques motivados por el odio y otros incidentes discriminatorios”.
La noticia coincide tanto con los recelos de musulmanes en Estados Unidos por el férreo apoyo que Biden entregó a su par israelí, Benjamin Netanyahu, como con una encuesta realizada por el Instituto Árabe Estadounidense que reveló que, por primera vez desde su creación en 1997, la mayoría de los árabes estadounidenses no se identifican mayoritariamente con el Partido Demócrata. El 40% de aquella población dijo que votaría al expresidente Donald Trump en las próximas elecciones de 2024, lo que significa un aumento de 5 puntos porcentuales frente a la misma medición, pero de 2020, detalló Reuters.
La respuesta llegó el jueves pasado de la mano del Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses (CAIR, por sus siglas en inglés), la mayor organización de defensa de la comunidad musulmana en el país norteamericano, quienes aseguraron a través de un comunicado que “el primer paso y el más importante que debe dar el presidente (Joe) Biden para combatir la creciente islamofobia es el paso que los líderes y organizaciones musulmanas estadounidenses le han pedido repetidamente que dé: exigir un alto el fuego en Gaza”, detalló VOA News.
Según The Associated Press, la preocupación es tal que el gobierno de Biden está advirtiendo a escuelas y universidades que deben tomar medidas para frenar la islamofobia y el antisemitismo ante el “alarmante aumento” de amenazas y situaciones de acoso. Numerosas manifestaciones al interior de los campus estudiantiles, ya sea a favor de un bando o el otro, han provocado que estudiantes judíos y musulmanes planteen que no se está haciendo mucho para mantenerlos a salvo.
Mediante una carta, el Departamento de Educación aseguró que existe una “urgencia renovada” para evitar la discriminación producto de la guerra de Israel y Hamas, recordando a los centros educativos dos ideas: es su deber legal el intervenir ante el acoso contra sus alumnos, y que las instituciones pueden enfrentarse a sanciones que incluso llegan a la pérdida de fondos federales.
“El aumento de las denuncias de incidentes de odio en nuestros campus universitarios a raíz del conflicto entre Israel y Hamas es profundamente traumático para los estudiantes y debería ser alarmante para todos los estadounidenses”, señaló en un comunicado el secretario de Educación, Miguel Cardona. “El antisemitismo, la islamofobia y todas las demás formas de odio van en contra de todo lo que defendemos como nación”, agregó.
Sin embargo, pese a solicitud gubernamental, no especificaron cómo debían controlar la situación sin infringir la delgada línea que separa la libertad de expresión de las manifestaciones y los discursos de odio, consignó la misma agencia de noticias. Solo se limita a plantear que deben detener cualquier conducta que sea “objetivamente ofensiva y que sea tan grave o generalizada que limite o niegue la capacidad de una persona para participar o beneficiarse del programa o actividad educativa del destinatario”.
Desde la Unión Europea también se elevaron voces críticas, detalló Al Jazeera. En conversación con la coordinadora de la lucha contra el odio antimusulmán, Marion Lalisse, la comisionada de la UE señaló que “hemos observado una clara tendencia al alza del odio antimusulmán y los discursos antisemitas. Este lenguaje del odio abarca desde microagresiones hasta amenazas claras, y hemos observado que la mayor parte se produce en las plataformas de las redes sociales”.
Según la experta, “el odio hacia los musulmanes, en particular, tiene que ver con estereotipos negativos que consideran a los musulmanes como un grupo monolítico implicado en la violencia. Estos prejuicios se extienden por todas las naciones de la UE”.
En una columna de opinión en Arab News, Yossi Mekelberg, profesor de Relaciones Internacionales y miembro asociado del Programa de Medio Oriente y Norte de África (MENA, en inglés) de Chatham House, planteó que “cada vez que el conflicto israelo-palestino se recrudece, se produce un efecto colateral -muy inquietante y preocupante-: el conflicto se desborda y se manifiesta en actos deplorables de antisemitismo e islamofobia en Europa y Norteamérica, como agresiones físicas, amenazas, intimidación o incitación al odio, vandalismo y discriminación”.
La exposición a imágenes sangrientas, crudas y escenas de una brutalidad extrema –como las que se encuentran esparcidas en redes sociales, o como recientemente proyectó la Embajada de Israel en Santiago, por ejemplo– para generar impacto, hace que “nuestras sociedades se polarizan cada vez más porque la gente siente la necesidad -de hecho, se le anima- de tomar partido, y en una medida que legitima y fomenta las opiniones y los comportamientos extremos”, planteó.
Expresiones de odio
El 16 de octubre pasado, Plainfield Township, Illinois, fue el escenario de un cruento asesinato. Allí vivían Hanaan Shahin, de 32 años y proveniente de Cisjordania, y su hijo Wadea Al Fayoume, de 6, quienes arrendaban el lugar a Joseph M. Czuba. Pero sin mediación, el hombre apuñaló una docena de veces a la madre, sin matarla, y en 26 ocasiones al niño, asesinándolo en el lugar.
Según la tradición, el cuerpo debía ser enterrado lo más cercano a su muerte, por lo que su madre ni siquiera pudo asistir al funeral, debido a la gravedad de sus heridas. Joseph M. Czuba, de 71 años, está acusado de asesinato en primer grado, intento de asesinato en primer grado, dos cargos de delito de odio y agresión con agravantes con un arma mortal, explicó a los medios locales la oficina del sheriff del condado de Will.
También agregaron que las víctimas eran “objetivo del sospechoso por ser musulmanas y por el conflicto en curso en Medio Oriente entre Hamas y los israelíes”.
Si bien es de las más graves, otras situaciones han ocurrido como consecuencia del odio hacia los judíos o musulmanes. En Lyon, Francia, se reportó un ataque con arma blanca contra una mujer judía. Si bien se encuentra fuera de riesgo vital, la virulencia del acto y la forma de actuar del perpetrador, aún a la fuga, causó conmoción.
La mujer se encontraba dentro de su casa cuando tocaron el timbre. Afuera la esperaba una persona que había rayado una esvástica nazi en la puerta, y que, al abrirle, le propició dos puñaladas, declaró el abogado al canal televisivo francés BFM.
Alemania, nación que carga con el peso histórico de haber asesinado a casi 6 millones de judíos en el Holocausto, o Shoah, también se debate entre continuar condenando los discursos antisemitas o si es posible criticar a Israel desde un país como el suyo.
En el último informe sobre antisemitismo de la Fundación Antonio Amadeu se explicita que la extrema derecha ha tenido cierto éxito en la promoción de una nueva narrativa histórica que pretende liberar a Alemania de dicha carga, consignó Reuters. Pero, también en los espacios liberales/progresistas, se ha abierto el debate sobre las críticas a Israel.
En universidades estadounidenses como la de Tulane, se han registrado protestas que han tenido un giro violento, mientras que estudiantes judíos de la Universidad de Towson debieron interrumpir sus oraciones luego de que otro llegara al lugar y escribiera improperios en la pizarra referentes a su origen. En Yale, por otro lado, estudiantes musulmanes se lamentaron al encontrar escrito en una pizarra “muerte a Palestina”, mientras que en la Universidad de Stanford se investiga si el atropello con fuga de un estudiante árabe musulmán fue motivado por el odio.