Las autoridades tomaron medidas el miércoles para rescatar a cientos de personas varadas en techos de inmuebles y a suministrar agua potable a las zonas inundadas por el colapso de una represa en el sur de Ucrania, en un desastre humanitario y ecológico aún en ciernes a lo largo de un río que forma parte de la línea del frente en la guerra en Ucrania.

El colapso de la represa y central hidroeléctrica de Kajovka y el vaciado de su embalse en el río Dniéper se sumaron a la miseria que sufre la región desde hace más de un año por los ataques de artillería y misiles.

Aunque las catástrofes humanitarias y ecológicas aún están en desarrollo, ya está claro que decenas de miles de personas se han quedado sin agua potable, muchas sin hogar, que las cosechas están arruinadas, las minas terrestres, desplazadas, y el escenario preparado para una escasez de electricidad a largo plazo.

Algunos residentes de las zonas ocupadas por Rusia afectadas por la crecida de las aguas se quejaron de la lentitud con que llegó la ayuda, y algunos quedaron varados en techos y calles transitables sólo en bote, en escenas más parecidas a catástrofes naturales que a guerras. Otros se negaron a marcharse.

El primer reporte sobre víctimas de la catástrofe fue el de un alcalde que informó de tres muertos. Según las autoridades, al menos 4.000 personas han sido evacuadas tanto del lado ruso del río como del ucraniano, pero aún no se conoce la verdadera magnitud de la catástrofe en una zona afectada en la que vivían más de 60.000 personas. Las autoridades designadas por Rusia en las zonas ocupadas de la región de Jersón registraron 15.000 viviendas inundadas.

La represa y el embalse, esenciales para el suministro de agua potable y de riego para el sur de Ucrania, se encuentran en la región de Jersón, que Moscú se anexionó ilegalmente en septiembre y ha ocupado durante el último año. La reserva también es esencial para el suministro de agua a la península de Crimea, que Rusia se anexionó ilegalmente en 2014.

Ucrania controla la orilla occidental del río Dniéper, mientras que Rusia controla el lado oriental, más bajo y vulnerable a las inundaciones.

La crecida de las aguas podría arrasar las cosechas de esta temporada, mientras que la pérdida del embalse de Kajovka impediría un riego adecuado durante años. La pérdida de la reserva también complica los esfuerzos para reconstruir y volver a poner en marcha la central hidroeléctrica destruida y garantizar el agua de refrigeración para cualquier intento futuro de hacer funcionar la central nucleoeléctrica de Zaporiyia.

Un día después de la ruptura de la represa, la causa seguía sin estar clara, y ambas partes se culpaban mutuamente.