No parece estar involucrado directamente, pero su sombra pesa en la discusión. La frase aplica a dos temas que se tomaron la agenda en Estados Unidos: la decisión del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, de iniciar un proceso de investigación de impeachment contra el Presidente de ese país, Joe Biden, pero también de la aparente presión del expresidente Donald Trump al interior del Partido Republicano para impulsar el proceso de juicio político.

Las razones para levantar la acusación, alegan desde el ala más a la derecha del Grand Old Party (GOP), nombre con el que se conoce también a los republicanos, recaerían en la necesidad de abrir una investigación política contra los negocios familiares de los Biden, puntualmente relacionados con las actividades financieras del hijo menor del gobernante demócrata, Hunter Biden, cuando su padre era vicepresidente de Barack Obama, y la supuesta trama de “corrupción” que involucraría a ambos, aseguran.

Hunter Biden aborda el Air Force One con el Presidente Joe Biden, el 4 de febrero de 2023, en la Base de la Guardia Nacional Aérea Hancock Field en Syracuse, Nueva York. Foto: AP

Desde la Casa Blanca desechan toda crítica argumentando que no se ha presentado ninguna prueba que relaciones los negocios del hijo del mandatario –que han sido cuestionados, puesto que Hunter Biden habría utilizado la “marca” Biden para cerrar tratos comerciales, además de pedirle a su padre que hablara durante reuniones con socios e inversionistas y llevar al propio Presidente a cenas de negocios– con un enriquecimiento ilícito de Joe Biden.

Si bien la herramienta esgrimida por McCarthy es un paso previo al debate mismo sobre la eventual destitución de Biden, todas las investigaciones abiertas en los últimos años han desembocado en una acusación contra los presidentes. Sin embargo, en toda la historia de Estados Unidos, nunca un mandatario ha sido cesado de su cargo a través del Congreso, con la gran excepción de Richard Nixon, quien dimitió en 1974 previo a que la Cámara se dispusiese a votar los artículos que lo acusaban, recordó The Associated Press.

El presidente de la Cámara de Representantes, atrapado entre la espada y la pared, se vio envuelto en una disyuntiva. Por un lado, están los miembros del grupo ultraconservador ligado a Donald Trump, Freedom Caucus, quienes amenazaron con destituirlo de la dirección de la Cámara Baja de no tomar medidas políticas contra Biden, justo en el año previo a las elecciones presidenciales y arriesgándose a ni siquiera contar con apoyos entre los más moderados del GOP.

Pero, al mismo tiempo, McCarthy compite contra reloj: el financiamiento del gobierno se agotará el 30 de septiembre, por lo que el Congreso deberá aprobar nuevos proyectos de ley de financiamiento o correr el riesgo de un cierre, lo que interrumpiría los servicios gubernamentales, consignaron distintos medios locales.

El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy (republicano de California), pide este martes una investigación de "impeachment" contra Joe Biden. Foto: Reuters

Según el comité editorial de The Wall Street Journal, la jugada es una revancha por los dos fallidos procesos de impeachment contra el expresidente Trump liderados por la expresidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi. Pese a que en dicha instancia la Cámara Baja aprobó las acusaciones, el Senado absolvió al magnate en ambas ocasiones.

“Pelosi impugnó a Trump la primera vez con pruebas poco sólidas para apaciguar a los progresistas. Ahora los republicanos están devolviendo el favor, y McCarthy siente que no puede evitar una investigación si quiere obtener el apoyo del Freedom Caucus en una lucha presupuestaria”, postuló el medio estadounidense.

¿Hasta dónde llegará la investigación?

La investigación de impeachment se funda en que, hasta ahora, las investigaciones de la Cámara “pintan una imagen de una cultura de corrupción” alrededor de la familia Biden, dijo McCarthy. “Estas son acusaciones de abuso de poder, obstrucción y corrupción, y justifican una mayor investigación por parte de la Cámara de Representantes”, agregó desde el Capitolio.

La figura del impeachment o juicio político es, probablemente, una de las más famosas herramientas de control del Congreso por sobre el poder Ejecutivo. De ser aprobada, el acusado debe dejar su cargo público, e incluso el presidente puede ser objeto de ella. Sin embargo, la investigación del impeachment es menos conocida.

Según The Associated Press, se trata de una indagación sobre posibles irregularidades cometidas por un funcionario federal, ya sea el presidente, miembros del gabinete o jueces. A pesar de que la Cámara de Representantes tiene la facultad de acusar a un funcionario, solo el Senado dispone de las herramientas constitucionales para condenarlo y destituirlo. Y, precisamente, esa es la piedra de tope definitiva de la actual acusación si realmente busca ser aprobada y no meramente funcionar como una estrategia electoral de cara a las próximas elecciones presidenciales de 2024, como reclaman los demócratas.

Un seguidor de Donald Trump muestra una foto de Hunter Biden, previo a un acto de campaña, en octubre de 2020. Foto: Reuters

Los artículos bajo los que se acuse a Biden, de prosperar el impeachment, serían votados por mayoría simple en el Comité Judicial. De pasar esa valla, llegaría al pleno, donde también se requeriría de la mayoría. Sin embargo, es altamente improbable que supere al Senado, considerando que se requieren dos tercios del total de votos para ser definitivamente hallado culpable. Los demócratas tienen 48 escaños y los republicanos 49, pero los tres senadores independientes son de tendencia progresista, por lo que la eventual destitución de Biden no prosperaría.

Incluso antes de aquello, existen dudas entre los miembros del Partido Republicano de la Cámara de Representantes sobre si la jugada es la más inteligente. “No podemos usar el impeachment como arma política contra todos los presidentes”, dijo en un comunicado el representante republicano Don Bacon, consignó Reuters.

The Associated Press afirma que no está claro si en esa primera instancia McCarthy logre reunir los apoyos necesarios, considerando que algunos legisladores han planteado que las pruebas presentadas no califican como “altos delitos y faltas”, tal como la Constitución exige.

“No será un voto fácil para muchos diputados, aunque solo se trate de una investigación. (...) Los 18 republicanos de la Cámara de Representantes en distritos ganados por Biden en 2020 estarán especialmente presionados”, coincidió el comité editorial de The Wall Street Journal.

“El riesgo para el GOP de la Cámara es si los votantes en estos distritos decisivos concluyen que el juicio político es simplemente un ejercicio más de ajuste de cuentas partidista. Estos distritos indecisos determinarán quién tiene la mayoría en 2024″, agregó. “A falta de pruebas de que Biden recibió personalmente cheques de extranjeros, no hay ninguna posibilidad de que el Senado condene al Presidente, incluso si la Cámara lo acusa”.

La intervención de Trump

Mientras The Associated Press consignó que la estrategia del Partido Republicano estaría orientada a desviar la atención de los múltiples procesos judiciales que enfrenta el hasta ahora principal candidato presidencial, el exmandatario Donald Trump, para el propio magnate también tendría un sentido revanchista, aseguró The New York Times.

Según el periódico neoyorquino, el expresidente ha estado realizando llamadas telefónicas regulares a al grupo Freedom Caucus, así como a otros republicanos que impulsaron la investigación de impeachment contra Biden en el Congreso, dijo una persona cercana a Trump que no estaba autorizada a hablar al respecto. En esa línea, el exmandatario habría empujado el esfuerzo tanto en público como en privado.

Pese a que Hunter Biden fue acusado en junio de dos delitos fiscales menores, así como uno grave relacionada con armas de fuego, la oposición no ha logrado demostrar alguna relación con Joe Biden en materia de corrupción, cuando este último oficiaba como vicepresidente de Estados Unidos.

“A nosotros nos persiguieron y, sin embargo, Joe Biden es un delincuente a muerte, pillado a diestra y siniestra, y no le pasa nada. Olvídense de la familia. No le pasa nada”, dijo Trump durante un mitin en marzo de este año. Luego, en junio, repetiría la acusación durante una entrevista con Fox News.

El expresidente Donald Trump visita el Café du Monde en Nueva Orleans, el 25 de julio de 2023. Foto: AP

“Es un sistema de gobierno dual”, planteó Trump. Previamente, tanto en su casa de Mar-a-Lago, en Florida, como en la residencia de Delaware de los Biden fueron encontradas cajas con documentos clasificados. “Se habla de ley y orden. No se puede tener ley y orden en un país donde hay tanta corrupción”, cerró el exgobernante republicano.

Luego, tras ser procesado por retener de manera indebida documentos sensibles para la seguridad nacional, además de obstruir la labor de los investigadores, el magnate aseguró que, de ser reelegido, nombraría a un fiscal especial para “ir tras” Biden y su familia, reportó The New York Times.

Sin embargo, una persona familiarizada con el pensamiento del expresidente dijo al mismo diario que los esfuerzos de Trump por ver avanzar la investigación contra Biden no eran remotamente comparables con los intentos y presiones “agresivas” contra miembros del Congreso para que limpiaran su expediente de destitución.

El caso Biden

Si bien no hay pruebas de que Joe Biden haya ayudado con su posición de vicepresidente a su hijo Hunter, como acusan desde el GOP, sí se ha probado que efectivamente el menor de los Biden logró cerrar millonarios negocios en dicha época.

El más bullado de todos ocurrió en 2014, cuando Hunter Biden se convirtió en consejero de Burisma, una empresa energética ucraniana a cuyo propietario Estados Unidos señalaba como corrupto, recordó The Washington Post. En aquellos años, el entonces vicepresidente era el hombre clave en las negociaciones de la administración Obama en Ucrania, y junto a su informe político, presionó para la salida del dueño de la empresa. También se incluía la destitución del fiscal superior, a quien Occidente apuntaba como la principal traba para que el empresario dueño de Burisma no fuera procesado.

“Espero que sepas lo que estás haciendo”, le habría dicho supuestamente Joe Biden a su hijo Hunter luego de que la destitución se llevara a cabo, rememoró The Washington Post. La medida contaba también con el apoyo de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.

Joe Biden, la primera dama Jill Biden, Hunter Biden y Beau Biden Jr. observan los fuegos artificiales durante la celebración del Día de la Independencia, el 4 de julio de 2023, en Washington. Foto: Reuters

Pero la presencia de correos que demostraban que a veces Joe Biden llegaba a comidas con socios de Hunter Biden en el extranjero, o las, al menos, 20 veces en una década en que el hijo puso el teléfono en altavoz para que el padre hablara, según declaró ante el Congreso Devon Archer, antiguo socio comercial de Hunter Biden, permitieron crecer la suspicacia republicana.

“Puede resultar que Joe Biden no haya cometido ningún delito. Pero incluso si nunca recibió ni un céntimo de los negocios de su hijo, su cooperación en la venta de la marca Biden por parte de Hunter fue corrupta. Lo mismo cabe decir del Departamento de Justicia del Presidente Biden, que saboteó repetidamente la investigación federal sobre Hunter”, planteó William McGurn, escritor político y exredactor jefe de discursos del Presidente George W. Bush, en una columna de The Wall Street Journal.

Desde la Casa Blanca se defienden afirmando que “los republicanos de la Cámara de Representantes llevan nueve meses investigando al presidente y no han encontrado ninguna prueba de irregularidades”, dijo el portavoz Ian Sams, y calificó la acción en medio de la campaña electoral, como parte de la “política extrema en su peor expresión”.