"Comentarios ciegos e infructuosos" que no tenían "sentido" en un contexto diplomático. Así rechazó Seyed Abbas Mousavi, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, las acusaciones del secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, quien aseguró que los iraníes eran responsables de los ataques con drones que causaron graves daños en dos grandes instalaciones petroleras de Arabia Saudita el sábado. Pompeo acusó un "ataque sin precedentes contra el suministro mundial de petróleo" por parte de Irán, y agregó que no hay evidencias de que los ataques provengan de Yemen. Mohammad Yavad Zarif, ministro de Relaciones Exteriores iraní, calificó estas declaraciones como "máximo engaño".

Los ataques, que podrían eventualmente interrumpir el suministro mundial de petróleo, fueron reivindicados por los rebeldes hutíes de Yemen, apoyados por Irán. Arabia Saudita, por su parte, apoya militarmente a las fuerzas progubernamentales de Yemen en su lucha contra los insurgentes, y los sauditas están, además, alineados con Estados Unidos.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita pidió ayuda hoy a la comunidad internacional para preservar el suministro mundial de petróleo en respuesta al ataque. Sin embargo, aún no han acusado públicamente a Irán de haber participado en los incidentes.

Este escándalo ocurre en un momento de crecientes tensiones entre Irán y Estados Unidos, que han aumentado desde que el Presidente Donald Trump se retiró del acuerdo de 2015, en el que Irán acordó restringir su programa nuclear. Desde esa retirada, Irán se ha alejado de a poco de sus obligaciones bajo el acuerdo. Ahora EE.UU. está ejerciendo cada vez más presión sobre Irán, esforzándose por dañar la economía del país y aislarlo democráticamente para obligarlo a volver a la mesa de negociaciones, lo que les permitiría lograr un nuevo acuerdo nuclear.

El conflicto ha escalado a tal nivel que Trump ha dicho que cualquier ataque a los intereses estadounidenses por parte de Irán tendrá una respuesta militar, pero no ha quedado claro si un ataque a las plantas petroleras sauditas entra en ese criterio.

El ataque del sábado, que de acuerdo a los hutíes involucró a 10 drones, es el más serio de los rebeldes desde que Arabia Saudita se involucró en el conflicto en Yemen hace cuatro años. Varios expertos se sorprendieron de que los rebeldes pudieran causar un daño tan extenso a una parte tan crucial de la economía global. Sin embargo, algunos funcionarios estadounidenses creen que Irán entrenó a los hutíes para que aprendieran a usar drones y misiles.

El alcance del daño a las instalaciones petroleras no se conoce con exactitud. Sin embargo, Saudi Aramco, el gigante petrolero estatal que administra las plantas, dijo el sábado que más de la mitad de la producción diaria se había suspendido tras los incendios. Las últimas cifras de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), sitúan la producción total de petróleo de Arabia

Saudita en 9,8 millones de barriles al día. Los ataques no solo cerraron la planta de procesamiento, sino que también interrumpieron los flujos de los campos petroleros que la alimentan. El príncipe Abdulaziz bin Salman, ministro de Energía saudita, dijo que 5,7 millones de barriles diarios de producción de petróleo, crudo y gas se han visto afectados.

Según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, los ataques representan una amenaza para la economía mundial. El gobierno señaló, además, que parte de la disminución sería compensada por depósitos de petróleo y que no habría ningún efecto en los suministros locales.

Sin embargo, cualquier cierre prolongado de las plantas podría tener graves consecuencias para el suministro mundial de petróleo. Por eso, el Departamento de Energía de Estados Unidos anunció hoy que usaría sus reservas estratégicas de petróleo si fuera necesario, para compensar cualquier interrupción en el suministro global.

Aún no está claro si los drones que impactaron las instalaciones petroleras sauditas provienen de Yemen u otro país. Los hutíes poseen drones que podrían llegar a tener un alcance de casi 1.500 kilómetros, según investigadores de la ONU. Esto ha dificultado identificar el punto de origen de los ataques. En un principio se especuló que podrían haber sido lanzados desde Irak, pero la oficina del primer ministro, Adel Abdul-Mahdi, rechazó esa teoría. A través de un comunicado, el gobierno iraquí aseguró que actuarían con firmeza si su territorio fuera utilizado para atacar a otros países.

Mike Pompeo, por su parte, hizo un llamado a que todos los países "denuncien pública e inequívocamente los ataques de Irán". Además, reafirmó el compromiso de Estados Unidos con garantizar "que los mercados de energía se mantengan bien abastecidos y que Irán sea responsable de su agresión".