Drones israelíes atacaron el lunes de madrugada en campamento de Yenín en Cisjordania y cientos de soldados fueron desplegados en la zona, en la mayor incursión en este territorio palestino en 20 años.
Como resultado de este operativo, al menos ocho palestinos murieron y 50 resultaron heridos, 10 de ellos de gravedad. El ataque comenzó alrededor de la 1 a. m. del lunes, y es probable que aumente el número de muertos, según el Ministerio de Salud palestino.
Fuentes israelíes sugirieron al diario The Guardian que necesitarían al menos otras 24 horas para completar la operación. Lanzando al menos 10 ataques con aviones no tripulados contra edificios, además del despliegue de una brigada de tropas -lo que sugiere entre 1.000 y 2.000 soldados- respaldada por excavadoras blindadas y francotiradores en los tejados, las fuerzas israelíes ingresaron a la ciudad y su campo de refugiados y, según informes, asaltaron varias casas y se apostaron en los tejados. Durante la operación, fuerzas israelíes y palestinos armados intercambiaron disparos.
Según la La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), a partir de las 16:30 del lunes el acceso al campo de refugiados sólo era posible en su mayor parte desde una entrada, donde las fuerzas israelíes realizaban controles a los vehículos, incluidas las ambulancias. Una excavadora militar israelí había demolido la mayor parte de las carreteras que conducen al campo de refugiados, lo que dificultaba el acceso de las ambulancias a los heridos registrados dentro del campo.
Esta agencia señaló que los ataques aéreos de las fuerzas israelíes causaron importantes daños en estructuras habitadas del campo de Yenín y en los barrios circundantes. Según los primeros informes, los ataques aéreos israelíes alcanzaron casas y partes de edificios de departamentos. Algunos residentes informaron de haber recibido llamadas de advertencia de las fuerzas israelíes antes de los ataques aéreos. Como consecuencia, al menos 12 familias se vieron obligadas a abandonar sus hogares.
Debido a los daños en las infraestructuras, la mayoría de los residentes del campo de refugiados carecen actualmente de agua potable y electricidad.
El gobierno israelí que asumió hace seis meses es el más derechista en la historia del país. El diario The New York Times indicó que hay ministros ultranacionalistas que se oponen a cualquier diálogo con los líderes palestinos, y ha prometido expandir los asentamientos judíos.
En una declaración conjunta, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y el servicio de inteligencia nacional, Shin Bet, dijeron que habían atacado “un centro de comando en el campo de refugiados de Yenín que era utilizado por un grupo militante local”, escribió The New York Times.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, destacó la importancia de la operación militar. “Yenín se había convertido en los últimos meses en un refugio seguro para el terrorismo. Le hemos puesto fin”, dijo el premier. “Nuestras fuerzas han entrado en Yenín para enfrentarse a los terroristas, han eliminado a los terroristas, detenido a individuos buscados, han destruido centros de mando y han incautado una importante cantidad de armas. Han destruido laboratorios que tenían unas dimensiones casi industriales. En estos laboratorios fabricaban explosivos, explosivos para matar y asesinar a civiles israelíes”, añadió.
“Es todo parte de una ola de terrorismo que estamos viviendo en Israel desde marzo del año 2022. El primer atentado terrorista en esa ola de violencia ocurrió mientras cinco ministros de Relaciones Exteriores, cuatro de ellos árabes, y otro es el norteamericano, Antony Blinken, estuvieron en una cumbre en de paz en Israel, en el Neguev, en el sur de Israel. Y mientras ellos estaban hablando de cómo mejorar las relaciones pacíficas y la cooperación en Medio Oriente entre Israel y los países árabes ocurrió un ataque terrorista en Bnei Brak, en el centro de Israel”, dijo Lior Haiat, portavoz de la Cancillería de Israel a un grupo de periodistas latinoamericanos de visita en ese país, entre ellos La Tercera.
“Y después, de hecho, cada tantos días había otra operación, u otro ataque terrorista. Israel tomó la decisión de no dejar a los terroristas alcanzar sus objetivos de atacar a los ciudadanos israelíes en la ciudad y salir y llevar la batalla a las ciudades palestinas para evitar daños o víctimas”, agregó.
“No es una coincidencia que la operación sea en Yenín y no en Ramala, Hebrón o Jericó. La presencia de villas judías y bases militares limpiaron la región y crearon una situación donde la organización terrorista se sintió más segura en la región de Yenín y norte de Samaria, debido a la falta de presencia judía en los alrededores. Hubo un intento para que el Ejército no entrara a Yenín durante meses, eso hizo que Yenín se volviera más independiente y vemos los resultados. Se convirtió en una fortaleza para la Yihad Islámica, que está más relacionada con el régimen iraní. Después de 50 ataques mortales desde Yenín no tuvimos ninguna otra opción, pero es el comienzo y no podemos permitirnos que Yenín se convierta en una nueva Gaza”, dijo el ministro de Diásporas del gobierno de Israel, Amichai Chikli.
La Casa Blanca afirmó que defendía el derecho de Israel a la seguridad y estaba monitoreando de cerca la situación en Cisjordania. “Hemos visto los informes y estamos monitoreando la situación de cerca”, dijo un portavoz de la Casa Blanca. “Apoyamos la seguridad y el derecho de Israel a defender a su pueblo contra Hamas, la Yihad Islámica Palestina y otros grupos terroristas”.
Un portavoz del Presidente palestino, Mahmoud Abbas, calificó la operación como “un nuevo crimen de guerra contra nuestro pueblo indefenso”, mientras que el grupo militante Hamas con sede en Gaza llamó a los jóvenes de Cisjordania a unirse a los combates.
“Palestina sigue siendo víctima de las agresiones diarias de la ocupación israelí, un país que viola sistemáticamente sus obligaciones en virtud del derecho internacional y de todas las resoluciones de la ONU sobre Medio Oriente. El pueblo palestino vive a diario bajo el terror de la ocupación, que ataca hogares, mezquitas e iglesias con total impunidad. Por eso hay que centrarse en la incapacidad de la comunidad internacional para proteger al pueblo palestino y exigir responsabilidades a la ocupación israelí. El pueblo palestino tiene derecho a la autodefensa”, dijo a La Tercera, Sami Abu Shehadeh, presidente del partido Alianza Nacional Democrática (Balad) y exmiembro de la Knesset, el Parlamento unicameral de Israel.
“No se trata de luchar contra el terrorismo, lo que está ocurriendo en Yenín son crímenes de guerra, el verdadero terror es la ocupación, y la Corte Penal Internacional debería estar haciendo su trabajo”, añadió.
“Lo que está ocurriendo en Yenín es una verdadera masacre. Ha habido bombardeos aéreos a un campo de refugiados, soldados apuntando a niños, ataques a periodistas y hospitales, muertos en las calles. A lo anterior se suman los pogromos de las últimas semanas, la aprobación de nuevos asentamientos, el régimen de apartheid y el bloqueo a Gaza, lo cual demuestra que Israel sabe que puede actuar impunemente, debido a una comunidad internacional que durante 75 años ha abandonado a los palestinos a su suerte. Se necesitan acciones concretas, no declaraciones”, dijo a La Tercera, Maurice Khamis, presidente Comunidad Palestina en Chile.
El diario The New York Times indicó que “los ataques con aviones no tripulados fueron mucho más limitados que los ataques aéreos que Israel ha realizado en Gaza, pero Israel no ha utilizado este nivel de poder aéreo contra los militantes de Cisjordania desde el segundo levantamiento palestino contra el gobierno israelí a principios de la década de 2000″.
“Aunque la violencia reciente en Cisjordania, incluido el campamento de Yenín, no ha alcanzado la intensidad de ese conflicto anterior, existe un temor creciente de que los recientes ataques de ojo por ojo puedan salirse de control”, advirtió.
Con las muertes del lunes, el número de palestinos fallecidos este año en Cisjordania llegó a 131, dentro de más de un año de violencia en la región, que registra el mayor derramamiento de sangre en casi dos décadas.
Israel dice que las redadas pretenden acabar con la violencia armada. Los palestinos aseguran que esa violencia es inevitable ante la ausencia de un proceso político con Israel, la creciente construcción de asentamientos en Cisjordania y la violencia de colonos extremistas. Ellos ven el incremento de la presencia militar israelí en la zona como una extensión de la ocupación iniciada en el territorio hace 56 años.