En el tablero de las complejas y tensas relaciones en Medio Oriente, Israel estuvo por décadas aislado de sus vecinos. De hecho, se considera a sí mismo como parte de Occidente. Esto, en el marco del consenso entre muchos Estados de mayoría árabe y musulmana de que no pondrán fin al actual status con Israel hasta que se le otorgue a los palestinos la condición de Estado.
En las primeras décadas después de declarar su independencia en 1948, Israel y los Estados vecinos de mayoría árabe se enfrentaron en una serie de guerras. Pero en 1979 Egipto se convirtió en el primer país a nivel regional en firmar un acuerdo de paz con Israel, tras una serie de negociaciones secretas llevadas a cabo el año anterior. Como parte de los términos, Israel acordó devolver la península del Sinaí, que capturó en 1967.
Años más tarde, Jordania se convirtió en el segundo país en la región en reconocer a Israel y firmar un tratado en 1994. En parte el acuerdo estuvo centrado en incentivos económicos y comerciales para Ammán.
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, en enero de 2017, provocó un remezón en la región debido a una serie de acciones que buscaban terminar el aislamiento regional de Israel y que conlleva serias implicancias para los palestinos.
En diciembre de 2017, cuando llevaba 11 meses como Presidente, Trump reconoció el reclamo de Israel sobre la ciudad dividida de Jerusalén y trasladó la embajada de Estados Unidos allí, tomando una postura clara en uno de los temas más controvertidos en Medio Oriente.
En enero de este año, Washington fue aún más lejos al dar a conocer lo que calificó de “visión de paz”, en la que le otorgó al gobierno de Israel la mayoría de sus demandas territoriales al reconocer importantes franjas de los territorios palestinos como parte de Israel. Esto fue duramente criticado por los palestinos.
A eso se sumó que Trump reconoció el reclamo de Israel sobre los Altos del Golán, un área que las fuerzas israelíes capturaron de Siria en la Guerra de los Seis Días en 1967 y sobre la que el país árabe aún reclama soberanía.
El diario The Guardian señala que si bien estas acciones de Washington son simbólicas, le ha dado fuerzas a Israel para que continúe avanzando en la construcción de asentamientos en Cisjordania. Al tiempo que Estados Unidos ha recortado la ayuda humanitaria a los palestinos y ha aislado su liderazgo a nivel diplomático, al cerrar las oficinas diplomáticas en Washington.
El golpe en torno a las relaciones bilaterales ocurrió en agosto pasado, cuando el mismo Trump anunció la normalización de las relaciones entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), luego que por años mantuvieran vínculos informales. Las fichas comenzaron a moverse rápidamente y a fin de ese mes, se realizó el primer vuelo comercial entre ambos países. El vuelo LY971, de la aerolínea israelí EL AL, viajó con una delegación israelí y estadounidense a bordo, encabezada por Jared Kushner, yerno y asesor del Presidente Donald Trump.
Un mes después, fue el turno de Bahrein, uno de los primeros en saludar el acuerdo con los Emiratos, que también normalizó las relaciones. Esos acuerdos fueron sellados con una ceremonia en septiembre en la Casa Blanca. Como si fuera poco, un mes después, Trump anunció que Israel normalizaría relaciones con Sudán.
“El momento en que empezaron esas relaciones fue inédito, pero ahora lo que nosotros vemos es una consolidación de un proceso que se formaliza a través de la firma de ese acuerdo de paz y seguramente, como se decía en el pasado, no sabemos quién será el primer el primer país en firmar la paz con Israel, pero el segundo seguramente va a ser Jordania, y efectivamente después de que Egipto firmó la paz con Israel, Jordania vino enseguida y vimos a los Emiratos y eventualmente eso va a pasar también con otros países. Si en algún momento Hezbolá deja de ser un actor importante en Líbano y asume un gobierno moderado, puede ser que eso se extienda a Líbano también”, dijo a La Tercera, Samuel Feldberg, investigador del centro Dayan de la Universidad de Tel Aviv.
En la misma línea el analista Michael Kobi, investigador del Instituto para Estudios de Seguridad Nacional de Israel, dijo a La Tercera que “finalmente habrá más países que normalicen las relaciones con Israel. No solo países árabes, sino que países musulmanes y países en África también”. “Tenemos que recordar que el acuerdo de normalización entre Israel y los Emiratos fue completamente respaldado por algunos países árabes que tienen relaciones con Israel, como Egipto, y otros países como Arabia Saudita, Omán, Marruecos, que no tienen relaciones oficiales con Israel. Así que finalmente este es un acuerdo bilateral entre Israel y los Emiratos, pero finalmente es un acuerdo multilateral, porque los otros países, principalmente las monarquías del Golfo, lo respaldan y vimos que los sauditas están permitiendo los vuelos israelíes sobre el territorio saudita, algo que no tiene precedentes”, añadió.
El rol de Irán
Antes de la revolución de Irán de 1979, los gobiernos de Israel e Irán eran cercanos. Sin embargo, todo eso cambió después del derrocamiento del Sha Reza Pahlevi de Irán y el surgimiento del actual gobierno teocrático. La mayoría de la población de Irán son musulmanes chiitas. Aunque el país persa todavía tiene una comunidad judía considerable, aunque muchos de ellos han emigrado a Israel o Estados Unidos. Israel ve a Irán como su principal amenaza en medio de su creciente alianza con Estados Unidos y otros estados árabes de ideas afines.
Es en este contexto en que Arabia Saudita entra en el ajedrez, un país que por años ha disputado la influencia de la región junto con Irán. De hecho, ha sido un jugador clave en un bloque de países sunitas alineados contra Teherán. En medio de la creciente influencia iraní, Riad ha estado fortaleciendo en privado los lazos con Israel, pero los analistas estiman –señala The Washington Post– que un anuncio puede ser demasiado riesgoso desde el punto de vista político. Eso, pese a que Trump ha señalado que pronto se normalizarán los lazos. Arabia Saudita también desempeña un papel religioso importante en la región como custodio de las dos ciudades más sagradas del Islam.
Así, en una columna en el diario israelí Haaretz se reportó que el príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman quería que ambos países normalizaran los lazos.
El analista del centro de estudios Crisis Group, Tareq Baconi, advirtió en conversación con La Tercera que si bien “Israel ha abogado durante mucho tiempo por la normalización de las relaciones regionales sin asegurar un arreglo justo para los palestinos, parece que ahora ha comenzado a hacerlo con éxito”. Sin embargo, advierte, “podría ser prematuro considerar que esto es un éxito, ya que podría ser contraproducente dada el continuo foco que tiene la situación palestina en la comunidad árabe”.