El ataque sin precedentes del sábado en la noche de Irán contra Israel con el lanzamiento de más de 300 misiles y drones, marcó un cambio en la dinámica en Medio Oriente y marcó el primer ataque directo contra Israel de parte de Teherán después de años de una suerte de guerra en las sombras.
En medio de este escenario, el gabinete de guerra de Israel se reunió el domingo por la tarde para discutir las posibles respuestas a las acciones de Irán. Según Israel, Teherán lanzó 170 drones cargados de explosivos, unos 120 misiles balísticos y unos 30 misiles de crucero, los que en un 99% fueron interceptados.
El éxito se debió no solo al sofisticado sistema de defensa aérea de Israel, sino que también a la asistencia crítica brindada por Estados Unidos y otros socios occidentales y árabes. Los aviones de combate estadounidenses, británicos y jordanos desempeñaron un papel especialmente importante en el derribo de drones. La mayoría de los drones y misiles iraníes fueron destruidos incluso antes de que alcanzaran el espacio aéreo israelí.
Esto demostró una importante muestra de apoyo a su aliado a pesar de las crecientes divisiones sobre la conducta de Israel en la guerra en Gaza, que el 7 de abril pasado cumplió seis meses. La escalada entre Israel e Irán se produjo en un momento de gran tensión entre Biden y Netanyahu. En una llamada hace sólo 10 días, el presidente amenazó con reconsiderar su apoyo a la guerra de Israel en Gaza si Netanyahu no hacía más para aliviar el sufrimiento civil en el enclave, aprovechando el respaldo estadounidense por primera vez desde el ataque de Hamas del 7 de octubre.
El ataque de Irán, en represalia por los ataques aéreos contra el edificio de la embajada iraní en Siria el 1 de abril -en los que murieron altos funcionarios de la República Islámica, entre ellos el general iraní Mohammad Reza Zahedi, quien sería el cerebro del ataque del 7 de octubre contra Israel- no fue inesperado.
De hecho, en un artículo el experto israelí Yigal Carmon, presidente del centro de estudios Memri, indicó que Estados Unidos coordinó con los iraníes para que los civiles no fueran atacados, algo que ya está siendo reportado por medios árabes. En su columna señaló que Teherán facilitó que Estados Unidos, Israel, Reino Unido y Jordania supieran qué haría y qué no haría, y dónde lo haría. Mientras que, indicó, Israel no formó parte de esta coordinación.
En los días previos al ataque, Estados Unidos, según informes de los medios, mantuvo intercambios con Irán. Las primeras advertencias habían estado llegando desde Estados Unidos durante toda una semana en informes, incluidos los de The Wall Street Journal y Bloomberg. “Todo Israel estaba histérico por el próximo ataque iraní, que de todos modos benefició al primer ministro Netanyahu, desplazando de la noticia su responsabilidad para el 7 de octubre”, indicó Carmon.
“Estados Unidos coordinó el ataque con Irán para que nadie resulte físicamente herido o muerto”, añadió. “Lo peor para Israel sería creer que los resultados de esta noche es todo lo que Irán puede lograr. Pueden hacer mucho más”, indicó.
“Los estadounidenses jugaron contra Israel y continúan haciéndolo impidiendo una reacción israelí. De hecho, comenzaron a presionar a Israel para que no reaccionara incluso antes de que se produjera el ataque. El comandante del CENTCOM, general Michael Kurilla, fue a Israel el 13 de abril y presionó para que se coordinara previamente con Estados Unidos cualquier acción por parte de Israel”, sostuvo.
“Desde noviembre, Estados Unidos ha llegado gradualmente a la conclusión de que el primer ministro Benjamín Netanyahu no sólo se esfuerza deliberadamente por lograr una confrontación abierta con el presidente Joe Biden en torno a Gaza, sino que también quiere ampliar la guerra y regionalizarla. Esto parece contradictorio e irracional, pero es consistente con la narrativa alternativa fabricada por Netanyahu de que todo se trata de Irán, no del 7 de octubre”, escribió el experto Alon Pinkas en el diario Haaretz.
Advertencia de Estados Unidos
Algunos analistas, dijo The New York Times, interpretaron el aviso que Irán había hecho del lanzamiento de los drones y misiles a que “quería hacer una demostración de fuerza para salvar las apariencias después del asesinato de sus oficiales, pero no quería una guerra en toda regla con Israel o Estados Unidos”.
Es más la situación recordó a lo ocurrido en 2020, cuando el entonces Presidente Donald Trump ordenó un ataque aéreo en Irak para matar al mayor general Qassim Suleimani, quien lideraba la poderosa Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. Irán respondió disparando misiles contra bases estadounidenses en Irak, con daños relativamente pequeños, aunque unos 100 militares estadounidenses resultaron heridos. Luego envió un mensaje privado diciendo que ya estaba hecho. Trump decidió no tomar represalias y los temores de un ciclo de escalada se desvanecieron.
Es por eso que ahora Washington estaría preocupado de que Israel no escale la situación. Incluso, los líderes iraníes han señalado que sus represalias han terminado a menos que sean atacados nuevamente.
Según CNN, en una conversación con el primer ministro Benjamin Netanyahu el sábado por la noche, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, trató de enmarcar la exitosa interceptación del ataque iraní por parte de Israel como una gran victoria, con la sugerencia de que era innecesaria una mayor respuesta israelí.
“Le dije que Israel demostró una capacidad notable para defenderse y derrotar incluso ataques sin precedentes, enviando un mensaje claro a sus enemigos de que no pueden amenazar efectivamente la seguridad de Israel”, dijo Biden.
“El presidente fue muy claro en que vamos a ayudar a defender a Israel, y anoche le dejó muy claro al primer ministro que tenemos que pensar cuidadosa y estratégicamente sobre los riesgos de una escalada”, dijo a la cadena un alto funcionario de la administración Biden.
Mientras que el secretario de Defensa, Lloyd Austin, pidió a su homólogo israelí, el ministro Yoav Gallant, que notificara a Estados Unidos antes de cualquier posible respuesta al ataque iraní, según otro funcionario estadounidense.
De hecho, dos funcionarios israelíes dijeron que algunos miembros del gabinete de guerra habían instado a un ataque de represalia, pero que fue cancelado después de que el primer ministro Benjamin Netanyahu de Israel hablara por teléfono con Biden el sábado, y porque los ataques causaron daños relativamente menores. Los funcionarios no dieron más detalles sobre el contenido de la llamada entre los dirigentes. El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, dijo el domingo temprano que la confrontación con Irán “aún no ha terminado”.
Sin embargo, el ejército israelí anunció, el domingo, que relajaría las restricciones a las reuniones impuestas antes del ataque iraní, en lo que fue considerado una posible indicación de que Israel no espera que la confrontación continúe escalando. Las autoridades israelíes habían cancelado el sábado brevemente todas las actividades educativas, cerraron escuelas y universidades y prohibieron reuniones de más de mil personas en gran parte del país.
Preocupación internacional
Después de convocar una reunión virtual el domingo para discutir el ataque de Irán a Israel, los líderes del Grupo de los 7 adoptaron una declaración conjunta que reafirmaba su “plena solidaridad y apoyo a Israel” y acusaba a Irán de haber arriesgado “provocar una escalada regional incontrolable” que debe evitarse.
La declaración conjunta de los líderes de las naciones del G7 (Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos, así como la Unión Europea) exigió que “Irán y sus representantes cesen sus ataques”. Los líderes dijeron que estaban listos “para tomar más medidas ahora y en respuesta a nuevas iniciativas desestabilizadoras”.
Los líderes de la Unión Europea han instado públicamente a la moderación de ambos países y ellos también condenaron las acciones de Irán. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, calificó el ataque de “flagrante e injustificable” y añadió que “todos los actores deben abstenerse ahora de una mayor escalada”.
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, dijo que la condena de los líderes del G7 fue unánime y que “todas las partes deben actuar con moderación”. “Poner fin a la crisis en Gaza lo antes posible, en particular mediante un alto el fuego inmediato, marcará la diferencia”, añadió Michel.
Mientras que Robert Wood, embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, dijo al Consejo de Seguridad que Washington “no busca una escalada, nuestras acciones han sido de naturaleza defensiva”. Dijo que el objetivo de su país era “rebajar la escalada” y volver a asegurar el fin del conflicto en Gaza. Wood también pidió al Consejo que condene inequívocamente las acciones de Irán y dijo que Estados Unidos estaba planeando nuevas medidas en la ONU para responsabilizar a Irán.
En una columna en el diario The Guardian, los expertos Peter Beaumont y Emma Graham-Harrison dijeron que el hecho de que “Irán haya atacado, mientras Israel lucha tanto contra Hamás en Gaza como contra Hizbulá en su frontera norte, es un importante fracaso estratégico y político que amenaza con agotar los recursos militares ya agotados y al mismo tiempo invita a un conflicto cada vez mayor”.
Pinkas en su columna señala que “una guerra con Irán tendría implicaciones profundas y de largo alcance para las alianzas regionales, el precio del petróleo, las alianzas y prioridades del Indo-Pacífico, las rutas marítimas comerciales y las cadenas de suministro, y los recursos comprometidos para la guerra de Ucrania”.
“Si bien Estados Unidos ve denominadores geopolíticos comunes entre la guerra en Gaza y el intercambio de cortesías entre Irán e Israel, no los trata según parámetros políticos similares. Mientras que Gaza se ha convertido en una carga para los estadounidenses que consume tiempo y recursos políticos, y la crisis perpetua de alto mantenimiento llamada ‘Benjamin Netanyahu’ se ha convertido en un irritante constante, Irán es una ópera completamente diferente”, indicó.
“Después de años de ataques aéreos no declarados en Siria, incluso contra personas estrechamente asociadas con Irán, y seis meses de intercambios transfronterizos con Hizbulá en el Líbano, Israel había asumido erróneamente que Teherán no respondería con un ataque directo en suelo israelí. En cambio, el ataque a Damasco ha colocado a Teherán y sus dirigentes en lo que algunos han descrito como un ‘enigma estratégico’”, añadieron Peter Beaumont y Emma Graham-Harrison.