El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi fue homenajeado el miércoles con un multitudinario funeral de Estado en la catedral de Milán y con la declaratoria de un día nacional de luto. Todo ello, en momentos en que los italianos debaten su legado y la premier Georgia Meloni lucha por evitar la desintegración del partido creado por el fallecido gobernante y que forma parte de la coalición.
Más de dos mil personas repletaron la catedral Duomo para asistir a la ceremonia celebrada por el arzobispo de Milán, mientras que la multitud congregada en la plaza adyacente contemplaba dos grandes pantallas utilizadas normalmente para conciertos de música pop. Al interior de la catedral se encontraban la élite política y empresarial de Italia, incluyendo el presidente y tres ex primeros ministros de Italia. Los hijos de Berlusconi y sus acompañantes lloraban mientras el ataúd era acomodado en el altar.
Berlusconi murió el lunes a los 86 años en un hospital de Milán donde estaba siendo tratado por leucemia crónica. Su familia celebró un velorio privado el martes en una de las villas de Berlusconi cerca de Milán, la ciudad donde ganó miles de millones como jefe de un imperio mediático antes de ingresar a la política en 1994.
La mayoría de los italianos identifican a Berlusconi, un magnate de los medios, empresario del fútbol y tres veces primer ministro, como la figura más influyente en Italia en las últimas décadas. Pero siguen muy divididos sobre si su influencia fue para bien o para mal, y algunos se preguntan si él merece tanta ceremonia, indicó la agencia The Associated Press.
El arzobispo de Milán, Mario Delpini, no pasó por alto el complicado legado de Berlusconi en su elegía, diciendo que era un hombre de negocios que encontró el éxito y el fracaso, un político que ganó y perdió, y una personalidad en busca de notoriedad que tenía admiradores y detractores, “aquellos que le aplauden y aquellos que lo aborrecen”.
“Pero en este momento de despedida y oración, ¿qué podemos decir de Silvio Berlusconi? Ha sido un hombre: un deseo de vida, un deseo de amor, un deseo de alegría”, señaló Delpini. “Él es un hombre y ahora se encuentra con Dios”.
Giorgia Meloni declaró antes del funeral que los italianos habían querido a Berlusconi porque “era uno de ellos”. Los invitados al funeral recordaron cómo Il Cavaliere comenzó su carrera en la construcción en la ciudad antes de hacerse cargo del equipo de fútbol AC Milan y llevarlo al éxito europeo.
La decisión de Meloni de decretar un día de luto nacional -un honor normalmente reservado a los presidentes, no a los primeros ministros- suscitó duras críticas de políticos de izquierda que se pasaron décadas luchando contra los conflictos de intereses de Berlusconi, sus sospechosas finanzas y su denigración de los jueces italianos.
El futuro de su partido
A nivel político, Meloni lucha por evitar la desintegración del partido de Berlusconi, Forza Italia. Esto porque la premier necesita los 17 senadores de la colectividad para apuntalar la mayoría de su gobierno de coalición y luchará para evitar que los miembros se marchen del partido que el fallecido gobernante no solo fundó, sino que también financió y dirigió como un feudo personal.
“Meloni va a intentar mantenerlos donde están”, dijo al diario The Times Giovanni Orsina, subdirector de la escuela de gobierno de la Universidad Luiss Guido Carli de Roma.
La supervivencia o no del partido Forza Italia de Berlusconi es motivo de discusiones discretas en las páginas interiores de los periódicos y los pasillos del Parlamento. El número dos de Berlusconi, el canciller Antonio Tajani, declaró el lunes: “Tenemos el deber, como Forza Italia, de seguir adelante, y lo haremos”.
Sin embargo, la suerte de Forza Italia dista de estar asegurada. La dominación personal de Berlusconi en el partido lo vuelve vulnerable después de su muerte. Y el partido es clave para sostener el gobierno de coalición de Meloni tras ocho meses en el poder. “Si el partido sigue en pie, el gobierno está bien. Pero si el partido empieza a desintegrarse, hay que ver a dónde irá esta gente”, dijo a la agencia AP Roberto D’Alimonte, experto en ciencias políticas que escribe en Il Sole 24 Ore. “Meloni necesita estos votos en el Senado y en la Cámara. Meloni no puede prescindir de ese 8%”.
Berlusconi fundó Forza Italia en 1994 para entrar en política cuando la corrupción generó un vacío de poder. En noviembre de 2008, el Consejo Nacional del partido, presidido por Alfredo Biondi, anunció oficialmente la disolución de Forza Italia dentro de El Pueblo de la Libertad, nueva formación política de Berlusconi, creada oficialmente a principios de 2009. El 16 de noviembre de 2013, el partido fue refundado por Berlusconi, producto de la escisión de El Pueblo de la Libertad en dos facciones.
Forza Italia ganó la mayor cantidad de votos en 1994, el 21%, para darle a Berlusconi su primer período como primer ministro. Ganó nuevamente en 2001 con el 29,4% de los votos y en 2008 con el 37,4%.
Su último gobierno cayó en 2011, cuando la crisis de deuda lo obligó a renunciar y lo sucedió un gobierno de tecnócratas.
Para las elecciones del año pasado, que llevaron a Meloni al poder, Forza Italia se había reducido al 8% de los votos, debilitada por la ausencia forzosa de Berlusconi de la política debido a una condena por fraude fiscal en 2012 y el ascenso del partido de Meloni, Hermanos de Italia, en la extrema derecha.
La fuerza del partido siempre fue la imagen especular de Berlusconi, cuyo poder y empatía eran reconocidos incluso por detractores y opositores. Contaba con la férrea lealtad de un grupo estrecho de colaboradores políticos y empresariales, pero también de su base. Muchos colocaron carteles con palabras afectuosas en su finca cerca de Milán, donde amigos y familiares lo velaron el martes.
Pero nunca confió en alguien lo suficiente para nombrarlo su heredero político, a pesar de algunos amagues recelosos, lo que dio lugar a luchas por la conducción y divisiones después de su muerte.
“No es en gran medida un partido personal. Es totalmente un partido personal”, dijo Giovanni Orsina, especialista en ciencias políticas y autor de una biografía de Berlusconi.
Las encuestas sugieren que Forza Italia podría perder al menos la mitad de sus votos, lo que pondría en peligro su existencia. Para evitar que los diputados de Berlusconi se pasen a otros partidos, se espera que Meloni busque la ayuda de la hija del magnate, Marina Berlusconi, de 56 años, que dirige el holding que supervisa su imperio televisivo, constructor y bancario, indicó The Times.
Así, el futuro de Forza Italia será más seguro si Marina Berlusconi acepta mantener las garantías de la empresa familiar sobre los 100 millones de euros en préstamos acumulados por el partido.
El periódico dice que para apuntalar la unidad del partido, Berlusconi y Meloni recurrirán probablemente a la ayuda de Marta Fascina, de 33 años, miembro de Forza Italia y novia del difunto líder de Forza Italia. Esto significa una novedad en la política italiana que está dominada por los hombres.
Su tarea será ardua, según Giuliano Urbani, cofundador de Forza Italia, en declaraciones al diario La Repubblica: “Le deseo un futuro a Forza Italia, pero francamente no lo veo”.
Si se cortan los hilos de Berlusconi y desaparecen los votos de Forza Italia, los diputados del partido podrían dividirse en facciones y desertar a pequeños partidos centristas liderados por Matteo Renzi, ex primer ministro, y Carlo Calenda, ex ministro de Desarrollo Económico de Renzi. También podrían tratar de unirse a los partidos de Meloni o Matteo Salvini (la Liga), lo que les mantendría dentro de la coalición gobernante, pero con el riesgo de iniciar una batalla de reclutamiento entre los líderes de los partidos aliados, amenazando la estabilidad de la coalición.
“Salvini puede estar interesado en contar con ellos, pero los diputados de Forza Italia querrán ver qué les ofrece y tendrán miedo de cruzarse con Meloni, que manda firmemente en la coalición”, dijo al diario Orsina.
Se espera que las conversaciones se lleven a cabo mientras el Senado italiano permanece cerrado por una semana de luto.