Ante el aumento del flujo de inmigrantes irregulares que atraviesan el Mediterráneo, Italia pidió este martes a los países de la Unión Europea mayor “solidaridad” y aceptar su repartición entre las naciones.
La ministra del Interior italiana, Luciana Lamorgese, solicitó “intervenciones estructurales para la gestión del fenómeno dentro de la Unión Europea”, precisó en un comunicado.
En una videoconferencia con sus homólogos europeos, la ministra instó a “la activación de mecanismos de solidaridad concretos y sólidos, incluido aquellos de emergencia”, precisa la nota.
Se trata de aplicar los acuerdos de Malta de 2019 sobre la repartición automática de los migrantes en una decena de países, entre ellos Francia, Alemania, Portugal, Rumanía y Finlandia.
Entre el 1 de enero y el 11 de mayo, cerca de 13 mil personas desembarcaron en las islas italianas, entre ellas la siciliana Lampedusa.
La mayoría son migrantes provenientes del norte de África, que atraviesan en embarcaciones improvisadas el Meditarráneo.
El número es tres veces mayor que el registrado en 2020 en el mismo período y diez veces más que en 2019, estima el gobierno.
Más de 2 mil migrantes llegaron durante el fin de semana a Lampedusa, de 20 kilómetros cuadrados, y que se encuentra más cerca de África que del territorio italiano.
Los centros de alojamiento están desbordados y algunos migrantes duermen sobre el asfalto en los aparcamientos de la isla.
Se espera que el mal tiempo que está azotando en estos días el Mediterráneo frene las salidas desde Libia y Túnez.
Tanto las autoridades italianas como las ONG que rescatan personas en el mar calculan una afluencia récord de migrantes durante los próximos meses.
Los representantes de los países africanos de donde provienen la mayoría de los migrantes asistieron a la conferencia telemática organizada por Portugal, que ostenta la presidencia de turno de la UE.
La ministra italiana habló de “la necesidad de desarrollar un diálogo constructivo con los socios africanos, con un enfoque equilibrado, basado en modelos de cooperación capaces de valorizar la especificidad de cada país”.
Por su parte, su homólogo español, Fernando Grande-Marlaska, recalcó también que “la única forma de gestionar eficazmente los flujos migratorios era invertir en las relaciones entre los países de origen, tránsito y destino”.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 621 migrantes han perdido la vida desde principios de año mientras intentaban atravesar el Mediterráneo.