Cuando Iván Duque, el expresidente de Colombia (2018-2022), se enteró de la noticia de la muerte de su amigo y aliado regional, el exmandatario Sebastián Piñera, no ocultó su pesar en una entrevista con La Tercera. “Hombre, estoy triste, estremecido con esta noticia”, relató entonces.

A casi 12 meses de la fecha, el cofundador del Grupo Libertad y Democracia volvió a repasar el legado del empresario y político chileno, pero también aprovechó de hacer un análisis del presente regional, con Venezuela como foco, y del estado de la derecha en Latinoamérica.

Faltan días para el primer aniversario del fallecimiento de Sebastián Piñera. ¿Cuál cree que fue su legado para la región?

Sebastián Piñera dejó un legado enorme en la región. Yo creo que, cada vez más, se le extraña y se valora su liderazgo, su formación y sobre todo sus convicciones. Él fue una persona que defendió la democracia a capa y espada, y lo vemos ahora con lo que ha sucedido en Venezuela. Nunca claudicó en defender el retorno de la democracia a ese país. Fue un gran promotor de la integración de nuestra región, como lo hizo con la Alianza del Pacífico y con otros bloques, pero particularmente siempre veía en la integración un vehículo para fortalecer a nuestra región latinoamericana y caribeña. Y desde luego también quiero destacar que él fue una persona que se preocupó mucho por la educación. Entonces sí, creo que el legado de Sebastián está más vigente que nunca. Cuando uno ve las encuestas en Chile, ve que su imagen cada vez es más fuerte, y yo creo que la próxima presidenta o presidente de Chile va a tener que mostrar un grado de afinidad con ese legado.

Respecto de Libertad y Democracia, grupo que ambos fundaron, ¿se ha debilitado o ha perdido visibilidad sin Piñera?

Bueno, lo que pasa es que hemos rotado en la coordinación. Este año esperamos tener la reunión en el mes de mayo en España, donde vamos a rendirle también un homenaje al maestro Mario Vargas Llosa y estaremos organizando para finales de año nuestro encuentro anual, pero la idea es que en 2025 demos un salto para que el Grupo Libertad y Democracia pueda ya tener una formación institucional más sólida, podamos ampliar los programas de participación de liderazgos jóvenes, y podamos también empezar a diseñar una estrategia para contribuir, tanto ideológica como estratégicamente, en las campañas electorales que se van a llevar a cabo en nuestra región en el año 2025 y 2026.

Homenaje del Grupo Libertad y Democracia al expresidente Sebastián Piñera en la UDD, donde participó Iván Duque, entre otros. Foto: Andrés Pérez / LA TERCERA.

Libertad y Democracia apoyó a la opositora María Corina Machado cuando no la dejaron participar de las elecciones presidenciales de julio pasado en Venezuela. ¿Este respaldo sirvió de algo?

El Grupo Libertad y Democracia ha estado no solamente muy activo, sino que acompañó en una buena parte toda la estrategia de la resistencia democrática en Venezuela y los hemos respaldado también en todos los escenarios internacionales. Ahora esperamos que el grupo siempre tenga una contribución cada vez más práctica. Nosotros hemos definido que lo que no queremos del grupo es ser una fábrica de comunicados, sino realmente tener la capacidad de incidir, de contribuir y de impactar.

¿Está de acuerdo con la postura del expresidente colombiano Álvaro Uribe de una potencial intervención militar internacional en Venezuela?

Yo he defendido el concepto de la intervención humanitaria en Venezuela, porque se usa justamente para detener el éxodo de personas, restablecer la democracia y, sobre todo, que se pueda dar una transición urgente hacia un nuevo camino institucional. Porque lo que hay hoy es un régimen opresor, violador sistemático de los derechos humanos, y que está siendo investigado en la Corte Penal Internacional. Frente a esto, también esperamos que uno de los factores de legitimidad de una intervención humanitaria es que la Corte Penal Internacional le dicte una orden de arresto (a Nicolás Maduro) ante la evidencia de la sistematicidad de los crímenes que viene adelantando esa dictadura desde hace mucho tiempo.

¿Eso incluiría el uso de fuerza militar?

Las intervenciones humanitarias tienen un componente de fuerza, pero lo tienen bajo la orientación y la finalidad. La intervención militar como tal no está contemplada en el derecho internacional, la intervención humanitaria sí, porque dentro de la Carta de Naciones Unidas existe el derecho a proteger. Sobre todo cuando está en riesgo la vida, honra, bienes, derechos y libertades de la población de un Estado.

Sobre las deportaciones de inmigrantes ordenadas por Donald Trump, tema que toca a toda la región, ¿qué le parece la posición que tomó el Presidente colombiano, Gustavo Petro?

Lo que vimos fue la ejemplificación de la estupidez humana, porque, primero, Colombia ya había aceptado los dos aviones. Segundo, Colombia viene recibiendo deportados de Estados Unidos desde hace mucho tiempo. Solamente el año pasado fueron 14 mil deportados los que llegaron desde Estados Unidos.

Eso fue con Petro en el poder…

Y nunca dijo nada. En el caso, por ejemplo, de las inadmisiones y deportaciones de México, Petro tampoco nunca dijo nada. Y aquí quiso, con una bravuconada populista, tratar de medir hasta dónde podía llegar contra el gobierno de Estados Unidos y contra Donald Trump, y lo que recibió fue una respuesta contundente de sanciones que, de haberse aplicado, hubieran desangrado la economía colombiana en cuestión de días. Por eso, ante la suspensión de las visas y demás, la gente del gobierno estaba desesperada. Empezaron a anunciarle al presidente renuncias masivas, tuvieron que empezar a llamar personas que tuvieran contactos en Washington, etc. Es realmente una vergüenza mundial lo que vimos.

Iván Duque en junio de 2024. Foto: Mario Téllez / LA TERCERA.

La derecha

Mirando hacia la derecha latinoamericana, ¿qué le parece la manera en que ese espacio político se ha rearticulado en la región?

Creo que no hay una sola derecha, hay matices de centroderecha. Las banderas que enarbolamos en Libertad y Democracia, que las discutimos muchas veces con Sebastián Piñera, son banderas donde se aboga por la libertad como factor de prosperidad, de la seguridad como un bien público y un valor democrático. También con una agenda social que permita cerrar las brechas a partir de una efectiva redistribución del ingreso a través de la inversión, pero dándoles sostenibilidad a todos los programas donde no sea un paternalismo del cual la gente se vuelva dependiente, sino un mecanismo de ayuda para nivelar la cancha social. Y también algo que es muy importante, que para nosotros ha sido fundamental, es defender el emprendimiento y la formación de capital empresarial, micro, pequeño, mediano y grande, para que eso detone crecimiento, empleo y prosperidad. Entonces, bajo esos lineamientos trabajamos nosotros, y yo creo que en países como El Salvador, Argentina, Paraguay, República Dominicana, Panamá, Costa Rica o Ecuador, hemos visto que cada uno de esos matices tiene énfasis distintos y lo que se ve es un compromiso también de que estas banderas sean efectivas. Esto, bajo una premisa de tener un Estado más austero y más eficaz.

¿Está perdiendo terreno la derecha tradicional latinoamericana frente a otras que algunos podrían calificar de extremas, como las de Javier Milei o Nayib Bukele?

Hay que tener mucho cuidado cuando nos aproximamos al concepto de lo que es el ser libertario, porque no es de extrema derecha. El concepto libertario es un concepto de extremo liberalismo. Y cuando digo extremo liberalismo, es donde hay una mayor autonomía de las personas, donde el Estado hace menos cosas, donde permite una mayor operancia del sector privado sin tantos excesos de regulación, entonces cuando la gente dice que es una extrema derecha, creo que se equivocan. Si usted mira la historia de la extrema derecha, siempre es intervencionista y proteccionista en muchos escenarios de la historia reciente, mientras que lo que buscan los libertarios es que haya muchísimos más flujos comerciales y muchísimas mejores condiciones para que sea la iniciativa privada la que determine el progreso del individuo.

En esa línea, ¿cómo califica la gestión de Milei en Argentina?

Particularmente, en el caso de Javier Milei, él está haciendo una política económica que está mostrando resultados efectivos y no dudo que este año muy posiblemente la economía argentina crezca por encima del 4%, que tenga una de las reducciones más grandes de la inflación de la última década. Los resultados de Milei validan la quimioterapia que viene aplicándole al cáncer de la inflación.

El Presidente de El Salvador, Nayib Bukele. Archivo. Foto: REUTERS.

¿Cuáles considera que son los principales referentes de la derecha latinoamericana en la actualidad?

Hay casos, ¿no? Yo creo particularmente que, en el caso de El Salvador (de Nayib Bukele), hay una gran política de seguridad. En el caso de República Dominicana (Luis Abinader), una gran política económica y de política social, también con un énfasis en la seguridad. Argentina viene haciendo un ajuste exitoso y también generando interés de los inversionistas. Paraguay (Santiago Peña) está mostrando también gran estabilidad. Uno ve el caso de Guyana también (Irfaan Ali), sobresaliente lo que está haciendo el presidente. Entonces, casi que tenemos referentes, pero yo creo que los trazos comunes están en que haya un Estado eficaz, en que haya una agenda social gerencial, en que haya una defensa irrestricta de las libertades económicas y la promoción del emprendimiento, y que también haya una inserción a la economía internacional.

En su opinión, ¿desde dónde vienen las principales amenazas a la democracia occidental hoy?

Me parece que hay fenómenos que son muy peligrosos. Cuando confluyen las noticias falsas, la posverdad, con el populismo y la polarización, como tanto lo ha mencionado Moisés Naím en esas tres P, pues empiezan a generarle afectaciones graves a la democracia, sobre todo cuando aparecen factores de manipulación con movilización de mensajes falsos a través de algoritmos que se difunden exponencialmente, o cuando hay un deseo de generar odio y desestabilización. Todo eso está orientado a afectar la democracia. Por eso la veracidad de la información, que es lo que garantiza que el ciudadano esté bien informado para elegir, es algo que tenemos que defender a ultranza. Y creo también que la injerencia de otros países que son enemigos del orden mundial, desde el punto de vista de apelar a todas esas manipulaciones algorítmicas, es más que evidente. Lo hemos visto particularmente en el caso de Rusia y hay otros. Pero sí, hoy más que nunca tenemos que pararnos firmes, defender los valores, las convicciones, las cosas en las que creemos y que tengamos también liderazgos que llamen a las cosas por su nombre, que sepan entender la nueva etapa de las comunicaciones directas, emotivas, de mensajes cortos y precisos y que eso también le permita a la centroderecha latinoamericana el convertirse cada vez más en una opción real de éxito, y una opción real también de tener vocación de poder y ser capaz de mantenerlo a partir del éxito de sus políticas.