Más de 40 años de experiencia política acumuló el expresidente francés Jacques Chirac, fallecido este jueves a los 86 años, una de las más largas y simbólicas en Europa: dos veces mandatario (1995-2007), dos veces primer ministro y tres veces alcalde de París. Por eso, la historia de la política francesa no se entiende sin la figura de Chirac, a veces descrito como un camaleón político, pícaro y afable, pero capaz de asesinar políticamente a sus oponentes. El Presidente Emmanuel Macron lo describió como un "hombre de Estado" que "supo representar a la nación en su diversidad y complejidad".
Tras dejar el poder en mayo de 2007, Chirac se alejó de la escena pública y fue visto en pocas ocasiones. Además, su estado de salud tampoco lo acompañaba, ya que sufrió pérdidas de memoria y un accidente cerebrovascular en 2005. Y pese a que sus mandatos dejaron un legado de estancamiento político y económico, su popularidad entre los franceses logró remontar una vez que dejó el Elíseo. Antes de dejar la Presidencia, su aprobación estaba por el suelo, un hecho que quedó en evidencia con el fracaso del referéndum de ratificación de la Constitución Europea en 2005.
Sin embargo, desde fines de 2008 hasta 2012 el exmandatario obtuvo siempre más del 70% de opiniones favorables en la encuesta Ifop. Nada logró opacar su figura después, ni siquiera la sentencia que recibió en 2011 a dos años de prisión -que finalmente se eximió de cumplir- por malversación de fondos públicos y abuso de poder cuando ejerció como alcalde de París. Chirac se convirtió en el primer jefe de Estado francés en ser condenado por la justicia.
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Chirac posa en su Peugeot 604 en 1976, cuando era premier. Foto}. AFP[/caption]
"Era un político de la época en que las campañas electorales no se ganaban en redes sociales, sino en terreno, en los mercados o en contacto directo con los votantes, en reuniones públicas y encuentros. También tenía una intuición política inusual", comenta a La Tercera el politólogo francés Jean Yves Camus.
Chirac, que nació en el seno de una familia burguesa en París de origen rural, pasó 12 años de su vida dirigiendo Francia con una visión de centroderecha, después de 14 años de gobernantes ligados a la izquierda y tras haberse presentado a las elecciones en dos ocasiones. Y de no haber sido porque él mismo recortó de siete a cinco el período presidencial, su carrera habría sido más extensa.
Con una ideología gaullista, Chirac quiso elevar el rol de Francia en el escenario mundial. Eso lo llevó a ser mundialmente reconocido por rechazar en 2003 la invasión de Estados Unidos a Irak, propuesta por el entonces Presidente George W. Bush. Chirac consideraba que se trataba de una acción injustificada.
También se le reconoce haber sido el primer jefe de Estado francés que admitió la responsabilidad de su país en la deportación de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Esa personalidad paradójica en la que podía ser muy cercano y agradable, pero a la vez algo cínico y calculador se podría entender por su trayectoria política.
En dos ocasiones Chirac se vio enfrentado a la "cohabitación" en el gobierno: en 1986 cuando se convirtió en primer ministro del Presidente socialista François Mitterrand, y en su primer mandato cuando el premier también era un socialista, Lionel Jospin.
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Chirac posa con su hija Claude en 1990, en sus tiempos de edil. Foto: AFP[/caption]
Sus críticos resaltan que Chirac tenía una ideología imprecisa y que aprovechaba para donde soplara el viento: pasó de defender el control estatal en los 70 a apoyar el liberalismo económico de Ronald Reagan en la década de los 80.
Además, para las elecciones de 2012, Chirac apoyó al socialista François Hollande en vez de al derechista Nicolas Sarkozy.
Eso sí, nunca dejó de lado su cercanía con la gente, los apretones de manos o el compartir un tiempo con la Francia rural.
"Los franceses recordarán a Jacques Chirac como un hombre en contacto directo y cálido, que fue uno de los 'gigantes' del gaullismo y la V República por su longevidad política, carisma y espíritu de lucha", asegura Camus.