El Partido Liberal-demócrata (PLD), en el poder en Japón, lanzó oficialmente este martes su campaña electoral interna para elegir un sucesor al primer ministro Shinzo Abe, que dimitió por razones de salud, puesto para el que es favorito su leal mano derecha Yoshihide Suga.
Suga, actual secretario general del gobierno, cuenta ya con el apoyo de las principales facciones del PLD, que elige a su próximo presidente el 14 de septiembre.
Pero este hijo de agricultor, de 71 años, no es el único en liza. Un exministro de Defensa, Shigeru Ishiba, y uno de los responsables del PLD, Fumio Kishida, también aspiran a la presidencia del partido.
El vencedor de esta consulta interna tiene prácticamente asegurada la victoria en la votación que se celebra el 16 de septiembre en el Parlamento, donde el PLD dispone de una sólida mayoría, lo que lo convertiría en el próximo Primer ministro de Japón.
La carrera para suceder a Abe, de 65 años, se inició en agosto, cuando de forma inesperada anunció que iba a dimitir por razones de salud tras haber batido el récord de longevidad de un jefe de gobierno nipón.
La situación suscita especulaciones sobre una posible convocatoria de elecciones legislativas anticipadas por el nuevo líder del PLD, para obtener un mandato público y acallar críticas de parte de la oposición, aún fragmentada.
Varios partidos de oposición intentan actualmente agruparse y formar un contrapeso más sólido a los conservadores en el poder.
535 electores
Los candidatos del PLD tienen que inscribirse oficialmente este martes para participar en la elección interna.
Habrá dos debates públicos en esta corta campaña, aunque la elección está solamente abierta a 535 electores: los diputados del PLD en el Parlamento, y los representantes del partido en las 47 prefecturas del país.
Una votación que incluiría a todos los miembros del partido fue rápidamente descartada, pues la organización de semejante elección habría llevado demasiado tiempo, cuando se requiere un proceso rápido.
Entre las grandes tareas que aguardan al próximo Primer ministro destacan la gestión de la pandemia del coronavirus, una economía en declive o la organización de los Juegos Olímpicos de Tokio-2020, postergados a 2021.
Ninguno de los tres candidatos ofrece alternativas políticas significativamente diferentes a las de Shinzo Abe.
Suga, que presentó su candidatura como una forma de evitar un “vacío político”, ya avisó que prevé continuar los programas del Primer ministro saliente, en especial en el ámbito económico
Sus dos adversarios también destacaron la necesidad de garantizar que las medidas de reactivación adoptadas durante la crisis del coronavirus beneficien a las personas más desfavorecidas.
La cuestión militar
Ishiba, un exbanquero de 63 años, apuesta por un “gran cambio” y luchar contra la “demasiado grande concentracion” de Japón en su capital.
Este experto en cuestiones militares y partidario de reforzar el estatuto de las Fuerzas japonesas de autodefensa en la Constitución pacifista, es popular entre el electorado y los sondeos lo colocaban en muy buena posición antes de la dimisión de Abe.
Pero en el seno del PLD, donde es una de las raras voces abiertamente críticas con el balance de Abe, Ishiba suscita recelos entre quienes no le perdonan haber abandonado temporalmente el partido en los años 1990.
Kishida, también de 63 años, fue considerado mucho tiempo como el heredero natural de Abe. Aboga por que las medidas para prevenir la propagación del virus y las adoptadas para apoyar las actividades economicas sean indisociables.
Por su parte Abe ha rehusado apoyar públicamente a uno de los candidatos.
El favorito Suga, parlamentario del PLD desde 1996, se convirtió en el consejero más cercano de Abe, como portavoz de su gobierno y pieza clave entre los ministerios y la administración.
Es considerado capaz de doblegar a la voluntad del gobierno la enorme burocracia japonesa, pero es criticado por sus relaciones a menudo tensas con la prensa.