Japón prolongará hasta fines de febrero las medidas que impiden casi todas las llegadas del exterior y reabrirá los grandes centros de vacunación, mientras intenta controlar un brote de Covid-19 impulsado por la variante Ómicron, anunció el gobierno el martes.

“Mantendremos la actual política de control fronterizo hasta fines de febrero mientras tomamos las medidas necesarias desde el punto de vista humanitario y en consideración de los intereses nacionales”, dijo a periodistas el primer ministro japonés Fumio Kishida.

Medios locales dijeron que habría algunas nuevas exenciones para miembros de las familias japonesas así como estudiantes de universidades en Japón, pero no se brindaron detalles oficiales.

El gobierno también reabrirá los grandes centros de vacunación y pedirá a los gobiernos locales reabrir sus propios centros para acelerar la aplicación de vacunas de refuerzo, indicó Kishida.

Japón ha impuesto estrictas medidas de control fronterizo, como cuarentenas y pruebas frecuentes para quienes ingresan del exterior.

Pero a pesar de esos esfuerzos, la variante Ómicron ha circulado localmente y Japón ha tenido un fuerte aumento de contagios del coronavirus.

“Aunque se dice que la variante Ómicron tiene un bajo nivel de casos serios, si aumenta el número de infecciones, el número de casos graves subirá y presionará al sistema de salud”, advirtió Kishida.

El gobierno ya aprobó nuevas restricciones sanitarias para tres regiones, y los soldados estadounidenses en Japón tienen prohibido realizar salidas no esenciales de sus bases durante dos semanas, ante los contagios registrados en las bases y comunidades vecinas.

El nivel de contagio en Japón permanece bajo, con 8.249 casos reportados el domingo en todo el país.

Pero se trata del número más alto registrado desde septiembre, y los contagios están en aumento.

Japón registra poco más de 18.400 muertes en la pandemia.