La jefa del ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, participará en una reunión pública el jueves para intentar restablecer el contacto con su población. 

Los manifestantes prodemocracia centran su ira en la autoridad desde hace más de tres meses. Esta "sesión de diálogo" es el primer intento real de la jefa del Ejecutivo de reunirse con sus detractores.

La excolonia británica atraviesa desde junio su crisis más grave desde su retrocesión a Beijing en 1997, con acciones casi diarias para denunciar el retroceso de las libertades y la creciente injerencia de China.

Las manifestaciones han degenerado a menudo en violentos enfrentamientos entre radicales y fuerzas de seguridad. "Sea cual sea su opinión, creo que tenemos un objetivo común: el interés de Hong Kong", dijo Lam en Facebook horas antes del inicio de la reunión.

No se sabe, sin embargo, si la dirigente tiene algo nuevo que proponer a los manifestantes ni si la parte más radical del movimiento permitirá que esta reunión pública se desarrolle normalmente.

La movilización se inició en junio cuando se rechazó un proyecto de ley que preveía autorizar las extradiciones hacia China continental. Los manifestantes lo consideraban una violación del principio "Un país, dos sistemas" que había presidido la retrocesión.

Más de 20 mil habitantes de Hong Kong han solicitado participar en el encuentro, que durará dos horas en un gimnasio del barrio de Wanchai. 

Según las autoridades, las 150 personas que participarán fueron elegidas por sorteo y se les pedirá que dejen en la entrada cualquier objeto asociado con las manifestaciones, ya se trate de paraguas, cascos, máscaras de gas o pancartas. 

Los medios de comunicación locales informan que las fuerzas del orden tienen la intención de mantener un perfil bajo en el marco de este encuentro. Sin embargo, 3 mil policías estarán listos para intervenir en caso de disturbios.