La jefa de gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, declaró este martes que el proyecto de ley sobre las extradiciones a China, que provocó una ola de manifestaciones, está "muerto", aunque se negó a anunciar la retirada del texto, como reclaman los manifestantes.
"Siguen existiendo dudas sobre la sinceridad del gobierno, o preocupaciones sobre el hecho de que el gobierno pueda relanzar el proceso ante el Consejo Legislativo [Parlamento local]. Así que me gustaría repetir aquí que no existe tal plan. El proyecto de ley está muerto", aseguró Lam.
La excolonia británica lleva semanas sumida en una profunda crisis política, desencadena por el rechazo del texto, con unas masivas manifestaciones pacíficas que en algunos casos derivaron en violentos enfrentamientos entre policías y una minoría de manifestantes más radical.
El gobierno había anunciado la suspensión del proyecto, pero eso no bastó para calmar el enfado, que se transformó en un movimiento más amplio para reclamar reformas democráticas y el fin de la erosión de las libertades en este territorio semiautónomo, que volvió a estar bajo control de China en 1997. Lam, favorable a Pekín, estuvo prácticamente desaparecida en las últimas semanas.
Pero este martes, durante una conferencia, pronunció su discurso más conciliador hasta la fecha. Reconoció que los intentos de su gobierno para aprobar el proyecto de ley se saldaron con "un fracaso total".
Lam aceptó reunirse con representantes de los estudiantes contestatarios en público, sin condiciones previas, y reconoció que Hong Kong, un centro financiero internacional, se enfrenta a unos desafíos sin precedentes.
"Llegué a la conclusión de que hay problemas fundamentales,profundos, en la sociedad hongkonesa", declaró la jefa de gobierno.
"Puede tratarse de problemas económicos, de las condiciones de vida o de divisiones políticas en el seno de la sociedad. Lo primero que debemos hacer es identificar estos problemas fundamentales y encontrar soluciones para avanzar". Sin embargo, no aceptó algunas de las exigencias clave de los manifestantes, empezando por la retirada total del proyecto sobre las extradiciones.
Lam dijo que no creía que los manifestantes fueran a creerla si empleaba la palabra "retirada". "En cierta medida, si se retirara hoy, podría volver al Consejo Legislativo en tres meses. Quizás los habitantes quieren escuchar algo muy determinante y decisivo. Pues 'el proyecto de ley está muerto' es una declaración bastante determinante".