El jefe de Asuntos Humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, ha reiterado este jueves, tras la entrada de militares israelíes en las instalaciones del Hospital Naser de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, después de varias semanas de asedio, que los hospitales “deben ser lugares de máxima seguridad, no de guerra”.

“Sigo con gran preocupación los acontecimientos en el hospital de Naser. Los heridos y enfermos, así como el personal y las instalaciones médicas deben ser protegidos”, ha declarado a través de un comunicado en su perfil de la red social X, antes Twitter, remarcando que no deben utilizarse para llevar a cabo operaciones militares.

Asimismo, ha reiterado que “deben tomarse todas las precauciones posibles para evitar que los pacientes, el personal y los civiles se refugien en el hospital”. “Lo dije antes pero vale la pena repetirlo: los hospitales deben ser lugares de mayor seguridad, no de guerra”, ha concluido.

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron la incursión --”precisa y limitada” en palabras de un portavoz-- y la detención de varios sospechosos, alegando que intentaron evacuar el centro para evitar efectos colaterales. Asimismo, agregaron que los efectivos cuentan con formación específica para este tipo de operaciones y tienen orden de prevenir daños sobre civiles.

El Ejército, que dice respetar el Derecho Internacional, ha justificado este tipo de intervenciones ante la voluntad de los milicianos de Hamás de ocultarse de forma “sistemática” en edificios civiles, como podrían ser hospitales y escuelas. Un portavoz ha explicado que disponen de información “creíble” sobre la supuesta ocultación de rehenes dentro del hospital, donde también podrían estar los cadáveres de varias personas secuestradas en los atentados del 7 de octubre.

Las autoridades israelíes han asegurado que habían establecido un corredor seguro para evacuar a los civiles del Hospital Naser, algo que el miércoles negó el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, que dio la voz de “alarma” ante la inminente incursión.

El Ministerio de Sanidad de la Franja de Gaza, vinculado a Hamás, también había denunciado una “situación catastrófica” en el interior de las instalaciones tras más de tres semanas de asedio militar. Por su parte, la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), presente en el hospital, ha denunciado una “situación caótica”, hasta el punto de que uno de sus trabajadores está en paradero desconocido y otro ha sido detenido en los puestos de control establecidos por el Ejército israelí en las inmediaciones.