El jefe de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, Martin Griffiths, pidió la liberación de los rehenes retenidos en Gaza por las milicias palestinas y un alto el fuego entre las partes tras la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que exige a Israel detener inmediatamente su ofensiva sobre la ciudad de Rafah.
“Aunque Israel ha desestimado los llamados de la comunidad internacional para aliviar (la situación en) Rafah, el clamor mundial de un cese inmediato de esta ofensiva se ha vuelto demasiado fuerte como para ignorarlo”, señaló en un comunicado.
Griffiths aseguró que “este es un momento de claridad” después de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas haya aprobado este viernes una resolución que pide la protección de los trabajadores humanitarios y también debido a la decisión de la CIJ.
“Es momento de exigir respeto por las reglas de la guerra a las que todos estamos ligados: se debe permitir que los civiles busquen protección. La ayuda humanitaria debe facilitarse sin obstáculos. Los trabajadores humanitarios y el personal de Naciones Unidas deben poder realizar su trabajo de forma segura”, agregó.
En este sentido, insistió en que es necesario “prestar atención” a los llamamos realizados durante los últimos siete meses, especialmente “en un momento en el que el pueblo de Gaza enfrenta la hambruna, cuando los hospitales son atacados e invadidos” o cuando “las organizaciones humanitarias no pueden llegar a las personas” que tanto lo necesitan.
Griffiths aseguró que no ha habido límites “en cuanto al sufrimiento y la miseria que la operación militar de Israel en Rafah ha traido al pueblo de Gaza”. “Como se temía, ha sido una tragedia más allá de las palabras”, dijo.
Asimismo, recordó que la incursión terrestre de la ciudad ha desplazado forzosamente a más de 800.000 personas “que huyeron una vez más temiendo por sus vidas y llegaron a zonas sin un refugio adecuado, letrinas ni agua potable”.
“Ha cortado el flujo de ayuda hacia el sur de Gaza y paralizado una operación humanitaria que ya había llegado más allá de su límite. Ha detenido las distribuciones de alimentos en el sur y ha reducido al mínimo el suministro de combustible para las necesidades vitales de Gaza en panaderías, hospitales y pozos de agua”, subrayó.
“Traición a la humanidad”
Griffiths, quien dejará su cargo a fines de junio, calificó hace un tiempo lo que ocurre en la Franja de Gaza como “una traición a la humanidad”, además de pedir “una determinación colectiva para que se rindan cuentas” por esta tragedia en Medio Oriente.
“Cada segundo que pasa este conflicto se cobra más víctimas civiles. Cada segundo que esto continúa se están sembrando las semillas de un futuro profundamente oscurecido por este conflicto implacable”, aseveró.
También lamentó “la perspectiva desmesurada de una mayor escalada en Gaza, donde nadie está a salvo y no hay ningún lugar seguro al que ir”.
Con palabras dichas con anterioridad pero que reflejan lo que pasa exactamente hoy en el enclave palestino, Griffiths expresó que “una operación de ayuda humanitaria ya frágil, sigue viéndose socavada por los bombardeos, la inseguridad y la denegación de acceso” por parte del gobierno de Israel.