El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, ha instado este viernes a Israel a tomar medidas para “proteger a los palestinos” en Cisjordania ante el aumento de la violencia en la zona a medida que avanza la guerra abierta en la Franja de Gaza.

La solicitud llega un día después de que 18 palestinos muriesen y al menos una veintena resultaran heridos en nuevas operaciones del Ejército de Israel en el campamento de refugiados de Yenín y otros puntos de Cisjordania en lo que las fuerzas israelíes consideran campañas “contra el terrorismo”.

Turk, que ha lamentado que los palestinos se ven “sometidos diariamente a la violencia de las fuerzas y los colonos israelíes, malos tratos y arrestos, desalojos, intimidaciones y humillaciones”, ha indicado que 2023 es el año “más mortífero para los palestinos en Cisjordania, con cerca de 200 muertos incluso antes del 7 de octubre”.

“Hemos hecho estas advertencias durante el último año. Desde principios de octubre, al menos 176 palestinos más, entre ellos 43 niños y una mujer, han sido asesinados, la mayoría a manos de las fuerzas de seguridad israelíes y al menos ocho de ellos a manos de colonos. Más de 2.000 palestinos han sido arrestados y detenidos en operaciones en toda Cisjordania y hemos documentado casos inquietantes de malos tratos a los arrestados y sus familias”, ha aseverado Turk durante su visita a Jordania, según un comunicado de la OCHA.

En este sentido, ha denunciado que el Ejército israelí ha ido utilizando de forma creciente más “tácticas y armas militares en operaciones” en la zona, que deben hacerse en “estricta conformidad con el Derecho Internacional”. “También ha habido un fuerte aumento de la violencia de los colonos y la apropiación de tierras en toda Cisjordania. Desde el 7 de octubre, casi 1.000 palestinos de al menos 15 comunidades de pastores han sido obligados a abandonar sus hogares. En el contexto del entorno coercitivo en el que viven, el desplazamiento de estas comunidades puede equivaler al traslado forzoso de una población, lo que constituye una grave violación del Cuarto Convenio de Ginebra”, ha sostenido.

Es por ello que ha pedido a las autoridades cumplir sus obligaciones “como potencia ocupante”, protejan a la población palestina contra “la violencia de los colonos y exijan responsabilidades a quienes no cumplan con dichas órdenes”. “Es deber de Israel garantizar que todos los incidentes de violencia sean investigados con prontitud y eficacia y que las víctimas reciban recursos efectivos”, ha dicho.

Además, ha condenado la “impunidad continua y generalizada” por tales violaciones, las cuales considera “inaceptables y peligrosas” en virtud del Derecho Internacional. “Espero que finalmente se rindan cuentas en estas circunstancias”, ha añadido.

Por otra parte, ha tildado de “alarmantes” la designación por parte de Israel de “zona segura”. “Una zona segura declarada de forma unilateral puede aumentar el peligro para los civiles y suscitar dudas sobre si la seguridad puede ser garantizada y puesta en práctica. En este momento, ningún lugar de Gaza es seguro a medida que se registran bombardeos en toda la zona”, ha aseverado.

Sobre este asunto, la relatora especial de la ONU para los Territorios Palestinos, Francesca Albanese, ha descrito la decisión de establecer pausas humanitarias de cuatro horas como algo “cínico y cruel” para la población civil.

“Ha habido bombardeos continuamente, unas 6.000 bombas han explotado cada semana en la Franja de Gaza, en este pequeño trozo de tierra donde la gente está atrapada y la destrucción es masiva. No habrá marcha atrás después de lo que Israel está haciendo”, ha dicho.

En este sentido, ha puntualizado que “se trata de un alto el fuego de cuatro horas para que la gente pueda respirar y recordar cómo era la vida sin bombardeos antes de empezar a atacar de nuevo. Esto es muy cínico y cruel”, ha manifestado.