Las declaraciones favorables al Kremlin que ha realizado el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han puesto en una situación a lo menos incómoda al director nacional de inteligencia Dan Coats, que ha insistido que Moscú interfirió en las elecciones de 2016 y que aún constituye una amenaza para el país.

Si bien Coats señala que tiene una buena relación con Trump, los analistas estiman que la relación entre ambos no es buena y que el jefe de la inteligencia estadounidense no ha dejado de hacer sonar las alarmas sobre las acciones de Rusia desde que el mandatario lo designó en el cargo en marzo de 2017. La compleja tarea de Coats es transmitir al Presidente las conclusiones de las 17 agencias de espionaje bajo su supervisión. Este puesto fue creado luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 que pusieron de manifiesto la descordinación de las agencias de inteligencia.

A sus 75 años, Coats es un veterano de la política estadounidense. Antes de ser designado como el máximo "espía" de su país, fue senador por el Partido Republicano por Indiana, entre 2011 y 2017. Anteriormente, fue embajador en Alemania (2001 a 2005) bajo el gobierno de George W. Bush. Y en los 80 fue representante por Indiana.

La gota que rebalsó el vaso en medio de la tensa relación entre Trump y Coats ocurrió el lunes en Helsinki, cuando el Presidente, de pie junto a Putin, dio crédito a la desestimación rusa de las acusaciones de intromisión en la elección de 2016. Un hecho que provocó la indignación generalizada en el país y motivó que Trump tuviera que que salir al paso de sus declaraciones, asegurando que se había expresado "mal". Mientras Trump estaba en Helsinki, en Washington Coats no tardó en refutar la postura a favor del Kremlin en un comunicado en el que reafirmó la conclusión de la inteligencia estadounidense sobre la injerencia rusa y "sus esfuerzos constantes y amplios para socavar nuestra democracia".

Coats volvió hoy a la carga en un inusual foro en Aspen, Colorado, en la que reconoció su frustración porque lo aislaron de la cita en Helsinki, que solo incluyó a ambos líderes y sus respectivos intérpretes. "Si me hubieran preguntado cómo debía ser realizada, habría sugerido una forma diferente". Sobre el encuentro dijo que "a medida que pasa el tiempo, el Presidente ya ha mencionado algunas cosas que ocurrieron en la reunión. Creo que sabremos más. Pero esa es la facultad del Presidente". Paralelamente, advirtió que existe una seria amenaza cibernética de la magnitud de los ataques contra las Torres Gemelas.

Durante el foro quedó al descubierto su compleja relación con Trump, cuando fue sorprendido por la periodista que le comunicó que la Casa Blanca había invitado a Putin a visitar Washington para "continuar el diálogo". "Repítemelo ¿Te he escuchado...? Bueno, eso va a ser algo especial", dijo.

Según la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, las conversaciones para un segundo encuentro, "ya están en marcha".

"Espero con ansiedad nuestra segunda reunión para poder comenzar a implementar algunas de las muchas cosas discutidas", dijo Trump, que mencionó la lucha contra el terrorismo, "la seguridad de Israel, la proliferación nuclear, los ciberataques, el comercio, Ucrania, la paz en Medio Oriente, Corea del Norte y más", como temas clave.

La Casa Blanca buscó calmar los ánimos frente a otra de las polémicas surgidas por la relación entre Trump y Putin. En este sentido anunció que rechazó una propuesta del mandatario ruso de permitir que Washington interrogara a 12 agentes de inteligencia rusos acusados en Estados Unidos de interferencia electoral, pero bajo condición de "reciprocidad" hacia estadounidenses sospechosos de "actividades ilegales". El tema se complicó cuando la justicia rusa dijo que quería entrevistar a 11 estadounidenses, incluido el exembajador en Moscú (2012-2014) Michael McFaul.