El sábado pasado, cuando ingresó al cuartel de la policía federal en Curitiba para empezar a cumplir una pena de 12 años de cárcel por corrupción, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva llevaba entre sus pertenencias algunos libros, entre ellos A Elite do Atraso (La élite del atraso), escrito por Jessé Souza. En entrevista con La Tercera, este sociólogo brasileño y expresidente del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) se refiere a su obra y las consecuencias del arresto de Lula.
¿Le sorprendió que Lula escogiera su libro para leerlo en prisión?
Sorprendido no, pero me alegró.
¿De qué se trata A Elite do Atraso?
La tesis del libro implica una relectura completa de la historia y de la política brasileña. Mi tesis es que el liberalismo conservador es la narrativa oficial del Brasil moderno, incluso para la izquierda colonizada intelectualmente por la derecha. Los padres fundadores de esa lectura son Sérgio Buarque y Raymundo Faoro. A partir de la entronización de esos autores como referencia universitaria para la formación de todas las élites y, como consecuencia de esa consagración, también de todo lo que la gran prensa dice sobre el país, pasa a existir un gran consenso inarticulado y pre-reflexivo que contamina prácticamente todo lo que se formule sobre el país en el nivel más explícito de los argumentos.
¿Y qué salida plantea su libro frente a este escenario?
Es necesario romper la hegemonía de esas ideas arcaicas y conservadoras para que la teoría y la práctica política brasileña puedan cambiar de modo efectivo. La histeria acerca de la corrupción política, por ejemplo, identificada por la población y la prensa como el mayor problema nacional, viene del dominio de esas ideas. La tesis dominante del patrimonialismo, como lectura hegemónica sobre la sociedad brasileña, fue la responsable de tomar la corrupción política como aspecto central y la desigualdad social como cuestión secundaria. Es esta inversión absurda de perspectiva y de prioridad la que el libro pretende corregir.
¿El encarcelamiento de Lula lo tomó por sorpresa? ¿O lo consideraba un proceso inevitable?
El impeachment de Dilma Rousseff y la prisión de Lula fueron las etapas del golpe articulado por la colusión de la red Globo y la (operación) Lava Jato. En ese sentido no fue una sorpresa. Pero no sería en absoluto inevitable. Un Supremo Tribunal más altivo y valiente podría haber cortado de raíz el Estado de excepción representado por la Lava Jato y sus socios en los medios.
Usted ha dicho que la prisión de Lula "no tiene nada que ver con corrupción". ¿Cuáles son entonces las razones que tuvo la justicia, que culpó al expresidente por ese delito y lavado de dinero?
Lula fue arrestado con "pruebas" construidas por la manipulación diaria de los grandes medios para que no se necesitaran pruebas jurídicas. No existe una sola prueba material que no sea la obtenida por la tortura psíquica de presos que no podían salir de la cárcel si no acusaban a Lula. Una elite económica subordinada a los intereses internacionales -que jamás aceptó el juego democrático y sus consecuencias- usó a sus intelectuales, sus medios, sus jueces y sus generales para estigmatizar los intereses de las clases populares como siempre criminalizando a sus líderes. Lula está preso y es víctima de un odio irracional porque desafió el "sentido de lugar" de los pobres y oprimidos de Brasil. Es eso lo que exaspera a la clase media, que conmemoró su prisión.
En su opinión, "el odio a Lula es reflejo del odio secular al pobre". ¿Cómo se explica esto?
En una sociedad enferma por la herencia esclavócrata como la nuestra, los privilegiados no sólo quieren sentirse superiores a los demás. Ellos necesitan que su superioridad sea reconocida por los oprimidos como un "derecho", que se impone como distancia social visible en relación a seres percibidos como subhumanos. Es la reproducción de esa distancia de clase que garantizó y garantiza la fidelidad de buena parte de la clase media a la élite.
También ha advertido sobre la polarización de la sociedad brasileña. A su juicio, ¿cuáles son las consecuencias que la prisión de Lula podría tener para el país?
La condena de Lula ocurrió puesto que no existía la posibilidad de ganarle en las urnas. Con su prisión el cuadro se complica mucho y cualquier previsión ahora es arriesgada. Si algún candidato de izquierda consigue atraer para sí parte de los votos de Lula la disputa tiende a quedar polarizada entre la centro-izquierda y la extrema derecha.
¿El PT puede ganar una elección sin Lula como candidato?
Es claro que queda mucho más difícil ahora para el PT. Pero es difícil hacer predicciones en política puesto que en la política antes del resultado final existe la lucha política.