Joe Biden: 47 años de carrera política marcados por la tragedia
Cuando el próximo 20 de enero asuma como el 46º Presidente de EE.UU., el político demócrata se convertirá en el candidato más longevo en llegar al cargo, con 78 años de edad. Una vida cruzada por una serie de desgracias, como la muerte de su primera esposa y dos de sus hijos.
Hace unos pocos años, al evaluar sobre si participaba o no en la carrera presidencial de 2016, Joe Biden dijo: “Puedo morir como un hombre feliz sin ser Presidente”. Pero ese ya no es el caso tras las elecciones del martes. Tras imponerse categóricamente en las urnas a Donald Trump, el exvicepresidente de Barack Obama (2009-2017) no solo coronará su carrera política de 47 años convirtiéndose en el 46º Presidente de EE.UU. el próximo 20 de enero, sino también habrá cumplido con la misión que se fijó durante la campaña electoral.
“Si le damos a Trump ocho años en la Casa Blanca, él alterará para siempre y fundamentalmente el carácter de esta nación, quiénes somos, y no puedo quedarme de brazos cruzados y ver que eso ocurra”, había prometido Biden, quien ahora será el candidato presidencial más longevo en llegar al cargo, con 78 años.
“Es el tío John, un viejo irlandés con el que muchos estadounidenses les gustaría tomarse una cerveza. Tiene una historia personal con el que muchos estadounidenses se pueden identificar”, dijo en marzo a La Tercera el analista John Zogby, refiriéndose al origen humilde de Joseph Robinette Biden Jr., el 47º vicepresidente de EE.UU.
Nacido el 20 de noviembre de 1942, Biden proviene de una familia trabajadora y de creencia católica, y junto a sus padres vivió sus primeros años en Scranton, una ciudad de clase media en el noreste de Pennsylvania. El padre de Joe laboraba como limpiador de hornos y vendedor de autos usados. Biden debió trabajar desde pequeño, lavando los vidrios en su colegio y limpiando los jardines para ayudar a su familia a pagar la mensualidad.
En su infancia, sus compañeros de colegio lo molestaban por tartamudear cuando hablaba. Le decían Joey “Bye-Bye” Biden. Sin embargo, él no dejó que aquello lo afectara. Él mismo ha asegurado que no recibió ayuda profesional para su tartamudeo, pero que practicó frente al espejo durante horas recitando poemas. Sin embargo, dice que el recuerdo de su tartamudez infantil hace que no le guste leer los discursos de un apuntador electrónico y, en lugar de ello, habla de memoria.
Pero la vida de esfuerzo dio frutos. Biden estudió Historia y Ciencias Políticas en la Universidad de Delaware antes de obtener su título de abogado en la prestigiosa Universidad de Syracuse en 1968. Claro que su pasó por esta última casa de estudios no estuvo exenta de polémica. En su primer año Biden fue acusado de plagiar cinco de 15 páginas de un artículo de una revista de leyes. El exvicepresidente se justificó señalando que no conocía apropiadamente las reglas de citación.
Según indica una biografía suya publicada por la revista Biography, Biden descubrió su pasión por la política inspirado por el discurso inaugural del Presidente demócrata John F. Kennedy. En 1970 fue elegido consejero del condado de New Castle y en 1972, con solo 29 años de edad, se convirtió en el sexto senador más joven en la historia de Estados Unidos tras ganar un escaño por Delaware en la Cámara Alta.
Su llegada al Senado el 3 de enero de 1973, sin embargo, fue precedida de una tragedia familiar. Justo semanas antes de la elección, su esposa Neilia, de 30 años, y su hija Naomi, de apenas de 13 meses de edad, murieron en un accidente de tránsito mientras iban a comprar un árbol de Navidad, el 18 de diciembre. Sus otros dos hijos, Robert Hunter, de dos años, y Joseph R. “Beau” Biden III, de tres años, quedaron con lesiones, pero sobrevivieron.
Tras el accidente quiso rechazar su cargo de senador. El político reconoció que llegó a preguntarse si podría seguir adelante. “Empecé a comprender cómo la desesperación lleva a la gente a liquidarlo todo, cómo el suicidio no era solo una opción sino una opción racional. Pero miraba a Beau y Hunter dormidos y me preguntaba qué terrores tendrían ellos en sus sueños y quién les explicaría mi ausencia. Y supe que no tenía más elección que luchar para seguir vivo”.
Así, Biden fue persuadido para cambiar de opinión. Tomó posesión unos días después que sus colegas y fue autorizado a prestar juramento al lado de la cama del hospital donde “Beau” se recuperaba de sus heridas. De esa época data una de las anécdotas destacadas de sus primeros años como senador: cada día hacía en tren el trayecto de ida y vuelta entre su casa en Wilmington, Delaware, y Washington DC, más de 300 km diarios para estar cerca de los suyos. Además, en memoria de su esposa e hija, Biden no trabaja los 18 de diciembre.
Tras la muerte de su esposa e hija, Biden volvió a casarse en 1977 con su actual esposa, la profesora Jill Tracy Jacobs, con quien tuvo a su hija Ashley Blazer. La pareja se conoció dos años antes gracias a una cita a ciegas concertada por el hermano de Biden, Frank. Ashley, de 39 años, actualmente es trabajadora social y miembro del personal del Departamento de Servicios para Niños, Jóvenes y sus Familias de Delaware.
Senador por ese estado durante seis períodos, hasta el 15 de enero de 2009, Biden asegura que el proyecto legislativo que más lo enorgullece es la Ley de Violencia contra la Mujer de 1994, que amplió las herramientas de aplicación de la ley para proteger a las mujeres de parejas abusivas. En un artículo de opinión publicado en la revista Time con ocasión del vigésimo aniversario de la ley, Biden la describió como el “logro legislativo del que me siento más orgulloso”.
Sin embargo, la relación del político con el sexo opuesto no ha estado exenta de polémicas. En 2019, ocho mujeres lo acusaron de haberlas tocado de manera inapropiada en espacios públicos. Él se describió a sí mismo como un “político táctil” y se comprometió a “tener más cuidado” en sus interacciones. No obstante, en marzo, Tara Reade denunció que él la había puesto contra una pared y la había agredido sexualmente hace 30 años, cuando ella trabajaba como asistente de su oficina en Washington. Biden negó la acusación.
Biden, quien antes de 2020 buscó dos veces la nominación para presidente por el Partido Demócrata, en 1988 y 2008, es descrito por la BBC como un orador con talento natural para conquistar a los electores, pero también como una “bomba de tiempo, siempre a una frase de distancia del desastre”. Esa tendencia a dejarse llevar mientras hablaba frente a una multitud puso fin a su primera campaña presidencial antes de que esta empezara.
En los mítines empezó a decir “Mis antepasados trabajaban en minas en carbón en el noreste de Pennsylvania” y aseguraba que estaba molesto porque ellos nunca tuvieron en la vida las oportunidades que merecían. Pero ninguno de sus antepasados había sido minero. Él se había robado esa frase (y muchas otras) de un discurso del político británico Neil Kinnock, cuyos familiares realmente habían trabajado en las minas. Y esa fue apenas la primera de muchas frases que han terminado por ser conocidas como las “bombas de Joe”, destaca la cadena británica.
En 2008, Biden llevaba a cabo su segunda candidatura presidencial, sin embargo, en el caucus de Iowa obtuvo un 1% y terminó en quinto lugar. Tras retirarse de la contienda antes los malos resultados, Obama decidió incorporarlo a su fórmula presidencial. En 2009, ya como vicepresidente, causó alarma entre los ciudadanos al decir que había un “30% de probabilidades de equivocarnos” con la economía. Y es que quizá Biden fue afortunado de haber sido escogido como el compañero de fórmula del primer presidente negro de EE.UU., tras describirlo como “el primer afroamericano corriente que sabe expresarse, es brillante, limpio y bien parecido”.
Metida de pata que reiteró en la última campaña presidencial. Una aparición en un programa de radio conducido por el presentador negro Charlamagne Tha God rápidamente derivó en un desastre, luego que afirmara: “Si tienes problemas para decidir si me apoyas a mí o a Trump, entonces no eres negro”.
Pero así como sus desaciertos, las tragedias también marcan la vida de Biden. En 2015, su hijo “Beau” falleció producto de un cáncer cerebral. Tenía 46 años y era fiscal general de Delaware. Antes de su muerte había anunciado su intención de presentarse a la gobernación del estado. “Beau” había sido diagnosticado en 2013. El exvicepresidente plasmó los detalles de cómo fueron los dos años de enfermedad de su hijo en el libro Promise me, Dad (“Prométeme, papá”) publicado en noviembre de 2017. “Me dijo: ‘Papá, sé que me amas más que nadie en el mundo. Pero prométeme que estarás bien. Yo estaré bien, papá’”, afirma Biden en el texto, según consigna la BBC. Muy afectado, decidió no presentarse a las primarias demócratas de 2016.
En cambio, Hunter, su otro hijo, se ha vuelto en un dolor de cabeza para Biden. A sus 50 años, el abogado y lobista arrastra un pasado en el que se intercalan tragedias, adicciones y sospechas de tráfico de influencias. En sus documentos de divorcio, su primera esposa mencionó uso de drogas y alcohol, así como locales de striptease. Además, Hunter fue expulsado de la reserva de la Fuerza Naval de EE.UU. luego de dar positivo en una prueba de uso de cocaína.
En una entrevista con la revista The New Yorker, Hunter admitió que una vez recibió un diamante de un multimillonario chino del sector energético que, posteriormente, fue investigado por las autoridades en Beijing bajo acusaciones de corrupción. Y en el proceso de impeachment que enfrentó Trump en 2019, su nombre también salió a la luz. Ello, luego que un informante de los servicios de inteligencia denunciara que el mandatario intentó presionar al Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, para que investigara los negocios del hijo de Biden en el sector energético del país europeo.
La prensa estadounidense ha señalado durante décadas la relación entre los empleos de Hunter y los de su padre. “Desde entonces (cuando se graduó de abogado), gran parte de la carrera de Hunter Biden ha coincidido con el trabajo de su padre como senador y vicepresidente”, destacó en julio de 2019 el diario The Washington Post.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.