Dicen que es el mayor halcón de la Casa Blanca, con perfil de clásico burócrata de Washington, de retórica agresiva, que se burla de quienes lo contradicen y que, además, es "los oídos del Presidente Donald Trump" en temas de política exterior. Así ha sido descrito John Bolton, el asesor de Seguridad Nacional, que en los 13 meses que lleva en el cargo ya ha puesto su sello en el gobierno.

La escalada de la tensión entre Estados Unidos e Irán, que ha llevado a que Washington ordene el despliegue de un portaaviones al Golfo Pérsico ante una posible amenaza de Teherán, a lo que se suma una retórica belicosa, ha puesto la atención en Bolton, de 70 años y enemigo declarado de la república islámica.

"Para detener a Irán, hay que bombardear Irán". Ese fue el título de una columna que escribió en marzo de 2015 en The New York Times, donde manifestó su oposición a la firma del acuerdo nuclear. "El ataque sería a instalaciones específicas de enriquecimiento (de uranio)", explicó más tarde en Fox News.

Es por eso que no fue extraño que en mayo de 2018, Trump anunciara que se retiraba unilateralmente del pacto atómico con Irán, firmado por Barack Obama. Pero Trump, según CNN, estaría ahora frustrado con Bolton por la creciente tensión entre Washington y Teherán. En ese sentido, la prensa estadounidense ha filtrado que el Presidente está abierto a una salida diplomática y no a una intervención militar. Incluso ya le dijo al nuevo secretario de Defensa, Patrick Shanahan, que no quería ir a una guerra.

Bolton está consciente de los desacuerdos con Trump y en una entrevista con la revista The New Yorker señaló: "El Presidente sabe cuál es mi postura en todos los temas, porque él me vio en Fox News. Uno sabe de antemano que los puntos de vista del Presidente no son siempre los tuyos. Cuando entras al gobierno, sabes que no vas a ganar todo".

Otros de los enemigos de Bolton es Corea del Norte, que, a su juicio, Estados Unidos debería atacar. Así, en una columna publicada en febrero de 2018 en el diario The Wall Street Journal, creó un "caso legal para atacar a Norcorea primero", aludiendo que la "amenaza era inminente". "No deberíamos esperar hasta el último minuto", dijo.

Orígenes humildes

Bolton nació el 20 de noviembre de 1948, en el seno de una familia de clase trabajadora. Su madre era dueña de casa, mientras que su padre era bombero y un comprometido republicano, por lo que desde temprano Bolton adoptó esos valores. Su buen rendimiento académico le hizo ganar una beca en un internado. También gracias a una beca estudió en Yale.

Fue en su época universitaria cuando estalló la guerra de Vietnam. Si bien respaldó el conflicto, no se enlistó en el Ejército. En sus memorias de 2007, Surrender is not an option (Rendirse no es una opción) explicó que no participó en el conflicto vietnamita porque éste "ya se había perdido, por culpa de los liberales que habían evitado que Estados Unidos hiciera lo que tenía que hacer para ganar". "No iba a perder mi tiempo en una pelea inútil", sostuvo.

Tras graduarse de abogado en Yale, Bolton se instaló en Washington y comenzó a trabajar por la causa conservadora. En 1985 ingresó al Departamento de Justicia en pleno gobierno de Ronald Reagan. Desde entonces pasó décadas ejerciendo en agencias federales, aunque odiando cada minuto de su trabajo, señaló la revista The New Yorker.

En 2000 viajó a Miami para ayudar a que el entonces candidato de su partido, George W. Bush, ganara la Presidencia y su esfuerzo rindió frutos. En mayo de 2001 fue nombrado subsecretario para el Control de Armas y Asuntos de Seguridad Internacional. Apenas cuatro meses después ocurrió el atentado contra las Torres Gemelas. El entonces vicepresidente Dick Cheney abogaba por el uso del poder militar en el extranjero y esa idea Bolton la respaldó con entusiasmo. De hecho, fue uno de los promotores del falso argumento de que Irak tenía bombas de destrucción masiva. "Aún creo que la decisión de derrocar a Saddam (Hussein) era la correcta", dijo en 2015 en una entrevista con el Washington Examiner.

En marzo de 2005, Bush lo nombra como embajador ante Naciones Unidas, lo que fue interpretado como un desafío, considerando que Bolton siempre ha menospreciado al organismo. "No existe Naciones Unidas, hay una comunidad internacional que ocasionalmente puede ser liderada por el único poder real que queda en el mundo, que es Estados Unidos", dijo en una de sus primeras alocuciones en el organismo. The New Yorker señala que en ese cargo se construyó la reputación de ser "desagradable, pero culto". Su cargo solo duró hasta diciembre de 2006, cuando renunció luego de que los demócratas irrumpieran en el Congreso.

En su libro Fuego y furia, Michael Wolff dice que el nombre de Bolton siempre rondó en el equipo de Trump. Incluso el exasesor Steve Bannon instó a Trump para que lo contratara. "Él es un tirador de bombas. Un extraño pequeño cabrón, pero lo necesitas", le habría dicho Roger Ailes, fallecido ejecutivo de Fox, a Trump cuando era candidato. Y le hizo caso.