Al evaluar el viaje de Sebastián Piñera a Cúcuta, el escritor e intelectual mexicano Enrique Krauze se remite a la historia: "Simpatizo mucho con la actitud de Piñera. La historia cuenta. Venezuela le dio Andrés Bello a Chile. Es justo que Chile sea más solidario que ningún otro país con Venezuela". El fin de semana pasado la atención regional se concentró en el Puente Tienditas, donde el líder de la oposición venezolana, Juan Guaidó -acompañado por Piñera-, se puso a la cabeza de la entrega de ayuda humanitaria y también del concierto Venezuela Aid Live. Como suele ocurrir con prácticamente todo lo relacionado con Venezuela, el contraste y la polarización marcaron ambas jornadas: mientras el recital fue un éxito y mostró un aspecto esperanzador y positivo para quienes piden un cambio en el país, al día siguiente el intento por llevar toneladas de alimentos y medicinas al territorio venezolano derivó en violencia, caos y muerte.
Hubo caras largas y alegres el viernes 22 y el sábado 23 de febrero en los alrededores de Cúcuta y otros puntos de la frontera de Venezuela con Colombia y Brasil. Tras una falla en el Boeing 737-500 y una escala en Iquique, Piñera arribó a Cúcuta en el jet Gulfstream G-IV de la Fach. En la losa del aeropuerto fue recibido por su homólogo colombiano, Iván Duque, y lo primero que hizo fue condenar al régimen de Nicolás Maduro: "Cómo una persona puede tener tanta ambición para causarle dolor a su pueblo con el afán de un poder que no le pertenece. Maduro es parte del problema y no de la solución".
Horas más tarde, Piñera apareció junto al propio Guaidó -que cruzó la frontera pese a una orden de arraigo- y luego ambos lideraron el cierre del multitudinario concierto organizado por Richard Branson. "Mañana será un día decisivo", prometió Piñera. Hasta ahí, la oposición a Maduro sacaba cuentas alegres. Pero al día siguiente, Maduro cerró la frontera y la ayuda no pudo ser entregada. Tampoco hubo una deserción masiva de las FF.AA., como esperaba Guaidó.
Si bien tanto Guaidó como Piñera condenaron la acción de Maduro y de las milicias chavistas acusadas de quemar dos camiones con ayuda, el intento frustrado por llevar las donaciones a
Venezuela derivó en un saldo mixto respecto del líder opositor, pero también respecto del viaje a Cúcuta.
En la región se observó con especial atención la maniobra de Guaidó, pero también el viaje de Piñera. Hasta ahí llegó también el Presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, y el secretario general de la OEA, Luis Almagro. "Maduro tiene los días contados", insistió Piñera, quien lamentó que la ayuda no pudiera ser entregada.
"Cerco internacional"
Una semana después del viaje de Piñera, criticado por miembros de la Nueva Mayoría, varios de los más influyentes analistas de la región desmenuzan lo ocurrido en Cúcuta y el rol que ha tenido el Mandatario chileno respecto de la crisis venezolana, con mayor serenidad y perspectiva. "La presencia de Piñera fue muy importante. Piñera contrasta con el gobierno anterior que tenía Chile respecto de Venezuela", apunta Miguel Otero, presidente editor del diario El Nacional.
"Mi sensación es que el Presidente Piñera tiene estrechos lazos con las figuras de la oposición venezolana y un compromiso para ayudar al país a avanzar hacia la democracia", plantea Michael Shifter, presidente del think tank Diálogo Interamericano.
Pero Shifter, uno de los mayores observadores de la región, también hace hincapié en los aspectos más políticos del viaje: "Sospecho que era importante para él estar en Cúcuta en un momento tan crucial, para mostrar solidaridad. El Presidente Piñera puede haber pensado también que al apoyar a Guaidó también podría anotarse algunos puntos en Chile". "Maduro es inmensamente impopular y Piñera quiso sacar ventaja en un momento de alto perfil para demostrar que está en el lado correcto", agrega Shifter.
Una opinión similar tiene Fernando Posada, politólogo colombiano y columnista de El Tiempo de Bogotá: "El viaje de Piñera para acompañar a Duque y Guaidó muestra con claridad que el gobierno de Chile es uno de los más interesados en participar activamente en el cerco internacional que busca la caída de Maduro. La presencia de Piñera es estratégica para mostrarse activo en la búsqueda de una solución a una de las crisis políticas más difíciles del hemisferio".
Eso sí, Clovis Rossi, columnista de Folha de S. Paulo y que lleva cuatro décadas cubriendo los acontecimientos más importantes de A. Latina, tiene un matiz: "En Brasil nadie habló de Piñera, lo que me parece natural, porque los ojos estaban puestos en Guaidó, en los camiones y en la frontera con Brasil, donde Piñera no estaba". Precisamente en el estado fronterizo de Roraima se registraron escenas de violencia y los uniformados brasileños debieron detener a manifestantes antichavistas que quisieron enfrentarse a la Guardia Nacional Bolivariana.
En cuanto al hecho de que Bolsonaro no haya viajado a Cúcuta, "se explica porque Brasil tiene su propia frontera con Venezuela", dice el escritor y periodista peruano Álvaro Vargas Llosa (ver página 4). Tampoco viajaron ni el argentino Mauricio Macri ni el peruano Martín Vizcarra, mientras que Duque era el anfitrión. En el caso de los mandatarios de Brasil y Argentina, ambos optaron por encuentros bilaterales con Guaidó en Brasilia y Buenos Aires. "Duque se ha beneficiado internamente por su posición sobre Venezuela, ya que Colombia es el país que más tiene en juego en la crisis, mientras que Bolsonaro y Macri tienen sus propios problemas internos. Sorpresa hubiese sido que viajara Andrés Manuel López Obrador", sostiene Shifter.
En cuanto a la ausencia de Vizcarra, el analista político peruano Carlos Meléndez indicó que ciertos "gobiernos han tenido una posición más institucionalista frente al drama venezolano. El de Vizcarra en Perú, por ejemplo, ha sido clave a través del rol que ha jugado su cancillería en la promoción del Grupo de Lima. Lo que no queda claro es si Piñera quiere ser uno de los líderes regionales de la promoción de la democracia o de la promoción de la derecha. Más parece esto último".
Pero hay otro aspecto que también ha provocado debate. Al final de la jornada del sábado 23, Guaidó lanzó un tuit en el que dijo que "debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación", lo que fue interpretado como una sugerencia de intervención militar. Luego, dijo que se refería a un cerco diplomático.
Pero el lunes 25, lo primero que se recalcó en la reunión del Grupo de Lima en Bogotá, con Guaidó presente, fue el rechazo a solucionar la crisis venezolana a través de una opción militar. "Piñera hizo muy bien en descartar una intervención militar, incluso antes de que se reuniera el Grupo de Lima. Fue ese el titular de los principales diarios de Brasil, pero enfatizando la posición del grupo, en contraposición a EE.UU., sin especificar algún país en especial", afirma Rossi.
"Cabe resaltar que Piñera, como miembro activo del Grupo de Lima, ha sido uno de los líderes que con más claridad han manifestado que la salida a la crisis no debe ser violenta ni por medio de una intervención militar extranjera, una de las discusiones más importantes sobre el tema", concluye Fernando Posada.