Un jurado de votación murió hoy de un infarto en un colegio electoral de Río de Janeiro durante los comicios de segunda vuelta en los que el ultraderechista Jair Bolsonaro figura como favorito para ganar la Presidencia de Brasil, y en los que se definirán 14 de los 27 gobernadores del país.
A pocas horas de haber abierto los colegios electorales, el camarero Juan Carlos Félix, de 50 años y que este domingo era jurado de votación en Nova Iguaçu, municipio de la Baixada Fluminense, una deprimida zona de la región metropolitana de Río de Janeiro, tuvo un ataque al corazón y murió en el lugar.
Los hechos obligaron a las autoridades a trasladar las urnas a un salón vecino y donde la votación continuó de manera normal y sin ningún proceso de discontinuidad.
La directora general del Tribunal Regional Electoral de Río de Janeiro, Adriana Brandao, lamentó la muerte del jurado de votación y se solidarizó con su familia.
En lo corrido de la jornada electoral en todo el estado fueron sustituidas 111 urnas electrónicas, 57 de ellas en Río de Janeiro, su capital, y donde está el mayor número de electores, según las autoridades electorales.
Según Brandao, el proceso de votación en el estado transcurre con tranquilidad y hasta el momento ninguna persona ha sido detenida por proselitismo político o cualquier otro tipo de violación de la legislación electoral.
Para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de este domingo en Brasil están convocados 147 millones de votantes, jornada en la que también serán elegidos en balotaje los gobernadores de 14 de los 27 estados del país.
Según las últimas encuestas, difundidas este sábado, Bolsonaro tiene una clara ventaja y sería elegido presidente con una votación que oscilará entre el 54 % y el 56,8 %.
Sin embargo, los mismos sondeos han mostrado en las últimas dos semanas un crecimiento sostenido de las posibilidades de Haddad, a quien los sondeos de este sábado le atribuían una intención de voto que varía entre 46 % y 43 %.
Los candidatos encarnan proyectos antagónicos y sus propuestas han polarizado al país como pocas veces se ha visto en su historia.
Uno, un polémico capitán de la reserva del Ejército nostálgico de la dictadura que promete una liberación total de la economía, y el otro un intelectual de izquierdas, aunque moderado y que encarna el ideal social de Luiz Inácio Lula da Silva, el mayor líder popular del país, pero en la cárcel por corrupción.