Antes de transformarse en la carta demócrata para reemplazar al presidente Joe Biden en las elecciones de noviembre, la actual vicepresidenta Kamala Harris fue fiscal por 27 años, un período considerablemente más largo del que lleva en la política estadounidense. Próxima a ser la nominada oficial, algunas de las medidas que tomó en ese tiempo son recordadas con desconfianza por la población afroamericana, una minoría clave del electorado al que apunta el Partido Demócrata.
Harris comenzó su carrera en el sistema judicial durante una época de “mano dura contra el crimen” en California, en 1990, que fue implementada por varios gobernantes tras décadas de aumento de la delincuencia, los tiroteos entre pandillas y la epidemia del crack. Las leyes estrictas, como la de “Tres delitos y estás fuera” de 1994, aumentaron la población carcelaria y afectaron desproporcionadamente a los afroamericanos.
Aunque la represión del crimen fue una tendencia nacional, California fue especialmente agresiva en su aplicación de estas leyes, y hoy la tasa de encarcelamiento de personas afroamericanas continúa siendo más de cinco veces mayor que la de la población general de California, consigna el diario Los Angeles Times.
Harris, quien en 1990 fue contratada como fiscal adjunta de distrito en el condado de Alameda, California, en 2004 se convirtió en fiscal de distrito de San Francisco. Cumplió dos mandatos hasta 2011 antes de ascender a fiscal general de California, cargo que ocupó hasta 2017, siendo así la primera mujer y primera afroamericana en conseguir el puesto. En 2016, fue elegida senadora por California. Cuatro años después, en 2020, se postuló sin éxito para la presidencia, pero Biden la eligió como compañera de fórmula.
Los críticos de Harris han dicho que sus años como fiscal, su trayectoria se muestra como la de un camaleón político en vez de una funcionaria de alto rango dura contra el crimen, según entrevistas de la cadena NBC con líderes policiales actuales y anteriores en todo el estado, defensores de derechos civiles y políticos que han juzgado especialmente su manejo en el caso de un hombre condenado a muerte por asesinar a cuatro personas y su postura sobre la marihuana.
“Sus críticos en California dijeron que fue demasiado dura con los delitos menores relacionados con las drogas. Su oficina logró condenas de más de 1.900 personas por posesión de marihuana. Estos arrestos por drogas afectaron desproporcionadamente a las personas negras”, explica a La Tercera John Pitney, analista político estadounidense y académico en Claremont McKenna College, de California.
Poco después de haber sido elegida fiscal general, el caso de Kevin Cooper puso a prueba a Harris. Su oficina se opuso rotundamente a las pruebas de ADN solicitadas por los abogados del acusado para demostrar su inocencia, tras ser condenado a muerte por un cuádruple asesinato contra personas blancas en 1983 que, según él, no cometió.
“Esta es la historia de un sistema judicial quebrado. Parece que un hombre inocente fue incriminado por los agentes del sheriff y está en el corredor de la muerte en parte debido a policías deshonestos, cobertura mediática sensacionalista y líderes políticos defectuosos, incluidos demócratas como (el gobernador Jerry) Brown y Kamala Harris, la fiscal general del estado antes de convertirse en senadora de EE.UU., que se negó a permitir la realización de pruebas de ADN recientemente disponibles para un hombre negro condenado por matar a machetazos a una hermosa familia blanca y a un joven vecino”, afirmó el periodista Nicholas Kristoff en su investigación para The New York Times en 2018.
Cooper ha mantenido su inocencia, pero ha perdido al menos una docena de apelaciones y sigue en el corredor de la muerte en la prisión estatal de San Quintín, en Baja California, señala la revista Newsweek. Harris, como senadora en 2018, cambió de postura e instó a California a permitir dichas pruebas y negó haber cometido delito alguno en el caso del hombre.
El 13 de enero de 2023, un fiscal especial designado por el gobernador de California, Gavin Newsom, rechazó rotundamente las afirmaciones de inocencia de Cooper. “Las pruebas de la culpabilidad de Cooper son extensas y concluyentes”, afirmó. Pero Kristof no estuvo de acuerdo y citó a Thomas R. Parker, un veterano de la policía con 30 años de experiencia que fue subdirector de la oficina del FBI en Los Ángeles, quien dijo: “Las pruebas fueron plantadas, él fue incriminado, los policías mintieron en el estrado”.
Esta semana, en tanto, el sitio de noticias conservador Right Angle News acusó a Harris en X de encarcelar a hombres afroamericanos específicamente por marihuana mientras ella era fiscal en California. “El pueblo estadounidense no quiere una presidenta que encarceló a hombres negros por simples cargos de posesión de marihuana y luego se jactó de haber fumado marihuana en sus días universitarios”, escribió.
Como vicepresidenta, Harris ha abogado por la despenalización de la marihuana y defendió la idea de que la administración Biden ofreciera indultos a los estadounidenses condenados por posesión de esta sustancia a nivel federal, señala el diario USA Today.
En California y en muchos otros estados, las disparidades raciales en las cárceles han intensificado los resentimientos por lo que muchos consideran una discriminación profundamente arraigada en el sistema de justicia penal de Estados Unidos. “A las comunidades de color les resulta difícil confiar en ti cuando estás en contacto con las fuerzas del orden”, dijo Yvette McDowell, abogada afroamericana y exfiscal de Pasadena que está indecisa en la carrera presidencial demócrata, a Los Ángeles Times en 2019. “La historia nos ha enseñado mucho sobre desconfiar de las personas que no tienen nuestros mejores intereses en el corazón”, añadió en ese entonces.
Su trayectoria como fiscal muestra que Harris “no era la caricatura de mano dura contra el crimen que deplora la izquierda ni la activista de corazón sensible que todavía retrata la derecha”, según consigna el portal Politico. La organización Black Lives Matter ya emitió un comunicado este martes expresando su preocupación por el proceso de nominación presidencial demócrata, aunque no se refirieron a su pasado como fiscal.
“Ahora, las élites del Partido Demócrata y los donantes multimillonarios están intentando manipular a los votantes negros al designar a Kamala Harris y a un vicepresidente desconocido como la nueva fórmula demócrata sin que el público haya votado en las primarias. Este flagrante desprecio por los principios democráticos es inaceptable. (...) No tenemos idea de cuál es la postura de Kamala Harris sobre los temas, ahora que ha asumido el puesto de Joe Biden, y no tenemos idea del historial de su posible vicepresidente porque ni siquiera sabemos quién es todavía”, decía el comunicado.