De un lado del escenario estará la fiscal, que intentará desestimar a su oponente como un peligro para la democracia y un vestigio del pasado. Y del otro lado estará el magnate inmobiliario, que atacará a su rival como una política ultraliberal que regulará la economía hasta el estancamiento.
Así perfila la cadena Al Jazeera el debate presidencial que enfrentará este martes por primera vez -y quizás última- a la candidata demócrata Kamala Harris y su rival republicano Donald Trump, en una campaña extremadamente reñida para las elecciones estadounidenses de noviembre.
Lo harán en Pennsylvania (este), uno de los siete estados bisagra, aquellos que se inclinan por uno u otro partido dependiendo de los comicios. Concretamente en el National Constitution Center de Filadelfia. La vicepresidenta y el expresidente republicano nunca se han visto en persona. Pelean a distancia desde que la demócrata irrumpió con fuerza en la carrera electoral, tras la retirada del presidente Joe Biden el 21 de julio.
El duelo de 90 minutos, que será retransmitido por el canal ABC News a partir de las 21 horas locales, podría ser el único. No hay ningún otro previsto antes de los comicios del 5 de noviembre. Harris y Trump “no tienen motivos para correr grandes riesgos”, pronostica el comentarista Joshua Zive, con sondeos “tan ajustados” a dos meses de unas elecciones que podrían disputarse, como en 2016 y 2020, por unos miles de votos en algunos estados, consigna Radio Francia Internacional (RFI).
De hecho, según una encuesta nacional realizada por The New York Times y el Siena College, Trump y Harris están efectivamente empatados de cara a las últimas semanas de las elecciones. El republicano está un punto por encima, 48%-47%, de la demócrata, de acuerdo con el sondeo publicado el domingo, una diferencia que está dentro del margen de error de tres puntos de la medición, lo que significa que la victoria de cualquiera de los candidatos en las elecciones del 5 de noviembre está al alcance de la mano.
El sondeo muestra, en particular, que los votantes creen que necesitan saber más sobre Harris, mientras que sus opiniones sobre Trump están en gran medida fijadas. En la encuesta, el 28% de los probables votantes dijeron que necesitaban más información sobre la candidata demócrata, mientras que sólo el 9% dijo lo mismo sobre el republicano.
La encuesta indica que el debate presidencial del martes podría ser un momento crucial. Harris tendrá la oportunidad de dar más detalles de las políticas que planea aplicar mientras se enfrenta a Trump. La carrera está tan reñida que incluso un impulso marginal para cualquiera de los candidatos sería significativo, destaca Reuters.
“Hay más en juego para Harris que para Trump porque él ya es muy conocido, mientras que ella todavía tiene que explicar quién es a la mayoría de la gente”, dice a RFI Mark Feldstein, analista de medios de la Universidad de Maryland. El millonario de 78 años, privado de su mejor enemigo, al que apodaba “Joe el dormilón”, quiere cortar el impulso ganado por su rival de 59 años, a la que llama “tonta” y “mala”.
“Su superpoder es ocupar e invadir el espacio, pero nosotros, los estadounidenses, tendemos a querer presidentes que son dominantes”, describe Rebecca Gill, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Nevada. Flavio Hickel, politólogo del Washington College, cree que “la fuerza (del republicano) proviene de sus digresiones inconexas que desestabilizan a sus oponentes”.
“Si yo fuera Harris, no perdería el tiempo desmontando cada afirmación falsa de Trump”, aconseja Andrew Koneschusky, exportavoz del senador demócrata Chuck Schumer. La vicepresidenta, primera mujer y primera persona negra y de origen asiático en este cargo, tendrá que luchar contra la percepción sexista “según la cual una mujer que se afirma es estridente”, señala Gill, citada por la cadena francesa.
Sin notas ni público
En Filadelfia, el tiempo de uso de la palabra se cronometrará estrictamente. No habrá notas ni público. Sólo estará abierto el micrófono del candidato que hable. El equipo de la vicepresidenta quería que los micrófonos permanecieran encendidos durante todo el debate porque daba por sentado que perjudicaría a Trump, propenso a las declaraciones intempestivas. Pero los republicanos prefirieron mantener el sistema adoptado el pasado mes de junio por iniciativa de Biden.
Harris, exfiscal de distrito de San Francisco y fiscal general de California, tiene un estilo inquisitivo, algo que ejerció durante su tiempo en el Senado. Sus preguntas duras durante las audiencias de los comités del Senado le valieron un reconocimiento nacional. Matthew Levendusky, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Pennsylvania, dijo que Harris intentará retomar ese papel en el debate del martes. “Buscará mostrarse dura y cuestionar a Trump y demostrar que puede refutarlo”, comentó a Al Jazeera.
“Pero, por supuesto, el peligro para ella es que, como mujer de color, se encuentra en una posición difícil debido a los estereotipos raciales y de género sobre el comportamiento apropiado”, agregó Levendusky. “Hasta ahora, parece estar manejando esa cuerda floja de manera muy eficaz, y esta es su oportunidad de destacar estas habilidades en un escenario aún más grande”.
Mientras tanto, Trump participará por séptima vez en un debate de elecciones generales, más que cualquier otro candidato en la historia de Estados Unidos. Según Barbara Perry, historiadora presidencial de la Universidad de Virginia, sigue impulsado por un factor arraigado: parece inmune a los estándares que se aplican a otros candidatos y a su comportamiento. Su base lo apoyará pase lo que pase.
“Las reglas que había se han vuelto irrelevantes para él”, dijo Perry en declaraciones a la cadena qatarí. “No se lo puede acorralar ni contrarrestar, porque no le importa a la gente que está obligada a votar por él”.
Los preparativos para el debate también han ofrecido una indicación de cómo puede reaccionar cada candidato en el escenario del debate, indica Al Jazeera. Sus métodos de preparación revelan un contrapunto en cuanto a estilo. Trump ha seguido evitando la preparación tradicional de los debates para mantener discusiones más informales sobre políticas con sus compañeros, según informes de los medios.
Sin embargo, Trump habría recurrido a Tulsi Gabbard, excongresista demócrata, para que le ayude con la preparación del debate. Los críticos dicen que Gabbard mostró una capacidad única para sacudir a Harris en el escenario del debate durante las primarias demócratas de 2019. En las sesiones de preparación para el debate de Trump, el representante Matt Gaetz, de Florida, ha adoptado el papel de plantearle preguntas difíciles, incluso sobre temas incómodos como sus condenas penales, según una persona con conocimiento de las reuniones citada por The New York Times.
Según el periódico, los asesores de Trump esperan que pueda crear su propia versión del famoso momento de Ronald Reagan en su debate de 1980 contra el presidente Jimmy Carter, cuando Reagan preguntó a los telespectadores si se sentían mejor ahora que antes de que Carter llegara al poder.
En tanto, Harris lleva varios días refugiada en el Hotel Omni William Penn de Pittsburgh, Pennsylvania, para practicar con debates simulados, utilizando a un sustituto de Trump, tal como lo había hecho Biden en el pasado. Hay un escenario, una réplica de la iluminación de la televisión y un asesor siguiendo plenamente el método de actuación de Lee Strasberg, que no solo interpreta a Donald Trump, sino que lo habita, con un traje cuadrado y una corbata larga, detalla el Times.
Las sesiones de Harris han sido dirigidas por Karen Dunn, una abogada demócrata que también ayudó a Hillary Clinton a prepararse para los debates. La copiloto de Dunn es Rohini Kosoglu, exasesora de política interior de Harris y jefa de gabinete en el Senado, agrega el periódico.
Gira por estados en disputa
A solo dos días de que Trump y Harris se reúnan en su primer enfrentamiento en persona, ambos candidatos dejaron de hacer campaña el domingo, informó The New York Times. El esposo de Harris, Doug Emhoff, hará campaña en Pennsylvania, mientras que el compañero de fórmula de Trump, el senador JD Vance de Ohio, se dirigirá a un evento de recaudación de fondos en Los Ángeles.
Después de su esperado debate del martes con Trump, Kamala Harris y su compañero de fórmula, Tim Walz, recorrerán varios estados en disputa, según anunció su campaña el domingo. A menos de 60 días de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, la vicepresidenta iniciará la gira en Carolina del Norte el jueves y viajará a Pennsylvania el viernes. Walz se trasladará a Michigan y Wisconsin.
Los promedios de las encuestas muestran una carrera reñida en el puñado de estados que podrían inclinarse hacia los republicanos o los demócratas y que probablemente determinarán la elección. Entre los estados en disputa también se encuentran Georgia, Wisconsin y Arizona, apunta Reuters. Al respecto, una nueva encuesta de CBS News muestra que, en Michigan, Pennsylvania y Wisconsin, Harris y Trump están dentro de los márgenes de error de aproximadamente cuatro puntos porcentuales para cada estado, según el sondeo, que se realizó de jueves a viernes y se publicó el domingo.
La candidatura de Harris ha revitalizado a los demócratas y a los donantes, y ha experimentado un repunte en las encuestas de opinión. Su campaña recaudó 361 millones de dólares en agosto, lo que le deja una clara ventaja en efectivo sobre Trump.
El republicano, por su parte, publicó una advertencia en sus redes sociales amenazando con encarcelar a aquellos “involucrados en comportamientos inescrupulosos” en estas elecciones, que según él estarán bajo un intenso escrutinio.
“CUANDO GANE, aquellas personas que HICIERON TRAMPA serán procesadas con todo el peso de la ley, lo que incluirá largas penas de prisión para que esta Depravación de la Justicia no vuelva a suceder”, escribió el expresidente, tratando nuevamente de sembrar dudas sobre la integridad de las elecciones de noviembre. Según el diario The Guardian, el mensaje de Trump representa la última amenaza de utilizar el cargo de presidente para cobrar represalias si gana un segundo mandato en la Oficina Oval.
El periódico británico destaca que no hay pruebas del tipo de fraude que, según Trump, empañó las elecciones de 2020 que perdió frente a Joe Biden. De hecho, decenas de tribunales, funcionarios estatales republicanos y su propia administración han dicho que perdió de forma justa. Hace apenas unos días, el propio candidato republicano reconoció en una entrevista en podcast que efectivamente había “perdido”, aunque afirmó que había sido “por los pelos”, cuando en realidad fue derrotado por 306 a 232 en el colegio electoral y perdió el voto popular por más de 7 millones.