Una investigación publicada el miércoles culpó al primer ministro británico, Boris Johnson, y a otros altos cargos de autorizar fiestas gubernamentales que infringieron las normas de confinamiento de Reino Unido por el coronavirus. Si bien el mandatario sostuvo que asumía “toda la responsabilidad” por el incumplimiento, insistió en que no dimitirá.
Las revelaciones de que Johnson y su personal burlaron repetidamente las restricciones que ellos mismos impusieron al país en 2020 y 2021 han alimentado la indignación en el país y han llevado a la oposición a pedir que Johnson renuncie por el escándalo conocido como “partygate”.
La mayoría de los legisladores del Partido Conservador, al que pertenece Johnson, lo han apoyado hasta ahora, y aún no está claro si el esperado informe de la alta funcionaria Sue Gray cambiará esa situación.
Las conclusiones provisionales de Gray se publicaron en enero, pero la mayoría de los detalles no se dieron a conocer hasta el final de una investigación policial independiente, que concluyó la semana pasada con la imposición de 126 multas. Sus informes completos incluyen correos electrónicos y mensajes de WhatsApp que mostraban que muchas de las reuniones se planificaban con antelación, con discusiones sobre quién llevaría el alcohol.
La funcionaria investigó 16 reuniones a las que asistieron Johnson y sus empleados mientras la población británica tenía prohibidos los eventos sociales -incluso visitar a familiares enfermos y moribundos- debido a las restricciones contra el coronavirus.
El informe de 37 páginas, que incluye nueve fotografías y nombra a una serie de altos funcionarios, establece con detalle cómo se desarrolló cada evento, incluida una fiesta de mayo de 2020 en el jardín de Downing Street, a la que “el primer ministro trajo queso y vino”.
Al mes siguiente, los funcionarios festejaron y cantaron karaoke para marcar la partida de un ayudante del gobierno. El informe revela que Helen MacNamara, ahora secretaria adjunta del gabinete, fue la persona que trajo la máquina de karaoke. En ese momento era directora general de Decoro y Ética.
En ese momento, estaban prohibidas las reuniones de más de dos personas en interior y más de seis al aire libre. La fiesta comenzó en la sala del gabinete, donde hubo bebidas alcohólicas y discursos mientras la gente socializaba durante aproximadamente una hora.
Más tarde, confirma el informe, se trasladaron a las oficinas del secretario del gabinete Simon Case, donde había “alcohol, comida y música”.
Gray informó: “El evento duró varias horas. Hubo un consumo excesivo de alcohol por parte de algunos individuos. Un individuo estaba enfermo”.
En otra fiesta -celebrada la noche anterior al funeral del esposo de la reina Isabel II, el príncipe Felipe- los participantes en un jardín rompieron un columpio del hijo pequeño de Johnson, Wilf, y festejaron hasta las 4 a.m.
“Cualquiera que sea la intención inicial, lo que sucedió en muchas de estas reuniones y la forma en que se desarrollaron no estaba en línea con la guía de Covid en ese momento”, dice el informe.
Las nueve fotografías se relacionan con dos reuniones: la fiesta de cumpleaños de junio de 2020 por la que Johnson, Rishi Sunak y la esposa del primer ministro, Carrie Johnson, fueron multados, y una despedida para el director de comunicaciones, Lee Cain.
Los funcionarios de gobierno tuvieron la oportunidad de leer copias impresas del informe en una habitación cerrada antes de que se publicara el miércoles por la mañana.
El reporte de Gray concluyó que “el equipo de alta dirección (...) debe asumir la responsabilidad” por una cultura que permitió que se celebraran eventos que “no deberían haberse permitido”.
Agregó que se produjeron “faltas de liderazgo y de juicio” en la oficina de Johnson.
Una investigación paralela de la policía supuso multas para 83 personas -incluido Johnson-, lo que le convierte en el primer jefe del gobierno británico que se concluye violó la ley durante su mandato.
Al comparecer ante los legisladores después de la publicación del informe, Johnson dijo que asumía “total responsabilidad por todo lo que sucedió”. Agregó que lo lamentaba, pero insistió en que no violó ninguna regla a sabiendas. Aseguró que había “aprendido una lección”, pero que ahora era el momento de “seguir adelante” y concentrarse en impulsar la economía.
Su gabinete no dudó en darle apoyo. Como tantas veces, Nadine Dorries, la secretaria de Cultura, fue la más rápida en defender a Johnson y escribió en Twitter: “El primer ministro se disculpó por completo y sin reservas. El público ahora quiere que sigamos adelante y cumplamos, lidiando con la guerra en Ucrania, ayudando con el aumento del costo de vida global que ha resultado de la guerra y la pandemia posterior. . . El Met ha concluido su investigación. Sue Gray ha publicado su informe. Las lecciones se han aprendido y se están aprendiendo y es hora de seguir adelante, enfocarse y seguir entregando”.
El siguiente más rápido fue Dominic Raab, el viceprimer ministro, quien dijo: “El primer ministro se ha disculpado y está implementando todas las recomendaciones de Sue Gray. Ahora debemos continuar y cumplir con el pueblo británico: hacer crecer nuestra economía para abordar el costo de vida, financiar el NHS para eliminar los retrasos de Covid y reducir el crimen para hacer que nuestras calles sean más seguras”.
En el otro lado de la vereda, el líder del opositor Partido Laborista, Keir Starmer, calificó el informe de Gray como un “catálogo de delitos”. Starmer dijo que el gobierno de Johnson había “tratado los sacrificios del pueblo británico con absoluto desprecio”.