De carácter metódico, pragmático y un poco aburrido, el líder laborista, Keir Starmer, consiguió lo que durante 14 años sus antecesores no pudieron hacer: revertir el desempeño de su partido en los últimos comicios y llevarlo nuevamente hasta el número 10 de Downing Street.
Durante cuatro años como líder de la oposición, Starmer condujo a su partido desde la izquierda hacia el centro político. Su mensaje a los votantes durante la campaña fue que su gobierno laborista traerá cambios, más tranquilizadores que atemorizantes. “Un voto por el Partido Laborista es un voto por la estabilidad, económica y política”, dijo.
Aunque los críticos a veces lo acusan de falta de carisma, el estilo discreto de Starmer ha demostrado ser un punto fuerte para el Partido Laborista, ya que los escándalos, los cambios de política y las conspiraciones entre los conservadores han disminuido la posición del partido gobernante.
“El cambio ha sido extraordinario. Hace tres años, incluso hace dos años, no estábamos en ninguna parte”, dijo a Reuters un legislador laborista que ha criticado a Starmer en el pasado.
“Un gran motivo por el que estamos donde estamos ahora es Liz Truss y Boris Johnson. Pero la política siempre es una mezcla de suerte y habilidad. La gente quiere un líder maduro e inteligente, y él ha demostrado bien esas cualidades”, añadió.
Desde que asumió el liderazgo del Partido Laborista en abril de 2020 de manos de Jeremy Corbyn, un izquierdista que llevó a la colectividad a una dura derrota en las últimas elecciones de 2019, Starmer ha ganado apoyo presentándose como lo que un miembro de alto rango del laborismo dijo que era un “tipo decente, aunque un poco aburrido”.
Los expertos han señalado que convirtió al laborismo en una colectividad elegible de la que no se tiene miedo de emitir un voto a su favor. A diferencia de lo que ocurría con Corbyn.
El exabogado con un estilo retórico insulso y una tendencia a modificar sus políticas, es acusado por críticos tanto de izquierda como de derecha de falta de convicción. Lo etiquetan de enigma, de hombre que no defiende nada, sin planes ni principios. Su manifiesto electoral, fue calificado por el diario The Telegraph como “el más aburrido de la historia”.
En aquel entonces, Starmer acababa de presenciar la derrota de su partido en Hartlepool en 2021, una ciudad portuaria del noreste de Inglaterra que durante décadas había apoyado al Partido Laborista, pero que se había volcado hacia los conservadores bajo el liderazgo de Johnson.
Fue en ese momento que el hombre que un año antes había prometido mantener los “valores radicales del Partido Laborista y trabajar incansablemente para llevarlo al poder” se preguntó si podría continuar en el cargo, dijeron un exasistente y varios legisladores laboristas a la agencia Reuters.
La derrota en Hartlepool fue un golpe terrible, según una biografía escrita por Tom Baldwin, periodista, autor y exasesor principal del Partido Laborista, pero sus ayudantes y su esposa convencieron a Starmer de continuar.
Así, Starmer, al mando del gobierno, heredará la peor situación económica de cualquier gobierno entrante desde la Segunda Guerra Mundial, dijo su jefa de política financiera, Rachel Reeves.
Su liderazgo ha coincidido con un período turbulento en el que Gran Bretaña atravesó la pandemia de Covid-19, abandonó la UE, absorbió el impacto económico de la invasión rusa de Ucrania y soportó las turbulencias económicas del agitado mandato de 49 días de Liz Truss como primera ministra en 2022.
Los votantes están cansados de una crisis del costo de vida, una ola de huelgas en el sector público y una agitación política que llevó al Partido Conservador a destituir a dos primeros ministros en cuestión de semanas en 2022 (Boris Johnson y Truss) antes de instalar a Rishi Sunak para tratar de estabilizar el barco.
Starmer prometió “un cambio de cultura en el Partido Laborista”. Su mantra ahora es “el país antes que el partido”.
Fue un fuerte oponente de la decisión de Gran Bretaña de abandonar la Unión Europea, aunque ahora dice que un gobierno laborista no buscaría revertirla.
Los expertos dicen que Starmer ha dirigido el partido con disciplina, sin permitir que ningún legislador hiciera promesas sin presupuesto a pesar de los intentos de los conservadores de robarles algunas de sus políticas, incluidas las medidas de recaudación de ingresos que el Partido Laborista planeaba para financiar el Servicio Nacional de Salud y proyectos verdes.
El jefe laborista a abandonado algunas de las promesas que hizo durante la campaña para el liderazgo, como la renacionalización de los servicios públicos, y en su lugar ha recurrido al sector privado para pedir ayuda para rescatar una economía estancada.
Nacido en 1963, Starmer es hijo de un fabricante de herramientas y una enfermera que le puso el nombre de Keir Hardie, el primer líder del Partido Laborista. Fue uno de cuatro hermanos y se crió en un hogar con problemas económicos en un pequeño pueblo de las afueras de Londres.
“Hubo tiempos difíciles”, dijo en un discurso de lanzamiento de su campaña. “Sé lo que se siente cuando la inflación está fuera de control, cómo el aumento del costo de vida puede hacer que uno tenga miedo del cartero que se acerca y le pregunte: ‘¿Nos traerá otra factura que no podemos pagar?’”.
“Solíamos elegir la factura del teléfono porque cuando nos cortaban el servicio, siempre era lo más fácil de evitar”, reconoció.
La madre de Starmer sufría de una enfermedad crónica, la enfermedad de Still, que la dejaba con dolor, y Starmer dijo que visitarla en el hospital y ayudar a cuidarla ayudó a formar su fuerte apoyo al Servicio Nacional de Salud financiado por el Estado.
Fue el primer miembro de su familia en ir a la universidad, y estudió Derecho en la Universidad de Leeds, en el norte de Inglaterra, antes de realizar estudios de posgrado en la Universidad de Oxford. A menudo, es caricaturizado por sus oponentes como un “abogado izquierdista de Londres”.
Sin embargo, refiere enfatizar sus credenciales de hombre común y sus raíces humildes, en contraste implícito con el hasta este jueves premier Rishi Sunak.
Como abogado, se especializó en derechos humanos y llegó a ser Director del Ministerio Público, obteniendo el título de Caballero por la reina Isabel II en 2014.
Miembro del Parlamento desde 2015, se desempeñó como portavoz del Partido Laborista para la inmigración y la salida de la Unión Europea antes de ser elegido líder de la colectividad cinco años después. “En realidad, es un tipo normal, aunque con un lado despiadado”, dijo a Reuters un legislador laborista.