China dio un paso significativo en la exploración de la Tierra, con la perforación de un pozo de más de 10 mil metros de profundidad en la cuenca del Tarim, ubicada en la región de Xinjiang, al oeste del país asiático. La operación, que comenzó el 1 de junio, representa un hito importante en la búsqueda de conocimiento sobre nuestro planeta, según informó la agencia estatal de noticias Xinhua.
Situado en el desierto de Taklamakán, el objetivo de este pozo sin precedentes es alcanzar una profundidad de 11.100 metros. La maquinaria atravesará 10 capas de rocas en un plazo estimado de dos años, con el propósito de identificar recursos minerales y evaluar riesgos ambientales, como terremotos y erupciones volcánicas.
Este proyecto desafiante es considerado una audaz incursión en un territorio desconocido de la Tierra, ampliando los límites de la comprensión humana, según Wang Chunsheng, experto técnico involucrado en la operación. “La dificultad de construcción de este proyecto de perforación puede compararse con un gran camión conduciendo sobre dos cables de acero delgados”, expresó Sun Jinsheng, científico de la Academia China de Ingeniería, a Xinhua.
El equipo, con un peso de más de 2.000 toneladas, ha sido diseñado para resistir temperaturas subterráneas de hasta 200 °C y una presión atmosférica 1.300 veces más alta que la de la superficie terrestre. Además de las condiciones extremas en las profundidades de la Tierra, el desafiante entorno terrestre de la cuenca del Tarim, hogar del desierto más caliente y seco de China, añade un desafío adicional: el desierto de Taklamakán es considerado un territorio particularmente difícil para trabajar, con temperaturas que van de los -20 °C en invierno a los 40 °C en verano.
La iniciativa de China de perforar el pozo en el desierto de Taklamakán tiene dos objetivos principales: la investigación científica y la búsqueda de gas y petróleo, según Lyu Xiaogang, representante de la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), la mayor empresa de crudo y gas del país y una de las más grandes del mundo.
Además de explorar nuevos yacimientos de petróleo y gas ultraprofundos en el noroeste del país, la CNPC está llevando a cabo una búsqueda de recursos minerales en el proyecto del pozo de perforación. Los depósitos de hidrocarburos en profundidades extremas del subsuelo, generalmente por debajo de los 5.00 metros, suelen encontrarse en áreas marinas, como los océanos, donde las capas de roca y sedimentos son más gruesas. Sin embargo, también se pueden encontrar en ciertas zonas terrestres, como cuencas sedimentarias profundas.
Este proyecto forma parte de los esfuerzos de China por explorar nuevas fronteras en el espacio y en el subsuelo terrestre. En 2021, el Presidente chino Xi Jinping instó a los principales científicos del país a romper barreras en diferentes áreas, incluyendo la exploración profunda de la Tierra.
Asimismo, Xi ha enfatizado la necesidad de impulsar el suministro de energía doméstica, alentando a las gigantes energéticas chinas a buscar nuevos recursos naturales. La región de Xinjiang, en particular, es conocida por ser rica en yacimientos minerales y petróleo.
Tan solo el mes pasado, Sinopec, la mayor empresa de refinación de China, descubrió flujos significativos de petróleo y gas en un pozo de exploración en la cuenca del Tarim, a una profundidad de más de 8.500 metros bajo la superficie. Esto resalta el potencial de la región de Xinjiang como una fuente importante de recursos naturales.
Al mismo tiempo que comenzaron los trabajos en el nuevo pozo, China envió a tres astronautas a su estación espacial orbital como parte de su ambicioso proyecto de pisar la Luna antes de 2030. Esta iniciativa, combinada con la exploración profunda de la Tierra, refuerza la posición de China en la vanguardia de la investigación científica y tecnológica.
Aunque este proyecto de perforación alcanzará una profundidad impresionante, no superará el récord. Ese título sigue perteneciendo al superagujero de Kola, en la península de Kola, al noroeste de Rusia. El proyecto, que abarcó desde 1970 hasta justo después del colapso de la Unión Soviética en 1991, logró alcanzar los 11.034 metros bajo el nivel del mar.
Durante este proceso, los científicos descubrieron que las rocas en las profundidades de la Tierra estaban mucho más húmedas de lo que se esperaba, lo que desafiaba las creencias previas sobre la penetración del agua a tanta profundidad. Además, encontraron una capa de granito metamórfico debajo del granito ígneo, lo que proporcionó evidencia de la tectónica de placas.