Las elecciones primarias celebradas este martes en New Hampshire no solo determinaban si el exmandatario estadounidense Donald Trump se afianzaría en la carrera por la nominación republicana o la candidata Nikki Haley lograría desafiar al magnate, sino también permitirían dilucidar cuál será el rumbo de la campaña del actual presidente demócrata Joe Biden, de cara a las elecciones generales en noviembre en las que busca la reelección.
Según información del portal Axios, muchos votantes demócratas querían que Trump resultara ganador de las primarias de New Hampshire, para dar término lo antes posible a la incertidumbre de la carrera republicana, de cara a lo que consideran una casi inevitable contienda entre Biden y Trump en noviembre.
Las encuestas anticipaban una victoria de Trump en New Hampshire: un 55,8% de apoyo para el expresidente frente a un 36,5% de respaldo para Haley, según RealClearPolitics. Apostando a este resultado, los partidarios del Presidente Biden sostenían que esto daría una “inyección de energía muy necesaria” a los votantes indecisos y donantes que no quieren ver a Trump de regreso en la Casa Blanca, además de poner en alerta a quienes no han seguido de cerca el proceso electoral.
Finalmente, con solo el 22% de los votos escrutados, CNN proyectó como ganador a Trump con el 54,6% de las preferencias, superando a Haley, que sumaba el 43,9%. La exgobernadora de Carolina del Sur felicitó a su rival, pero dijo que la contienda republicana estaba “lejos de terminar”.
La victoria de Trump se produjo aproximadamente una semana después de su triunfo en los caucus de Iowa. The Associated Press destacó que el expresidente es el primer candidato republicano en casi 50 años que arrasa en ambas contiendas, una indicación de su férreo control sobre el Partido Republicano.
“Salvo la mayor sorpresa en las encuestas desde ‘Dewey derrota a Truman’, Donald Trump derrotará a Nikki Haley en New Hampshire y efectivamente asegurará la nominación republicana. Salvo que se produzca la mayor sorpresa en la retirada presidencial desde Lyndon B. Johnson en 1968, Joe Biden será el candidato demócrata. A todos los efectos prácticos, las elecciones generales han comenzado”, escribió este martes el asesor político William A. Galston en su columna del diario The Wall Street Journal, horas antes de conocerse los resultados.
Si bien Trump lideraba las encuestas por márgenes de 2 dígitos, se le consideraba más vulnerable en el “Estado de Granito”, ya que los votantes independientes representaron a casi el 40% del electorado y podían elegir votar en las primarias de cualquiera de los partidos. El exmandatario aspiraba a conseguir una victoria contundente en New Hampshire, el estado que lo impulsó a la nominación en 2016 y donde ha mantenido una fuerte influencia entre la base republicana.
No obstante, Nikki Haley había insistido el lunes en su campaña que un eventual triunfo de Trump “no era una coronación” en su carrera por la nominación republicana. También dijo que ver su resultado en New Hampshire como un factor decisivo para su campaña nunca había sido justo. “Esto no es una coronación. Esta es una elección. Vas estado por estado. Estás intentando conseguir representación de personas reales y normales. Y en eso es en lo que estamos centrados. Vamos a dar un paso a la vez”, afirmó la candidata, quien apuesta a dar el golpe en las primarias republicanas del 24 de febrero en su estado natal, Carolina del Sur.
Según el portal Axios, la campaña del Presidente Biden tiene datos internos que indican que la mayoría de los votantes indecisos a los que él se dirige no creen que Trump vaya a ser el candidato republicano. Eso llevó al equipo del actual inquilino de la Casa Blanca a creer que la dinámica de la campaña cambiará significativamente una vez que esos votantes se den cuenta de que realmente será un enfrentamiento entre Biden y Trump en noviembre, como informó CNN. De ahí que en el equipo de Biden vieran con buenos ojos un triunfo de Trump en New Hampshire para acelerar este proceso.
“La temprana victoria de Trump anula la ventaja que disfrutan los presidentes en ejercicio sobre los rivales del partido contrario, quienes normalmente dedican la mayor parte de su tiempo y recursos a principios del año electoral a luchar por asegurar la nominación. El presunto retador de este año tendrá tanto tiempo como el titular para elaborar sus temas, construir su organización, planificar la convención nacional de su partido y desarrollar su estrategia electoral general. Mientras tanto, la aprobación pública de la presidencia de Biden languidece por debajo del 40%”, escribió Galston en su columna.
Entonces, la misión de Biden para alcanzar la reelección en noviembre se centra en convencer desde ya a los votantes indecisos y a los que no han seguido de cerca del proceso electoral, más aún considerando que los votantes demócratas tampoco están tan entusiasmados de votar por el actual mandatario, a diferencia de los votantes republicanos que se han mantenido fieles y enérgicos apoyando la campaña del expresidente Trump, aún cuando él enfrenta paralelamente varios juicios en los tribunales del país.
Una encuesta de NBC realizada en noviembre encontró que el 63% de los votantes del demócrata estaban más en contra de Trump que a favor de Biden. Trump recaudó 56,7 millones de dólares de donantes que aportaron 200 dólares o menos desde principios de 2023 hasta el 30 de septiembre de 2023, en comparación con los 27,2 millones de dólares de Biden, según datos de la Comisión Federal Electoral.
Otro factor que puede impulsar la campaña de Biden -aunque fuera de forma simbólica- es que en las primarias de este martes el Partido Demócrata de New Hampshire -en un claro desafío al Comité Nacional Demócrata- hizo un llamado masivo a escribir el nombre del presidente en la papeleta, ya que no se encontraba formalmente registrado. Esto, porque el Partido Demócrata cambió su calendario de primarias, desplazando a New Hampshire del primer puesto en favor de Carolina del Sur, pero el “Estado de Granito” se negó a cambiar su fecha -alegando que les estaban robando su estatus de “primeros en la nación”, tradición que han mantenido por décadas- y de todos modos celebró primarias demócratas. Biden se negó a participar, por lo que sus partidarios montaron una campaña por escrito en su nombre, pero no se concederán delegados, detalló The New York Times.
Quienes sí estuvieron en las papeletas organizadas por los demócratas de New Hampshire fueron los candidatos Dean Phillips, representante demócrata por Minnesota, y Marianne Williamson, una gurú progresista de la autoayuda que ya se presentó como candidata a la presidencia en 2020. Finalmente, Biden superó fácilmente a dos rivales improbables. “Su victoria en una carrera en la que no estaba participando formalmente consolida esencialmente el control de Biden sobre la nominación demócrata para un segundo mandato”, destacó The Associated Press.
Adicionalmente, a favor de Biden trabajó la característica “más distintiva” de las elecciones presidenciales de este año: “por primera vez desde 1892, un expresidente se enfrentará al titular que lo derrotó en las elecciones anteriores”, destacó Galston en su columna del Wall Street Journal.
El Comité Nacional Demócrata criticó previamente las primarias de New Hampshire, calificándolas de farsa y había pedido al partido del Estado que “educara al público” de que la contienda era un “evento de preferencia presidencial no vinculante” y que “no tenía sentido”. El fiscal general de New Hampshire, el republicano John Formella, envió a su vez una carta de cese y desistimiento al Comité Nacional Demócrata para obligar a la organización a dejar de hacer afirmaciones “falsas y engañosas” sobre las primarias.
“En las contiendas normales en las que un presidente busca un segundo mandato, la elección es un referéndum sobre el desempeño del titular. Esta vez, será más como una elección entre dos titulares, cada uno de los cuales tiene un historial presidencial para que el público lo evalúe”, analizó William A. Galston.