La prensa argentina habló ayer de “una ruptura que pone al oficialismo en terapia intensiva”. Y es que la sorpresiva renuncia del diputado nacional Máximo Kirchner, hijo de la vicepresidenta y exmandataria Cristina Fernández de Kirchner, a la presidencia del bloque oficialista de la Cámara de Diputados, en rechazo al acuerdo que firmó el país el viernes con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se convirtió en una verdadera “bomba” -como lo calificó la revista Noticias- para la administración del Presidente Alberto Fernández, al poner en evidencia la crisis dentro del gobierno que desató el trato con el FMI para reestructurar la deuda de US$ 44.500 millones contraída en 2018.
“Esta decisión nace de no compartir la estrategia utilizada y mucho menos los resultados obtenidos en la negociación con el Fondo Monetario Internacional, llevada adelante exclusivamente por el gabinete económico y el grupo negociador que responde y cuenta con la absoluta confianza del presidente de la nación, a quien nunca dejé de decirle mi visión para no llegar a este resultado”, dijo el lunes Máximo Kirchner en una carta pública.
“Permaneceré dentro del bloque para facilitar la tarea del presidente y su entorno. Es mejor dar un paso al costado para que, de esa manera, él pueda elegir a alguien que crea en este programa del Fondo Monetario Internacional”, explicó Kirchner, quien en la carta recordó cuando su padre, como presidente, pagó al organismo US$ 9.800 millones, la totalidad de la deuda que tenía el país con el FMI, para desligar las políticas económicas de su supervisión.
Fernández dijo que conversó con el legislador y que en ningún momento le habló de una “ruptura” dentro del bloque, agregando que confía en que el Congreso apoyará el acuerdo. “Máximo tomó esta decisión, mañana estaremos decidiendo quién lo reemplaza. Hay un momento en el que (...) tengo que tomar una decisión y yo tomé esta decisión y estoy convencido de que lo hice preservando a la economía argentina y estoy convencido de que es el mejor acuerdo que se podía lograr con el Fondo”, explicó el lunes por la noche en una entrevista televisiva con el canal C5N.
Ahora, destaca Reuters, la mirada estará en el Congreso, donde el gobierno enviará el acuerdo con el FMI para obtener un respaldo político también por parte de la oposición. Al respecto, el diario Clarín destacó que el “portazo” de Máximo obligaría al presidente a desistir del aval del Congreso para el acuerdo con el FMI.
Esto, porque en las filas del propio oficialismo en la Cámara de Diputados están convencidos de que la renuncia del hijo de Cristina Kirchner a la presidencia de la bancada del Frente de Todos contó con el aval de la vicepresidenta. Y eso abre dudas sobre el próximo tratamiento legislativo del acuerdo alcanzado por la administración de Fernández con el FMI.
“¿Acaso Cristina Kirchner va a habilitar el tratamiento en el Senado de un acuerdo al que su hijo salió a cuestionar de forma pública?”, se preguntó Clarín. El diario transandino recordó que, como presidenta de la Cámara Alta, Cristina puede impulsar o trabar el tratamiento de un proyecto legislativo, incluso uno enviado por el Poder Ejecutivo.
En esa línea, el diputado del Frente de Todos Leopoldo Moreau, quien la semana pasada había sido el encargado de expresar que en una parte del kirchnerismo no veían con malos ojos un default con el FMI, ahora advirtió que en el Congreso buscarán corregir el acuerdo.
“Vamos a llamar la atención sobre los peligros y los riesgos del acuerdo. Y ojalá que sirvan para que cuando se firmen los memorándums de entendimiento algunas cosas se remuevan”, planteó Moreau. “Se supone que se va a discutir, para eso va al Congreso”, desafió.
Según el diputado cercano a Cristina Kirchner, el gobierno de Fernández debería haber dejado de pagarle al FMI cuando asumió. “Lo que teníamos que haber hecho era suspender el pago y llevar el tema a La Haya”, planteó en declaraciones a Radio 10.
Pero la renuncia de Máximo Kirchner puede tener repercusiones inusitadas al interior del oficialismo. Según el portal La Política Online, este episodio reavivó “el clima de caos” que vivió el gobierno tras la derrota en las primarias de septiembre pasado y desde un sector del kirchnerismo sugieren romper con Alberto Fernández.
En el entorno de Fernández, asegura el medio argentino, entienden que es una manera de empezar a diferenciarse del presidente para las elecciones de 2023, en donde esperan una primaria en la que el actual gobernante se enfrente a un candidato de Cristina Kirchner. Incluso creen que la vicepresidenta convencerá a un gobernador afín como tercer candidato para que Alberto no tenga el apoyo de ninguna “liga de gobernadores”.
Sin embargo, el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, puso paños fríos a la crisis. Luego de varias horas reunido con Fernández en la Quinta de Olivos, Massa descartó ayer que la renuncia de Máximo pueda generar una fractura en el bloque del Frente de Todos. “No, de hecho, la misma carta del todavía presidente del bloque está planteando que hay una unificación más allá de los matices”, aseguró.
“Tenemos que tener una mirada de hombres de Estado y pensar por encima de nuestras peleas o diferencias, pensar lo que representa un adversario político en el caso de Juntos por el Cambio, tenemos que pensar que el país está en juego”, agregó Massa, quien informó que durante la reunión se barajaron “varios nombres” para definir al sucesor del hijo de Cristina. Finalmente, el santafesino Germán Martínez reemplazará a Máximo.
Pero la revista Noticias asegura que “el albertismo celebra por lo bajo la renuncia de Máximo Kirchner”. Desde la Rosada, destaca el medio argentino, marcan la necesidad de “desdramatizar”, y la posibilidad de poner al sucesor: uno que permita articular mejor el bloque de diputados que expresaba su fastidio con el hijo de Cristina Fernández de Kirchner.
Claudio Jacquelin, columnista político del diario La Nación, escribió ayer que “la carta de Máximo Kirchner es una acusación explícita al presidente de claudicación y un pronóstico de graves perjuicios para la población: una bomba sobre la arquitectura argumental construida por Fernández y (el ministro de Economía, Martín) Guzmán”, el mismo que la noche del lunes señaló: “Nadie de nuestro espacio político, con la visión que tenemos para la Argentina, puede estar contento con tener el FMI en la Argentina”.